jueves, 31 de octubre de 2013

POETAS ANDALUCES EN LA MEMORIA. MARÍA DE LOS REYES FUENTES



POETAS ANDALUCES EN LA MEMORIA

   

María de los Reyes Fuentes


Poetisa andaluza contemporánea. ( Sevilla en 1927.2010). En esta ciudad ha vivido siempre. Funcionaria de la Administración local. Cursó estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla.

Fundó y dirigió durante varios años la Revista de poesía y arte "Ixbiliah", y la colección literaria del mismo título, en la que se publicaron dos novelas, varios títulos de poesía y uno de ensayo. El poemario "Miserere", de José Luis Prado Nogueira, publicado en esta serie, fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura. Apareció también, en la misma colección, la antología "Sevilla", de Juan Ramón Jiménez.

María de los Reyes Fuentes ha obtenido importantes premios literarios ("Ciudad de Barcelona", Accésit del Premio Nacional de Literatura, "Ciudad de Sevilla", etc.), está en posesión de prestigiosos nombramientos académicos (miembro de The International Academy of Poets, de Cambrigde, Inglaterra; correspondiente en Sevilla de la Real Academia de Córdoba, de la de San Telmo de Málaga, de la Hispanoamericana de Cádiz, Delegada para España de la Biblioteca Internazionale di Poesía Contemporánea de Lecce, Italia, etc.). Su nombre figura en antologías, diccionarios e historias de la literatura. Ha dado conferencias sobre diversos temas en numerosas instituciones culturales y participado en congresos y actividades poéticas nacionales e internacionales.

Entre otros críticos, se han ocupado de su obra Francisco López Estrada, Luis Jiménez Martos, Carlos Murciano, Rafael Morales, Rafael Laffón, Emilio Miró y Guillermo Diaz-Plaja.

María de los Reyes Fuentes ha sido bien explícita en lo que se refiere al posible compromiso del poeta: "Siempre entendí que poesía comprometida, social o trascendente -según las variantes en que se quieran delimitar los cantos más o menos generales- no podía ser sino el poema de cada verdad, cada dolor, cada gozo de particular motivo; una autenticidad de expresión no ordenada por nadie para alguien, no impuesta ni decretada, sino ofrecida con el entrañable distintivo de lo propio, de lo personal que –curiosamente es lo más cercano a lo común". Con no menos claridad expone en el mismo texto lo que ella considera función del poeta y función de la poesía: "...el poeta es, quien no sólo ha de traducir los acontecimientos -interiores o exteriores- de la humanidad, sino que su oración y su ofrenda han de elevarse a grados de norma, exigencia, disciplina, con ese rigor inevitable para distinguir su palabra de la de los otros seres".

María de los Reyes Fuentes es poetisa de gran riqueza métrica, adecuando la forma a las necesidades expresivas de cada poema o libro concreto. Emplea desde el verso libre, de larga y ancha andadura ("Elegías del Uad-El-Kebir"), la sobriedad de endecasílabos y heptasílabos combinados ("Acrópolis del Testimonio") hasta la grácil seguidilla, el soneto en alejandrinos y otras formas clásicas ( "Aire de amor"), aunque su poesía ha sufrido una natural evolución con el paso de los años, destacaríamos en ella su profundo humanismo, la preocupación por el otro. En esta autora la elegía -pues de una poetisa fundamentalmente elegiaca se trata- no está reñida con la esperanza. Se configura, as!, una cosmovísión muy personal, en la que se expone el drama de la soledad del hombre, de su convivencia necesaria, enturbiada por la usura, la envidia y la injusticia, que Reyes Fuentes denuncia enérgicamente.

