Muere el mar con el estío;
recobra tras él su fría lámina,
la tersura de antes de los barcos,
un brillo metálico de espada,
insensible a la música de la
sangre que, como pez, anidó en su hondura.
La bruma, en la que se suicidan las algas,
eleva el decorado de la tragedia,
contaminando su
impudicia letal el velamen de la rosa.
En yeso y ceniza
cristaliza el fuego, apenas recordado en el
espejo de la luna
donde se ahorcan las últimas gaviotas.
En los mástiles, que tras el
naufragio, emergen en la
escollera del acíbar, anuda el viento la perenne memoria,
como único blasón de la derrota.
Muere solo el mar
©F.Basallote.
SOLO EL MAR.1989
INSTANTE
VULNERADO
Sigue
destilando la rojez
el
cenit
hendido
en su cintura.
Queda
la túnica del tiempo
vulnerada
eternamente
por el
viento de la duda,
y por
esa cobardía
de ola
que refluye
tras
el beso
del
mar en que navegas.
Ya no
es impóluta la esperanza,
sembraste
la blasfemia del temor
en
estos pliegues
y la
pureza del instante
es un
pájaro
prendido
en el recuerdo
y en
los garfios de la angustia.
©F.Basallote.
SOLO EL MAR.1989
NIEBLA
Absurdo,
ineficaz proel,
sin
ojos, aplastados por el fuego,
¿ a
qué misión te aferras,
minando
el mar de incertidumbre ?
Puedes
obcecarte
en la
perforación del muro
o en
ramificar la duda
en
interminables laberintos;
una
ola y otra ola
ocultarán
la espita,
no
cederá la solidez
del
castillo que labró
tu
sórdida materia.
Girará
el navío en tu ceguera,
ebrio
el timonel de tu sinuosa guía,
espiral
inacabada
en la
búsqueda estéril,
oculto
el rayo
por la
imprevista noche.
Tú
serás el responsable
del
círculo sin fín.
Sólo
tú eres la niebla.
©F.Basallote.
SOLO EL MAR.1989
OCASO
Lentamente,
la
goleta que el arrebol enjoya,
-
masteleros y trinquete de rubíes,
velámen
en que la rosa arde
concentrando
en su fulgor
el
viento del destino -
se
desliza,
arrastrando
hasta el vórtice implacable
la
vívida secuencia de los dias esplendorosos,
los
deseos en flor de este jardín de mar
y el
jolgorio de los pájaros
con que
la luz cantó el estío.
Una
gris y cruel cuchilla,
manos
de noche,
arrasará
sus velas.
¡
Desolación de la dulzura !
Un
naufragio de sol
enriquecerá
tu abismo.
©F.Basallote.
SOLO EL MAR.1989
LAS
LUCES DE LOS PUERTOS
Apenas
hendirás la noche
buscando
las luces de los puertos,
la
ilusión de unos fanales,
-
cegado el faro de tu vida -
pondrá
la efímera frontera
en tu
oficio de soñar,
el
cénit alegre de un instante
se
convertirá como es costumbre
en la
ácida odisea de despedirte,
epílogo
del lúcido momento
del
cielo amanecido frente a tu proa.
Se
evanescerá como una sombra tu destino,
esa
agua cavará tu débil quilla
y el
residuo de tu viento
escribirá
estrellas como lágrimas.
El
disfraz de niebla con que el mar
oculta
su impudicia
elevará
de nuevo el muro.
No
llegarás.
©F.Basallote.
SOLO EL MAR.1989
UMBRAL
DE LA TORMENTA
Más
allá de la fronda enjaulada
en las
crines del deseo embridado,
más
allá de la epidérmica frontera
de las
manos atadas a tu frente
y del
espejo que olvida imposibles,
más
allá del amanecer,
está
el umbral de la tormenta.
Sólo
el tiempo escribirá la clave
sobre
el azul, abierto, casi libro
para
que puedas descifrar el cielo.
Mientras,
anuda
el cabo a ese noray.
©F.Basallote.
SOLO EL MAR.1989
TIMONEL
Qué
fácil definir la dicha:
una
palabra
y una
copa que llenar,
un
árbol de sol
y este
oleaje,
pétalos
de miel
entre
las manos,
- un
dulce instante
hecho
futuro -,
un
océano abierto
en
toda su hondura,
el
cielo en flor
entre
tus labios
y tu
navío,
-
foque de luz,
bauprés
avante -.
Tuyo
es el mar,
aunque
no tengas destino.
©F.Basallote.
SOLO EL MAR.1989
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