sábado, 28 de septiembre de 2013

RESEÑAS I. POETAS ANDALUCES. ESTRELLA BELLO



UNA ESPLENDIDA SENTIMENTALIDAD   










A propósito de "Adonirán", de Estrella Bello.

Ediciones Anaquel.


Estrella Bello Fernández, (Orense, 1942), ha publicado los siguientes libros de poesía: Añoranza, Escrito sobre el viento de la noche, Viaje a la noche,El sabor de la lluvia, Los rostros de la niebla,El Huésped amarillo, Atormentada luz, y El sueño de los dioses. Con Atormentada luz, obtuvo   Mención de Honor en el XXVII Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo, galardón que se une a una dilatada nómina en la que se encuentran  premios desde el  Barro hasta el Carmen Conde, que certifican la calidad poética de su extensa obra así como numerosas colaboraciones en revistas, programas de radio, recitales,  etc…Está incluida en las siguientes  antologías: Barro, antología primera(1978-1993), Antología del arquetipo cósmico verde (México, 2009), Antología de la poesía oral-traumática-cósmica (México, 2009).


Utiliza el nombre de Adonirán, el mítico personaje que estuvo al servicio de tres reyes de Israel    y que  bajo el reinado de Salomón, fue el encargado de- en numerosos viajes -traer desde  el Líbano   las maderas de cedro y de ciprés necesarias para la construcción del templo de Jerusalén (1Re 4,6,) . Ese personaje poderoso y viajero le sirve a Estrella Bello como conductor de un precioso poemario que aunque tiene una connotación de libro de viaje, es mucho más:  al recorrido espacial une la penetración espiritual, cargada de sentido estético y mágico en la piedra y en los senderos por donde su poética se desliza, a veces como una brisa suave que solo acariciara las piedras milenarias o los espacios cargados de historia  y otras veces con una identificación absoluta con la naturaleza que en sus poemas se abre con aromas de antiguas leyendas celtas y, en ambas, un descubrimiento personal, un deslumbramiento de una intensa luz interior que derrama en el mundo  al compás de su camino . 


Tiene el libro dos partes: “Amarte más allá del infinito” y “Desde el umbral del aire” .En la primera, tras pedir a Adonirán : “ Señálame el camino, Adonirán,/ qué galaxia, qué sombra,/ qué ruta he de seguir/ para encontrar el alba y sus jazmines/ que me llenen de luz./…”, emprende el sendero  y en él sus pasos se hacen música en Viena: “Las olas del Danubio se suavizan,/ regresan hacia mí,/ me acocan la sonrisa de Viena/ como un bello topacio/ que se abre con el sol./…”  y “…al pie de los almendros constelados/ me he parado a soñar./…” , sueños de amor, búsqueda : “ Espérame, amor mío,/ cuando las rosas cambien de color/ y hay gotas de nostalgia, prendidas en el cielo,/…” y espera: “ En Aranjuez te aguardo en el camino/junto a las rosas y al caudal ardiente/ de un surtidor azul que lanza hiriente/ su lluvia de diamante cristalino./…”. En la segunda parte, “Desde el umbral del aire”, pide al   amado: “ Ámame,/ en la ciudad sin nombre, / donde los muros trepan al exilio/  y un corazón desnudo/ palpita en los alambres y colmenas./…”, y se hace nostalgia la Galicia natal : “ …Galicia de la lluvia enamorada,/ Galicia el incienso y la alborada, / Galicia del misterio y el arcano./…”. Viaje iniciático a la inmensa intimidad del corazón, a los sentimientos más profundos, como si fuera un nuevo descubrimiento de su magia, donde la naturaleza se hace fecundo jardín, en el que “ He visto florecer la madreselva/ en verdes sortilegios por las tapias…/…”  hasta llegar “…detrás de las acacias recortadas/ por el viento del sur,/ los chopos y los sauces plateados/ me abrirán en silencio/ los espejos más blancos del amor.”

Un hermoso poemario, donde el lirismo más puro toma forma en perfectos y musicales endecasílabos dentro de un mundo enriquecido por acertadas metáforas y un lenguaje rico  y exuberante en esplendores naturales, como un colorido cuadro impresionista en el que el lector mezcla su emoción con una rica y  espléndida sentimentalidad.


viernes, 27 de septiembre de 2013

ARTÍCULOS. VISIÓN POÉTICA DEL PAISAJE II.