Libros de poesía. Actitudes (Argensola, Huesca, 1957); De mí hasta el hombre (Caleta, Cádiz, 1958); Sonetos del corazón adelante (Alcaraván, Arcos de la Frontera, 1960); Elegías de Uad-el-Kebir (Sevilla, 1961); Romances de la miel en los labios (La Muestra, Sevilla, 1962); Elegías tartessias (Marina, Orense, 1964); Oración de la verdad (La Venencia, Jerez de la Frontera, 1964); Acrópolis del testimonio (Sevilla, 1966)-, Concierto para la Sierra de Ronda (El Guadalhorce, Málaga, 1967); Pozo de Jacob (Sevilla, 1962); Motivos para un anfiteatro (Editora Nacional, Madrid, 1970); Fabulilla del diamante salvado (Málaga, Excmo. Ayuntamiento); Misión de la Palabra. Antología (Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Col. "El libro de bolsillo", Sevilla, 1972); Apuntes para la composición de un (Irama (Sevilla, Angaro, 1975); Aire de Amor (Madrid, Adonais, 1977).








  Columnas Rotas  
Cuánto se ha roto, Dios.
Tú que lo sabes,
dime por qué se agrietan las columnas,
se pudren los cimientos,
  se desploma el
palacio
donde pusimos oro, plata, bronce,
cerámica, cristal, flores y fuentes,
con el primor, la entrega
de eternidades casi.
Cuánto se ha roto. Mira
por dónde los pedazos, ese polvo
  que levantan las
casas derribadas,
  las
carreras salvajes
de potros que se pierden a lo lejos,
por horizontes en que el viento llora
quién sabe qué desvíos.
Cuánto se ha roto, Tú.
Respóndeme qué pasa
  si sólo quedan
puentes destrozados,
descabaladas torres,
castillos en la hoguera de los sueños.
Por estas avenidas
donde pasaran toros, huracanes,
se erigieran estatuas
conmemorando esas
invasiones solemnes,
yo sobre las ruinas te pregunto
qué fue del templo aquél, de aquella roca
donde esculpí mi grito.



Poema Del Río 

El río es como un brazo de justicia
con su sentencia al fin: el tránsito, el ejemplo.

Y en todos los rincones de la tierra
  brotan los ríos y los
hombres, que fluyen, y discurren,
que abocan en su mar tan sentenciado,
definitiva fuente donde hundirse
con el desgarramiento de la huida.
  Que el
hombre, como el río, es un curso, una fuga,
un arrepentimiento, que primero avasalla
y se agazapa a veces, pero sigue adelante,
  en la inútil
carrera del minuto a minuto.
Los hombres o los ríos, disparados,
van hacia la constancia de un camino
que les lime las rocas
y les haga contornos de dulzura.
Se desvían sus fuerzas
y hacen marca distinta a la soñada,
la que pudo haber sido pero que se resiste
y allí en la resistencia abandonamos,
o golpeamos mucho,
  como pasión
segura de todas las razones,
o se deja lamida,
con nuestro gusto, así, para que sepa
al testimonio fiel de última instancia.

Y el río es como un trámite vigente,
y un hombre es como un río,
de la raíz del tiempo al polen más alado,
de raíz de raíces, de la sorpresa al mar.

Hay ríos muy pequeños y sin lucha,
que llevan la paciencia de enarbolar silencios
sin leyenda o razón que atribuirse.
Y hay ríos que son grandes,
como este que discurre a mi costado
y que lo sé común a tanta entraña,
con brazos extendidos de ambición o de ensueño,
con ansias de domar a las hirientes peñas,
con virtud de caricia si por el tierno valle,
bebiéndose el tesoro de toda Andalucía,
trazando la gran rúbrica por este Sur de España,
mientras que salta el aire de una sierra a otra sierra
pero él sigue y persigue por su fluida columna
que busca la sentencia del Océano,
la meta irremediable
de donde han de brotar, ay sí, las nuevas aguas,
porque el río delata su parecido al hombre,
Y se hace la justicia de su curso,
su curso por la tierra, por la historia,
y no hay mutilación que nos lo niegue.

 

 Flores Tardías 

Vienen sus llamas cuando ya no somos
materia combustible de esos fuegos.

Un viento las sacude, ya qué tarde
  para descomponer la
arquitectura
de piedra, en la que un día ?cuanto tiempo?
  convirtieron la dúctil, blanda
casa
donde quisimos alojar su entonces
nada inflamable corazón llamando.

Frígidos seres, con angustia y solos,
nuestro calor pidiendo mas negándose
  a
compartir la pira, el holocausto
donde el amor se ofrece. Que tardaban
en irse, porque hacían como un curso
de precalentamiento en que iniciarse
hacia la hoguera, el rito de vivirse
con esa incandescencia en que nos vieron.

