Un
poeta del tiempo y del espacio recobrados
por José
Cenizo Jiménez
Francisco Basallote (Vejer de la Frontera, Cádiz, 1941) es
aparejador y poeta. Es autor de varios libros de poesía, que ahora antologa en
su última iniciativa, Elemental memoria, obra centrada en sus libros y
poemas basados en la visión y recuerdo de la geografía arquitectónica y humana
de su pueblo natal, Vejer de la
Frontera (Cádiz).
Observamos poemas del libro Frontera del aire (Vejer, 1988). Aquí la
arquitectura y la geología de Vejer es el pretexto o motivo de su propia
biografía. Presenta un lenguaje cuidado y de vuelo metafórico, lleno de símiles
e imágenes. Basallote crea un diálogo hombre-marco físico, en alas del tiempo y
del recuerdo, con poética evocación de lugares y vivencias. “Arco de la villa”,
“En la puerta cerrada evocas una infancia” o “Barranco” son muestras de cómo la
poesía, aun partiendo de lo concreto (lugares de Vejer, su pueblo), es
universal por el acento y la intensión afectiva: “Qué fácil despeñarse /
abandonado a la llamada de la
Tierra, / como sueño / uncido a su ineludible fin. // Qué
mejor vértigo / que la ciega obediencia / a esta sima, / roca abierta / en
labios insinuantes, / como sediento vórtice / que en el poniente / extingue
fulgores / en exacta victoria / del destino. // Qué fácil, / rodar o morir / en
nuestra propia sima”.
Retorno a Mellaria (Vejer, 1999) es el regreso a sí mismo a partir de la
vuelta a su pueblo natal, Vejer de la Frontera, en un paraíso de luz y sierra de la
provincia de Cádiz. Espacio y tiempo una vez más como ejes temáticos y
sentimentales. Abunda el tono elegíaco, como de nostalgia; así en “Retorno a
Mellaria”: “Con las pupilas llenas de recuerdos, / oliendo el aroma de la
celinda / en los patios nunca olvidados, / con la punzante carga de mis sombras
/ ansiosas de tu blanquísima luz / y el corazón oprimido por el llanto / por la
ausencia de quienes de su sangre / hicieran río para mi destino; / regreso a
ti, ciudad de mi niñez / (...)”.
La siguiente obra antologada es En las colinas de Bashir (Vejer, 2001),
guía física y humana de Vejer, donde la vemos como “ciudad real y, a la vez,
mítica”. Insiste en lo que venimos comentando. Con la excusa de los lugares
-Vejer, Cartuja- Basallote va recreando su propia vida y exponiendo sus ideales
y preocupaciones. Así aparecen el paso del tiempo, la infancia, la memoria, la
muerte, el desengaño, y aquí también el amor, amor a un pueblo y sus lugares
donde puso y pone el corazón. Surge así el lenguaje amoroso, como en la sensual
y entregada “Un cíngulo de seda” (p. 17) -“Un cíngulo de seda / sobre la roca /
es el vestigio de mis pasos / en tu cintura / estremecida / por mi nostalgia. /
(...)”-.
La obra siguiente es Cuaderno de Buenavista (col. Envés, Vejer
de la Frontera,
Cádiz, 2003), cuyo pilar creativo es el recuerdo y la memoria. Luz, sombra,
niño o recuerdo son palabras que aparecen entre los rincones de esta obra,
empapada de nostalgia: “Impón tus manos / sobre mi vientre / como aquellos días
perdidos / en que tus largos dedos, / ungidos de aceite / posaban su sabiduría
/ sobre mi cuerpo, / y cúrame este mal / de la nostalgia”
Por último, Palimpsesto de plazuela (Vejer, 2004), otra rememoración de
los lugares de su pueblo, allá donde queda no el olvido, sino la más poética
memoria: “Tú eres el centro, / sobre ti se escribe la Historia”. Y es que
la mirada no ha dejado en Basallote de ser, como en los buenos poetas, notario
de la memoria: “Eras los ojos / y la memoria, / la médula de la verdad. / (...)
Mucho hemos perdido en tu ausencia, / déjanos por lo menos la memoria”. Memoria
y poesía, Vejer eternizado, tiempo recobrado: Basallote, poeta del espacio y
del tiempo. Hermosa y elemental memoria.
José Cenizo. Papel-Literario
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