VISIÓN POÉTICA DEL PAISAJE II











EL PAISAJE NOCTURNO

La visión poética del  paisaje nocturno  está llena de escenas de enorme plasticidad, en las que la presencia de la luna añade un misterio tan antiguo como cósmico.  Juan Ramón Jiménez en La estrella del pastor dice: “ La luz / de la luna iba nevando/ por los montes negros sus / tristezas de lirios blancos…”,  mientras que Vicente Aleixandre en una elegíaca  Luna del Paraíso  escribe  “ Un azul grave, pleno, serenísimo / te ofrecía su seno generoso / para tu alegre luz, oh luna joven”. La luna  será casi siempre el centro del paisaje nocturno, incrementando su protagonismo en Lorca,  para quien la sobrecarga mágica de su presencia enriquecerá sus poemas. Veamos de su poema Muerto de amor: “ Ajo de agónica plata / la luna menguante, pone/ cabelleras amarillas / a  las amarillas torres.”,  y de la Oda a Walt Whitman de su Poeta en Nueva York: “ Cuando la luna salga/ las poleas rodarán para turbar el cielo; / ..Nueva York de cieno/ Nueva York de alambres y de muerte.” y en el mismo poemario y en su poema Calles y sueños, volverá a referirse a ella:“ Yo estaba en la terraza luchando con la luna/ Enjambres de ventanas acribillaban un muslo de la noche….

 Rafael Alberti , será seducido por la luz selenita y en Balcón de Guadarrama dirá que “ la luna va resbalando,  / sola, por el ventisquero. / La luciérnaga del tren / horada el desfiladero.”, Luis Cernuda en Desolación de la Quimera describe la noche regida por una luna altiva: “ Sobre el azul tan claro de la noche/Contrasta, como imposible gotear de un agua, / El helado fulgor de las estrellas,/ orgulloso cortejo junto a la nueva luna/ Que, alta ya, desdeñosa ilumina…”, mientras que Emilio Prados, en Crepúsculo, dirá que  “ La balanza de la sombra/  pesa la luna…”y .Joaquín Romero Murube en Romance del llanto escribe: “ Azul la noche, y con brillo/ sobre el borde de las tejas, / descompone arquitecturas / de luna y sombra .”














EL PAISAJE MARINO

 El paisaje marino recobra en la poesía los caracteres de origen y hábitat. Juan Ramón en Amanecer de Agosto, se referirá a ese mar dócil y encerrado de las marismas: “¡ Marismas que reflejan hasta un fin imposible/ el carmín del naciente/ en cauces medio secos! ”y en Soledad  describe un mar libre: “Los nubarrones tristes/ le dan sombras al mar./ El agua, férrea/ parece un duro campo llano…/   . El mar de Aleixandre en Sombra del Paraíso, es un mar auroral, primigenio, así en Casi me amabas describe cómo “ Un fondo marino te rodeaba./ Una concha de nácar intacta bajo tu pié, te ofrece/ a tí como la última gota de una espuma marina.” y en  Primavera en la tierra nos enseña  “ La gran playa marina, no abanico, no rosa, no vara de nardo, pero concha de un nácar irisado de ardores…”   y en Mar del Paraíso “Las barcas que a lo lejos/ confundían sus velas con las crujientes alas / de las gaviotas o dejaban espuma como suspiros leves,…”.

Para Alberti el mar es algo vivencial e iniciático; en Marinero en tierra dirá: “Ya está flotando el cuerpo de la aurora/ en la bandeja azul del océano/ y la cara del cielo se colora” y en  Salinero nos enseña  cómo  “…ya estarán los esteros / rezumando azul de mar…”,  aunque  su pasión cromática le hará desear en A  la pintura que “¡ Si un día se pudiera/ en ciertos momentáneos/ verdes que alumbra el mar/ hundir por la mañanas los pinceles! .

Joaquín Romero Murube, en Las playas de Hércules escribe “Montes de sal, pinares sobre el oro / del roquedal batido por las olas” dibujando el paisaje luminoso de la costa gaditana, y sobre el mismo paisaje gaditano, Rafael Laffón escribirá : “¡ Salinas, salinas en la playa blonda! ¡ Bajo el cielo zarco, gracia de colinas…”. .El  esplendor del mediodía será pintado por Emilio Prados  en su poema Agosto en el mar :“ Arde el sol sobre las playas. / Como una navaja abierta, / su verde cuchilla el mar / tiende brillante en la arena.”

















