martes, 1 de enero de 2013

JULIO MARISCAL Y LA REVISTA PLATERO




JULIO MARISCAL Y LA REVISTA PLATERO





En la desolación general tras la guerra civil española, el mundo poético español se encontraba fraccionado en dos mitades: El Norte y el Sur. En el Norte, dos revistas Garcilaso y Espadaña, centraban la poesía: una desde la militancia oficial de los vencedores, cultivadora de una poesía seca y fría, de rígida perfección formal, ausente del tiempo  y otra,  en una situación pretendidamente  opositora, defensora  de un falso existencialismo y con una clara  despreocupación por lo formal. Mientras, en el sur, la poesía vivía  ensimismada, de espaldas a la fea realidad vigente en una posición entre añorante y reivindicativa de la herencia de la Generación del 27, con la que algunos poetas y revistas logran una conexión espiritual y de transición, en cuya función destacan las revistas Cántico, en Córdoba y Platero, en Cádiz.


Según Manuel J. Ramos Ortega, “Platero es(…)la publicación más importante del segundo tercio de este siglo en la literatura gaditana. Su importancia radica en el hecho de que, a pesar de los escasos medios con los que contó logró superar el reducido marco local y provinciano de los años cincuenta y, más tarde, incluso convertirse en una revista con repercusión en el ámbito nacional.” 


Platero nace gracias al impulso de Fernando Quiñones, que logra reunir un grupo formado por los poetas Serafín Pro Hesles, Felipe Sordo Lamadrid, y Francisco Pleguezuelo, amigos de colegio, a quienes se les unen J. Manuel Caballero Bonald, Julio Mariscal, José Luís Tejada, Pedro Ardoy y Carlos Edmundo de Ory, que había fundado en Madrid el movimiento postista y la revista Postismo.


Antes de editar Platero, este grupo había publicado una Revista llamada Parnaso, cuyo número 1 apareció el 1 de diciembre de 1948 y el 30 y último el 15 de febrero de 1950, que es la antecesora de Platero, que aunque con portada distinta conserva la numeración antigua, ya que  su primer número, de marzo de 1950  ostenta el n º  31, no existiendo pues un número 1 de Platero. Así se mantuvo hasta el n º 39, constituyendo estos nueve números lo que se conoce como su Primera Época. La Segunda Época que fue la más importante y divulgada contó  con 24 números, apareciendo el 1 en enero de 1951 y el 24 en 1954.(...)


La colaboración de Julio Mariscal que se iniciara en la Revista Parnaso (1948- 1950)  continuó en Platero, donde con altos y bajos se mantuvo hasta el último número. Es interesante relacionar las colaboraciones en Platero con su actividad poética, su nombre como poeta ya era bastante conocido, en 1949 fundaba con Antonio Murciano, Alcaraván, cuyo primer número, como luego los de la primera etapa de  Platero, sería mecanografiado.(...)

La participación de Julio no sólo en la génesis sino en el desarrollo de Platero, como se ha visto, fue intenso no sólo en colaboraciones sino en su participación en la consolidación de un grupo que fue compacto, pese a las diferencias abismales que existían entre ellos a nivel personal, no sólo como imagen externa sino como de acción poética, marcando un estilo y una categoría que hicieron de Platero un referente a nivel nacional e incluso internacional,  objetivos que sólo se logran si hay una fe y un empeño en lograrlo, y eso fue manifiesto.


Colaboró en los siguientes números : desde el num. 31, de marzo de 1950,  hasta el 38, de octubre del mismo año, con el que acaba la denominada primera etapa de Platero. Continúa en la segunda etapa, iniciando su colaboración en el num. 1, de enero de 1951, hasta el núm. 5, de mayo del mismo año.  Este periodo coincide con la estancia en Cádiz  durante el ejercicio profesional del curso 1950-51, en total trece colaboraciones ininterrumpidas.  Desde junio a octubre de 1951 (números 6/10 de la 2ª época) no hay colaboración, probablemente el verano y la preparación del traslado a El Bosque debieron de influir en ello, ya que en noviembre de 1951, num. 11 de la segunda etapa, recomienza su colaboración que hasta el último número de la revista, el num. 24, sólo conoce una abstención, la del núm. 23 de diciembre de 1953, quizás motivada por los preparativos que ocasionaran la aparición de su primer libro, “Corral de Muertos”.(...)



 

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