RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ANDALUCES
LITURGIA DE LA VOZ ABANDONADA de
ENRIQUE BARRERO
ÍNTIMA LITURGIA
A propósito del libro "LITURGIA DE LA VOZ ABANDONADA"
de ENRIQUE BARRERO.
Colección: Los Cuadernos de Sandua.
Córdoba
La estrofa que inventara Giacomo da
Lentini y que Petrarca revelara como la estructura formal más acorde para la
expresión poética del amor, lo ha sido sin duda tanto para el amor profano como
para el divino, teniendo en sus catorce endecasílabos el espacio idóneo para la
manifestación de los más puros sentimientos del corazón.
En ese espacio de lo profundo del alma,
ese rincón íntimo donde el yo se manifiesta en la pureza absoluta de su
esencia, se desarrolla la poesía mística. El término "mística"
procede del verbo griego, "muein", que significa "cerrar";
hace referencia a algo oculto, secreto. Mística, pues, etimológicamente,
sugiere la vida espiritual secreta, íntima.
Es en esa intimidad donde Enrique
Barrero (Sevilla, 1969), a diferencia de tantos sonetistas místicos desde
Góngora a Unamuno en los que hay una especie de verticalidad de relación de
hombre a Dios, se nos manifiesta humanamente horizontal en el diálogo constante
a lo largo de estos treinta y cinco sonetos con ese Dios cercano, al estilo
profundamente humano de un poeta andaluz inolvidable, Julio Mariscal, que en Quinta
Palabra, decía : “Así es como te quiero, Así, Dios mío/ con el dogal
de “hombre” a la garganta” . Y así es como lo hace Enrique Barrero desde
ese difícil estadío de ser hombre: “…porque me asola/ como al mar el
murmullo de una ola/ este viejo cansancio de ser hombre.”
Y hay en estos sonetos un diálogo del
poeta con su Dios, cuyo nombre deletrea “…lentamente/ como el agua
escondida de una fuente/..” y en su busca “… Nado en pos de la luz,
contracorriente/..” y se pregunta: “¿Cuándo solos Tu y yo?...” Hay
también una conformidad en los designios : “ Tu quisiste que fuera quien he
sido..”, que es abandono de sí, y para el que pide ayuda: “De entre
todas las dádivas te pido/ la callada virtud de la paciencia/…”.
“No tres veces, Señor, que más han
sido/…” dice y al
mismo tiempo se acusa de negar al hombre: “…Hoy yo me acuso / de ver más tu
presencia silenciosa/ en el alma escondida de la rosa/ que en el pecho
del hombre…/…”, y pide que “…en cada error también empiece / a amarte
siempre más tras la caída…”
Y hay una hermosa invitación : “
Vente conmigo aquí, al Sur que habito/ -Señor de los sedientos olivares-/..” que
una vez más nos trae a la memoria los versos del Julio Mariscal de “Quinta
Palabra” : “La artesa y el olivo; el hormiguero/ de afanes por la yunta o el
verano..”
Si Enrique Barrero tenía suficientemente
acreditado su buen hacer de sonetista no sólo en su Colección de sonetos
para un sueño, sino en otras obras y colaboraciones, es en esta Liturgia
de la voz abandonada, donde da un paso más adelante y construye un
poemario valientemente profundo, en el que el proceso de esos ritos interiores
de acercamiento hacia ese Dios que se hace humano en el callado diálogo del
poeta, establece una honda liturgia íntima , una celebración misteriosa que
sólo el puede comprender y nosotros acatar.
© F.Basallote
Publcado
en Papel-Literario 02/05/2009
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