Siglos hará de que nos convertían
llamaradas en roca; qué dureza,
tras la ceniza, nuestro ser tomando.
Granito somos cuando reaparecen
reveladores de voraz incendio,
  de la
necesidad y la belleza
de arder como ya entonces nos quemamos.

Viejos planetas, sí, donde los soles
pasan lejanamente por nosotros,
nada podemos ofrecer ahora
tras la tardía fundición de quienes
inoportunamente nos descubren.


martes, 29 de octubre de 2013

POETAS ANDALUCES EN LA MEMORIA. JAVIER EGEA.



Javier Egea
















Javier Egea (Granada; 1952 - 1999), considerado uno de los poetas españoles más importantes de los años ochenta, fue uno de los padres del movimiento poético La otra sentimentalidad junto con Luis García Montero y Álvaro Salvador Jofre. Consiguió, entre otros premios literarios, el «Antonio González de Lama» por su libro Troppo Mare y el «Premio Internacional de poesía Juan Ramón Jiménez» por Paseo de los Tristes.

En sus círculos cercanos era conocido como "Quisquete".

Publicó muy pocos libros de poesía: Serena luz del viento (1974), A boca de parir (1976), Troppo Mare (1980), Paseo de los tristes (1982, tal vez su obra más representativa), La otra sentimentalidad (1983, junto a Luis García Montero y Álvaro Salvador, Argentina 78 (1977, pero editado en 1983 por «La Tertulia»), y Raro de Luna (1990).


Gran admirador de Rafael Alberti, también publicó, junto a Luis García Montero, en 1982, el librito Manifiesto albertista, que ambos leyeron en presencia del poeta gaditano en el local «La Tertulia», en 1982.



Al morir, dejó incompleto un libro que al parecer iba a titularse Los sonetos del diente de oro, los cuales fueron publicados en 2006 por la editorial I&CILE, con reproducción en facsímil.


Javier Egea no fue un poeta 'académico' sino que más bien fue un poeta a pie de calle, que vivió en íntima relación con la poesía. Comprometido con la izquierda, su poesía puede ponerse en relación con las teorías literarias desarrolladas por el catedrático de la Universidad de Granada, Juan Carlos Rodríguez Gómez



Recibió,  entre otros, los premios poéticos: «Antonio González de Lama» y el  «Premio Internacional de poesía Juan Ramón Jiménez»


Participó en numerosos actos culturales y políticos (recitales poéticos por toda España, y en Cuba y Argentina), y realizaba actuaciones musicales y poéticas con la actriz argentina Susana Oviedo, con textos de García Lorca, Alberti y María Teresa León, Bertolt  Brecht o Garcilaso de la Vega. Fue también guía de la Casa-museo de Federico García Lorca en la Huerta de San Vicente de Granada.

Javier Egea se quitó la vida en su ciudad, el jueves 29 de julio de 1999.


POEMAS


Paseo de los tristes

Entonces,
........en aquella ciudad
o en la intuición primera, vaga, de su cuerpo,
el pensamiento aún flotaba en bucólicos careos,
en versos aprendidos sin historia
y no era posible amar
entre unas calles donde todo era sucio,
carne sin brillo,
cuando aún en el mar, la nube y las espigas
sin historia y sin tiempo, vanos,
estábamos durmiendo
........o ignorando
esa gota de sangre que cuelga del amor
-su blanco cuello herido-,
ignorando la clase oscura en que nacimos,
sin consciencia de naves hundidas,
de rubios naúfragos,
condenados a vivir una historia perdida
de explotación y soledad, de muerte enamorada,
sin saberlo.

Y sin embargo,
entre los autobuses, el gentío,
en la dulce ignorancia,
fue creciendo una luz
que nos hizo sentir un crujido brillante
después que allí, en la sórdida pensión
donde siempre se asilan viajeros sin destino,
gentes oscuras,
en un lugar sin esperanza,
dos cuerpos se sintieron indefensos
sudando en el asombro de la primera felicidad.