EL PAISAJE FLUVIAL

En el paisaje poético del río,  hay como un retorno a los ríos bíblicos, cargados de mieses, así Federico García Lorca en su Baladilla de los tres ríos, dirá: “ El río Guadalquivir / va entre naranjos y olivos. / Los dos ríos de Granada / bajan de la nieve al trigo.”, Joaquín Romero Murube dirá del Guadalquivir, en sus Coplas de Sevilla en el Guadalquivir: “ Por el río de nácar:/ Entre olivar y viñas / mirtos y cañas.”y en Las aguas llevan tus ojos : “ Las aguas llevan el temblor del aire,/ cuando discurren por la mansa tierra / con culantrillos de verdor oscuro,/ y el corazón en sombra de las yedras.”, y Rafael   en su Intermedio de las seguidillas del río se referirá a ese río recién nacido: “ Por Cazorla va el agua/ de pino a pino…”mientras que del río lento y casi marino de Coria dirá en Barquitos veleros y tranvías de nubes: “ En este milagro de primavera, una vela latina- idílica y lenta, blanca – iba cortando la claridad atónita del aíre. Hasta los márgenes, remansados de espejos fríos y umbría de tarajales, llegaba la estela que hacía un reborde abocelado, para morir en un chasquido de lengua blanda.”
















EL PAISAJE URBANO

La impresionante descripción de la Ciudad del Paraíso de Vicente Aleixandre : “…ciudad de mis días marinos. / Colgada del imponente monte, apenas detenida/ en tu vertical caída a las ondas azules,/ pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas / intermedia en los aires.”, nos recuerda en su plasticidad luminosa un paisaje de Cézanne.  Luis Cernuda , en su ensimismada visión de narciso hablará de su ciudad . Así en Primavera  vieja: “Ahora, al poniente morado de la tarde,/ En flor ya los magnolios mojados de rocío,/ Pasar aquellas calles, mientras crece/ La luna por el aire, será soñar despierto.” y en El magnolio  describe los callejones de Santa Cruz: “ Se entraba a la calle por un arco. Era estrecha, tanto que quien iba por en medio de ella, al extender a los lados sus brazos, podía tocar ambos muros. Luego, tras una cancela, iba sesgada a perderse en el dédalo de otras callejas y plazoletas…” o bien la ciudad muerta de Itálica en Las ruinas: “ La avenida de tumbas y cipreses, y las calles/ Llevando al corazón de la gran plaza/ Abierta a un horizonte de colinas;/ Todo está igual, aunque una sombra sea…”. De Sevilla  escribirá también Joaquín Romero Murube en Ciudad: estío  : “Sobre la calma la ciudad irradia/ su latir presuroso de metales/ y el sol abre sus venas…”

F.Basallote


lunes, 23 de septiembre de 2013

ARTÍCULOS. VISIÓN POÉTICA DEL PAISAJE














VISIÓN POÉTICA DEL PAISAJE



Incluimos en este concepto aquellas descripciones poéticas que, nos trasladan a una visión total, cosmogónica y absolutamente plástica del paisaje: “Mas si trepáis a  un cerro y veis el campo/ desde los picos donde habita el águila/ son tornasoles de carmín y acero/ blancos plomizos, lomas plateadas, / circuidos por montes de violeta/ con las cumbres de nieve sonrosada...”  nos dirá Antonio Machado  en sus Campos de Castilla , en los que el paisaje en torno a Soria será visto así: “¡ Colinas plateadas,/ grises alcores, cárdenas roquedas/ por donde traza el Duero/  su curva de ballesta/ en torno a Soria, oscuros encinares...!” , aunque a veces su descripción certera y absoluta sólo precise dos versos: “Soria de montes azules/ y de yermos de violeta”, de su Canciones de tierras altas. Verá  asimismo con mayor certeza telúrica, si cabe,  el paisaje andaluz: “¡ El campo andaluz, peinado/ por el sol canicular/ de loma en loma rayado/ de olivar, y de olivar !”, nos describirá en Los olivos o con toda fuerza en  A la manera de Juan de Mairena:  “Sol en los montes de Baeza. / Mágina y su nube negra. / En el Aznaitín afila/ su cuchillo la tormenta.”












