AMIGO DEL PAÍS- AMIGO
por JUAN FERNÁNDEZ LACOMBA
Esta Libreta del Caminante que nos entrega ahora
Paco Basallote, poeta de Vejer, ciudad clara abierta a los vientos y a la luz casi
en nuestro extremo sur, es resultado de un extenso itinerario andaluz. Un acercamiento
a una geografía, lejana a veces, otras afectiva, recorrida en un itinerario
lento e introspectivo, resultado a su vez, de una interiorización de la memoria
con la clarividencia certera de las cualidades de los lugares. Es el resultado
de una evocación poética que emana, a la
vez que revela, de un talante y una condición, la condición de ser un “Amigo
del País”.
Esa
circunstancia de ciudadano cabal, fue favorecida de manera especial durante el
fervor de la Ilustración, y en verdad, de aquel fervor es consecuencia la condición
ilustrada y poética de nuestro autor. Ese es parte de su talante humanista y de
su condición de hombre de cultura. Lo digo como una aseveración y un
descubrimiento: esa es la estirpe de la bondad de su bagaje.
Paco es poeta
de las emociones, de los sentidos hilvanados con la memoria. La memoria personal
y la colectiva. No de otra manera podría tratarse de un “Poeta-Amigo del País”.
Ciertamente, como “Amigo del País” se denominaban a los conspicuos miembros de aquellas
“Sociedades Económicas”, corporaciones que durante el despegue del siglo XVIII
favorecieron el desarrollo ilustrado local. Sociedad Económica de Amigos del
País a las que Paco Basallote como testimonio de esa ascendencia, aún pertenece
en su Vejer natal. Es, precisamente a esa estirpe ilustrada y cabal, a la que obedece
Paco Basallote en su situación de poeta, también del interior gaditano. Hombre
de la tierra adentro, del País-todo e ineludiblemente también de su memoria. Un
poeta que, sin embargo, no desprecia lo insignificante como parte de un todo. Carpe diem de los sentidos y los
placeres que evoca su propia retentiva.
Quizás esa
procedencia gaditana ha ido creciendo en la mirada del poeta, y sin un mar para
partir a remotos lugares inéditos, el poeta, aquí, se ha hecho caminante,
visitador introspectivo de lo cercano, - con frecuencia lo cercano resulta ser
lo más lejano, lo más difícil de encontrar en las tareas cotidianas - ; un viajero-poeta
que, en definitiva, se sirve del viaje, de la memoria, del pasado encontrado en
los pliegues de la realidad, el la luz, en loas atmósferas, como si de un inspector de los pliegues de la poesía
se tratara. Un viajero - fecunda
reincidencia - del paisaje y de la evocación, de sus vértigos e
imantaciones en el complejo entramado de nociones, de episodios luminosos y
oscuros del pasado de los lugares encontrados.
Así, con
templanza de años, Paco Basallote se halla como poeta. Transparente, en tonos
elegiacos y epigramáticos: como un caminante seducido por escenarios, referentes,
por lugares. Por aquellas conclusiones de la desnudez heroica que llamamos historia.
De manera que, estos poemas bondadosos de esta Libreta del Caminante, que es, como decir, cartas de navegación de
la interiorización del paisaje andaluz, de su sensible inteligencia, como
pueden comprobar, todos tienen fecha, lugar, dedicatoria, intensidad,
extrañamiento, tiempo, fascinación, y afecto.
…tenacidad no falta;
mas
si cordura…
Juan
Fernández Lacomba.
Sevilla, abril
2007.
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