19 de mayo

Existe una razón para volver.
6 de la madrugada de la calle Lucena
donde los basureros y el sereno
tenían su eterna cita
con el café con leche y el aguardiente seco,
adonde los borrachos concluían
la noche soñolienta del vino repetido.

19 de mayo. Pensión Fátima
en donde la pregunta del abrazo desnudo
supo al fin el porqué de tanta lucha,
la clave del sudor sobre las sábanas,
y la virginidad redonda, amanecida,
reconoció la llave de su casa madura,
con una verde mano le puso rumbo exacto
y la llevó a su centro
y siempre siempre siempre
nació allí la tormenta del esperado amor
como un racimo.

¿Quién hubiera pensado
que la 3ª planta,
la habitación oscura,
el urinario sucio,
las hojas del diario clavado en la pared
y la maceta artificial,
el plástico
de las flores chillonas,
iban a ser testigos
de aquel incandescente poderío,
de tanta luz sin freno,
de aquella tempestad acribillada?

Después de tantos pájaros
persiste en los teléfonos del aire,
en alta mar aún vive
y es el regreso un tramo de la vida.
Existe una razón
para volver a la ciudad del gozo,
a la pequeña aldea de la pensión barata
y las comadres
raídas en la esquina.

Existe una razón
para aquella manzana de casas apagadas,
para una turbia calle
que fue la geografía de mi primer amor,
el mapa donde tuvo mi gran pasión su cuna.


Raro de luna I
Il y a des gens quelque part qui n´en peuvent plus de silence
(Hay en algún lugar personas que no soportan ya el silencio)

Louis Aragon


........Allí
donde las islas
donde floten los párpados aquellos
las negras islas
las definitivas arenas secretas allí
cuando se agota el brillo de los abordajes
allí mientras llaman las sirenas últimas
pequeña perla negra
donde las islas negras
........allí
donde quizá los cofres aquellos entonces entrevistos

........No No era este el lugar
Para ti siempre quise
avenidas sin látigo
plazas sin gentes pálidas que se desploman
chapoteando caen mientras que sangran y por siempre caen
del verdín de las gárgolas y de las cicatrices
sobre reinos vastísimos de laberintos y de topos
........caen

Quizá fuera posible
quizá pensé que al menos esa lluvia de los ojos de patio
algún día tomar las islas negras a embestidas
para tu cuerpo
para las cruces en el mapa de fuego

........No No era este el lugar
ni su aventura alquilada
definitivamente para ti

Pero oigo las andanadas secas contra muros y sueños
todo enmudece frente a las altas sienes sin alba
todos los brazos cierran sus mundos presentidos
en el punto de mira de la noche tirita su silencio
y mis ojos ahora perdidos
-ropa olvidada en perchas ya sin luna-
entre los siete por siete metros de estampida
buscan tus otros ojos perdidos
tus otros bosques sin galope

........Al entrar
siete por siete pozos por siete olas por siete labios despoblados
y a las charnelas
a su desvencijado saludo
respondo siempre habito este palacio
por los reinos del frío del frío
voy a las grutas del 2.º B
nadie con esa llave
nadie con esos ojos al entrar
siete por siete mares por siete soledades

¿Cómo contar ahora que la muerte se llama 2.º B
cómo decir 2.º B sin abismarse
por la tiniebla de porteros eléctricos y solos
cómo decir a nadie yo soy el enamorado del 2.º B
quién saca la basura del 2.º B
dónde se prende la luz del 2.º B
cómo vivir
cuando su nombre pálido te cerca?

Hay noches que no ofrecen
sino palomas ciegas en sus escaparates
Hay en algún lugar personas que no soportan ya el silencio

Soledades al filo de la pólvora
soledades que tienen chaqueta en su respaldo
soledades con banqueros al fondo
soledades de las torres
........las desmoronadas torres
soledades canallas bogando las venas y los albañales

No No era este el lugar ningún lugar nunca más un lugar


Poética
A Aurora de Albornoz
Mas se fue desnudando. Y yo le sonreía.
Juan Ramón Jiménez


Vino primero frívola -yo niño con orejas-
y nos puso en los dedos un sueño de esperanza
o alguna perversión: sus velos y su danza
le ceñían las sílabas, los ritmos, las caderas.

Mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras
porque también manchasen su ropa en la tardanza
de luz y libertad: esa tierna venganza
de llevarla por calles y lunas prisioneras.

Luego nos visitaba con extraños abrigos,
mas se fue desnudando, y yo le sonreía
con la sonrisa nueva de la complicidad.

Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
pequeño pueblo en armas contra la soledad



Me desperté de nuevo...

Me desperté de nuevo
entre dos sombras.
No quedaban palabras
en mi memoria.

Con los dedos, a tientas,
las fui palpando:
sus ojos enemigos,
sus secos labios,

el mapa señalado,
los hondos cráteres,
corazones escritos
con soledades.

A su fiel prisionero
siempre velando
mis compañeras sombras
de tantos años.

Ellas, que me robaron
la luz de un sueño,
ya no piden rescate
por mi secuestro.

INÉDITOS*


AÑOS 70

PAPEL
Recogerás mi voz.
La de todos los días.
La risa, el humo, el llanto.
Mensajero serás
con simples trazos,
con diminutas bombas
en cada línea impresa.
Canta.
Procuraré que duermas
con la cabeza alta.

DOS AÑOS YA

En la primera página de todos los diarios
el interrogatorio
la tortura
la cárcel
el aire que temblaba
caudillo del terror
imitador de los grandes imperios del miedo
cobarde
acobardado
terriblemente ciego
asesino y enano
la firma de la muerte rubricando el dolor
la sangre decidiendo
la casa ya vacía
la tapia ya temblando
el polvo en el camino levantando miseria
y los fusilamientos
la cuerda grande al cuello
desesperado
solo
patriarca en otoño
los pantanos del miedo
ley de fugas
todo un pueblo en ruinas
barranco
cal
escombro
desertor
la frontera
lo que quedaba atrás irremediablemente
tantos hombres vencidos
los ojos
y los ojos cortados
los brazos para ti
desesperadamente trabajando
el odio
la razón
las palabras luchando
la clandestinidad
un murmullo escondido
el grito de la calle
mano a mano
los papeles corriendo por las fábricas
la conciencia en las manos
las letras clandestinas
la voz tomando sitio
y ya tú te caías del pedestal
armado
pero ya derruido
la polilla llegando al capital
general
para no volver más
cobarde
y tu fotografía
han pasado dos años
de muerto muerto muerto
en la primera página de todos los diarios.


AÑOS 80

EPITAFIO

¿Qué fue lo que ocultaste en aquellos tachones,
qué palabras cobardes bajo sombras de ramas
se ahogaron en el río?

Los papeles escritos: ¡qué aventura
de renglones torcidos hacia arriba,
casi en afán de luz o levantados
en último estertor, página en llamas!
 


 DE LA MUERTE

De la muerte,
de la parte de fuego que tuve entre los brazos,
de la vida,
del pedazo de historia que sufro en el costado,
del silencio,
de la guitarra torpe que arrebujó su canto,
de mi cuerpo,
del arma que de tanto soñar murió soñando,
del camino,
de la reja que puse en la mitad del llano,
de la escuela,
de lo que aún me queda del sueño del verano,
de mi casa,
de la ausencia que llama a mi puerta sangrando,
de mi nombre,
de las letras que el aire reclama y va borrando,
del abismo,
del lugar que presiento como un enorme salto,
de la altura,
de un alero vacío y un grito en el tejado,
de mis ojos,
de una oscura mirada sobre la luz del campo,
de mi frente,
de un bando de palomas y un cazador lejano,
de mi sueño,
de una cintura grande donde dormir cantando.

AÑOS 90

El barco de los sueños bate su vela fría,
navega por las aguas de los que ya pasaron...
He visto pasar barcos, sueños que me contaron
y he visto al timonel desnudo en el vapor
que se mece en la copa.

El sueño tiene barcos y la marinería
se lanza sobre un mar poblado de delfines...
Luego saltan las gentes huyendo de los cines
y sueñan que navegan en un barco de amor
felices y sin ropa.
 

*Estos poemas inéditos de Javier Egea, están recogidos en el segundo volumen de su Poesía completa (Bartleby, 2012)