Esta visión de Machado tiene su contraposición en la sencillez lírica de Juan Ramón Jiménez, cuyas descripciones  totales del paisaje  trascienden en radiantes triunfos de la tierra: “ El sol ungía el mundo de amarillo/ con sus luces  caídas; / ¡oh por los lirios áureos,/ el agua clara, tibia !”  leemos en Primavera amarilla, mientras en Jardines galantes nos dirá: “ Hay un oro dulce y triste/ en la malva de la tarde, / que da realeza a la bella/ suntuosidad de los parques.” . No es ajeno Juan Ramón a la pasión por Castilla, así en su poema Octubre , nos dice: “ Estaba yo enfrente/ del infinito campo de Castilla/ que el otoño envolvía en la amarilla/ dulzura de su claro sol poniente”.

Es Vicente Aleixandre, fundamentalmente en Sombra del Paraíso, el poeta de la Generación del 27 que con mayor intensidad  amalgama lo telúrico con el esplendor de la naturaleza, trazándonos en la frondosa  exaltación de la vida los paisajes aurorales del mundo:  “..allí cada día presenciasteis la tierra, / la luz, el calor, el sondear lentísimo/ de los rayos celestes que adivinaban las formas, que palpaban tiernamente las laderas, los valles, / los ríos con su ya brillante espada solar..”, leemos en el poema Criaturas en la aurora ,y en El río: “ Desde esta lisa tierra esteparia veo la curva/ de los dulces naranjos. Allí libre la palma, / el albérchigo, allí la vid madura, / allí el limonero que sorbe al sol su jugo agraz en la mañana virgen...”.

La profundidad del campo andaluz,  su paisaje total es a veces definido con la certeza de muy pocos versos, transidos siempre de la personal visión de Federico García Lorca. En el famoso Romance sonámbulo del Romancero Gitano  leemos: “ La higuera frota su viento/ con la lija de sus ramas, / y el monte, gato garduño, / eriza sus pitas agrias.”, en Espigas : “ El trigal se ha entregado a la muerte. / Ya las hoces cortan las espigas./ Cabecean los chopos hablando/con el alma sutil de la brisa.” , el momento posterior a esta siega , como si fuera una escena inmóvil, casi de muerte, nos lo describe en Se ha puesto el sol:  “Se ha puesto el sol. Los árboles/ Meditan como estatuas./  Ya está el trigo segado. / ¡ Qué tristeza / De las norias paradas !”.  A veces como en el Poema de la Soleá, unos versos cortos tienen la hondura absoluta del paisaje andaluz: “ Sobre el monte pelado/ un calvario. / Agua clara/ y olivos centenarios.”

La luz , el color, la vida en suma, desbordan la poesía de Rafael Alberti, para quien “Todo es belleza a mi alrededor”, y esta visión de belleza circundante se plasma en sus poemas, en los que el paisaje es elemento esencial para esa poesía de eclosión natural. En el poema “ A Federico García Loca, poeta de Granada, 1924 de su Marinero en Tierra  dirá: “ …Vega florida. Alfanges de los ríos/ tintos en sangre pura de las flores/ Adelfares. Cabañas. Praderíos…”.  En Geografía  política, describirá el paisaje de los montes de Toledo: “¡ Los Montes de Toledo , / los ojos con que sueña el Guadiana, / los sauces abren paso /  velando el frío, desvelando el miedo…” y se impregnará de naturaleza en su Carta a Horacio: “ Laureles y romeros y zarzales, / restos de mirtos, la salvaje higuera,/ raquíticos manzanos, viejos robles,/ lastimados, agónicos olivos,/ fieros castaños y el avance mudo/ de la impasible yedra mordedora…”











El gran poeta del misterio, como Lorca definió a Luis Cernuda, en su sensibilidad exacerbada y vulnerable plasma en su voz dolorida el paisaje andaluz:  “ Algunos chopos secos, llama ardida/ Levantan por el campo, como el humo / Alegre en los tejados de las casas./ Vuelve el rebaño junto al arroyo oscuro.”, leemos en Atardecer en la Catedral,  o en Urania: “ Es el bosque de plátanos, los troncos altos, lisos, / Como columnas blancas pautando el horizonte / Que el sol de mediodía asiste y dora, / Al pie del agua clara, a cuyo margen / Alientan dulcemente violetas esquivas…”,  en A un muchacho andaluz  nos describe en tres versos una preciosa imagen de Huelva:  “ …al caer de la luz por tu Conquero, Tras la colina ocre, / entre pinos antiguos de perenne alegría ”.  

Finalmente dos poetas sevillanos de la Generación del 27, Rafael Laffón y Joaquín Romero Murube,   nos describen   paisajes  de la tierra con la concisa exactitud de sus versos. En Es una novia Sevilla,  Rafael Laffón  dice: “De una banda, grana el trigo, / de otra banda, el olivar; / detrás se empina la sierra/ con tocas de madroñal.”, y en Canción con ella , Joaquín Romero Murube escribe: “ Los olivos, dulcemente, / subían collados mansos/ hacia invisibles contornos/ de soledades y pájaros.” .

F.Basallote

domingo, 22 de septiembre de 2013

ARTÍCULOS: EL ARBOL DE LA DIOSA DE LOS OJOS GLAUCOS










EL ÁRBOL DE LA DIOSA DE LOS OJOS GLAUCOS EN LA POESÍA


La planta elegida por la diosa de los ojos glaucos,  como regalo a los hombres y símbolo de la paz  que  desde los fenicios puebla las orillas del mediterráneo,  constituye una pieza esencial en el paisaje de Andalucía  y con esa enorme fuerza cósmica de su origen mitológico lo conforma  y personaliza.

No han sido insensibles los poetas andaluces a su presencia  rotunda y antigua en el paisaje y en la vida del pueblo: 

Así verá Antonio Machado, con certeza telúrica,  su presencia en  el paisaje andaluz  en Los olivos

(…)¡ El campo andaluz, peinado
por el sol canicular
de loma en loma rayado
de olivar, y de olivar (…)

Esta  profundidad del campo andaluz,  su paisaje total es a veces definido con la certeza de muy pocos versos,  transidos siempre de la personal visión de Federico García Lorca,
que  en el Poema de la Soleá, unos cortos versos tienen la hondura absoluta del paisaje andaluz:


 (…) Sobre el monte pelado
un calvario.

Agua clara

y  olivos centenarios.(…)

Rafael Alberti se impregnará de paisaje andaluz  en su Carta a Horacio:

(…) Laureles y romeros y zarzales,
restos de mirtos, la salvaje higuera,
 raquíticos manzanos, viejos robles,
lastimados, agónicos olivos,(…)

 Y en “Resurrección de la esperanza” , Vicente Nuñez describe el paisaje marcado por  la oculta ventura de los olivares:

(...)Mira el hondo camino que baja al Aceituno,
Cortijo -Rey, la azuda, las salinas, el río…
un día para siempre hacia allí nos iremos
y entre los olivares y su oculta ventura(…)

Dos poetas sevillanos de la Generación del 27, Rafael Laffón y Joaquín Romero Murube,   nos describen   paisajes  de la tierra con la concisa exactitud de sus versos. En Es una novia Sevilla,  Rafael Laffón  dice:


(…)De una banda, grana el trigo,
de otra banda, el olivar;
 detrás se empina la sierra
 con tocas de madroñal.(…),

y en Canción con ella , Joaquín Romero Murube escribe:

(…) Los olivos, dulcemente,
subían collados mansos
hacia invisibles contornos/
de soledades y pájaros.(…) .

Y ésta es la visión de su Puente Genil natal  que nos da Ricardo Molina en su Carta a Juan Rejano

(…).Desde la cumbre desnuda del Cerro
de Jesús aun se siguen divisando
las blancas huertas y el Genil; al fondo
Castillo Anzul de oro entre olivares(…)

La inagotable fuente de los colores y de la plenitud sensorial que humaniza en su exaltación el cósmico misterio de la tierra alzada,  montes oscuramente azules o encendidos de la sierra ,  en boca de Mario López en  Tormenta de final de verano:


(…) Encienden las veletas sus barrocos santelmos
- gallos y ángeles de herrumbre- en el relámpago azul de los olivos
y por Sierra Nevada el arco iris sangra el plomizo otoño de las nubes(…)

Mientras que el magma incandescente de esta tierra detenida  en el Canto al Sur  de  Juan Bernier :

(…) entre los olivos y los naranjalesel canto estival de la chicharra
como el ruido de una sangre que hierve a borbotones: sangre del Sur(…)

El campo solitario y solar, de vid y olivo,  es cantada por José Mª Requena

….El silencio ceniza del camino
crucificaba al sol en las chumberas,
mientras la brisa verde y lagartija
endemoniados dedos paseaba
por las nucas chavalas de las viñas.
Bajo imposibles sueños naranjeros
se achicaban amargos los olivos….

O la majestad vegetal ensalzada por Manuel Rios Ruíz:

....La zarza estremecida, la adelfa sumisa, la majestad crucificada del olivo,
viñas del candor y del cantar.....

Y la canción de Emilio Prados en Carcuna:

(…)Arisca es la sierra,
verde el retamar.
La flor del olivo
floreciendo está(…)

En el tratamiento poético del paisaje del campo por los poetas andaluces el olivo junto con el barbecho y la pobreza del pegujal están presentes en algunos de ellos, como sucede con Julio Mariscal

(…) Camino entre dos barbechos:
adónde me llevarás ?
Si a un pueblo de marineros,
o a un pueblo blanco de sal
Entre olivos prisionero(…)

para quien el camino entre olivares es un símbolo de destino :

(...)la lengua polvorienta del camino
lamiendo una miseria de olivares(...)

Otras veces el olivo es nostalgia, recuerdos que viajaron por el Atlántico hacia el destierro, como los evoca  Emilio Prados en su poema Cuando era primavera:


(…) Cuando era primavera en España:
los olivos temblaban
adormecidos bajo la sangre azul del día(…)

Aunque siempre ha sido una antigua fortuna, heredada de pueblos antiguos  hijos de Atenea, a quien con Manuel Mantero en su Oráculo de Atenas , hemos de decirle:

(…) ¿Cómo no amarte, diosa del olvido,
si creaste el olivo, verde arcano(…)


F.Basallote




viernes, 20 de septiembre de 2013

ARTÍCULOS. EL JARDÍN COMO PAISAJE ÍNTIMO EN LOS POETAS ANDALUCES











EL JARDÍN COMO PAISAJE INTIMO en los POETAS ANDALUCES

Es el jardín el paisaje más delicado, como una descripción del alma, por eso los poetas que lo describen lo hacen desde la más vulnerable sensibilidad, desde el silencio y la sombra interior encerradas  en ese particular paraíso. 

Cernuda es el poeta que más nos abre a la intimidad del jardín. En El árbol  escribe:

“ Al lado de las aguas está, como leyenda,
En su jardín murado y silencioso,
El árbol bello dos veces centenario,
las poderosas ramas extendidas
Cerco de tanta hierba, entrelazando hojas.
Dosel donde una sombra edénica subsiste.”







. Mientras que Romero Murube nos sumerge en la profunda  blancura de un patio, en su poema  Patio lejano, que parece un cuadro impresionista.

“ El patio de blanco blanco
 cuaja en la tarde caliente
todo el añil del ocaso.”,


Jardín recordado por Emilio Prados en su Juego de memoria:
“…
El jardín aletea sobre el verde crepúsculo
medio deshilachado por insectos y frutas.
Herido por el pájaro, huye sobre el reflejo
y en los flecos del agua se le enredan las lunas.
…”
Y sentido profundamente por Pedro Salinas en Fecha:

“…
¡Ay , qué tarde organizada
en surtidor y palmera,
en cristal recto, desmayo
en palma curva, querencia
….”

Jardín que a veces es un huerto, como el que canta Alejandro Collantes de Terán en Rueda de abril:
“…
Un naranjal
y un toronjil
y una hojita de cristal
para la niña de abril
…”

El jardín  se abre como íntima corola del silencio, en  Artemisa de  Manuel Fernández Calvo:

Un ramo de cerezas que la sombra custodie
pócima ponga y néctar a los pájaros.
En esa algarabía del silencio
donde la araña cuelga sus telares,
la artemisa fecunda...

 El  patio cordobés es cantado por Pablo García Baena, siendo extraordinariamente hermosas sus descripciones del jardín.  En Alma feliz dice:

“ Jardines de amatista, emergiendo sombríos
 con pálidos estanques y la perla del cisne…”,

 y es en el poema Córdoba donde la exaltación de ese pequeño e íntimo paraíso del jardín se nos hace tan presente:

“ Palpo el mármol, los fustes, las verdinas, sobre bronces ecuestres. Aromas como anillos ciñen nupcias, suben por galerías desvaídas: jazmín morisco, lilas, ajedrea.”

Otro poeta cordobés, Julio Aumente  nos transmite el instante del azahar en la geometría del boj en Cántico sin nombre.   :

“...Y otra vez los naranjos, están en flor y esparcen su perfume
 por los cuadros cuidados de bojes y arrayanes
formando laberintos y estrechos miradores....”

Aromas de la tarde, que Rafael Guillen nos descubre en Taracea
:
Entre nada, el aroma
de la celinda y la alhucema sube
del pequeño jardín picoteando
cada segundo, ahuecando el tiempo
poniendo cóncava la tarde....






©FRANCISCO BASALLOTE .