EN LOS LINDEROS DEL
BOSQUE
FRANCISCO
VÉLEZ NIETO
Poeta sólido, manantial que no cesa y pintor de acuarelas,
Francisco Basallote no es la primera vez que aparece en nuestro Papel
Literario, con una reseña sobre sus muchos libros y también por su agudo ejercicio
de crítica poética dedicada a otros poetas. Y que la musa no le falte. Poeta de
constante creatividad nos llega ahora con un juego de ritmo y color, poesía y
pintura, por un bosque lleno de senderos y versos con tonalidades donde “La
luz desciende / en esplendor dorado, / bosque encendido”.
Como señala en el prólogo de este libro Rafael de
Cózar, Francisco Basallote es un poeta que además de una ordenada y sólida
trayectoria como estudioso, con este poemario confirma de nuevo ese juego
equilibrado y armonioso que el creador domina con conocimiento y
sensibilidad mezclando paisaje y poesía, en este caso con el haiku y la
acuarela en una envolvente armonía de un mínimo lenguaje descriptivo: “Canta
el gallo, / revuelo en el corral, / amanecida”, tres simples versos para
anunciar y darle vida al día que llega, porque “Entre los árboles / los
oscuros senderos / ¡salta la sombra!.
Y a medida que se adentra en el libro se va confirmando esa
astucia y capacidad en la poesía de Francisco Basallote, donde la luz, el
color y la armonía de la naturaleza arquitectónica queda, porque “El
viento mueve / las hojas de la palmera / y su sombra” igual que cuado se
produce un alboroto que “Arrecia el viento, / revuelo de papeles / en la
plazuela” repitiéndose “Una y otra vez, / en la contraventana /
toques del viento” Exacta estas dos muestras del aire o el viento por
medio de la sencillez expresiva.
Y desde dicha panorámica poética llega “Sobre los
árboles / el rojo encendido / de los crepúsculos” Se ha puesto el sol,
queda pues “El árbol solo. / Yo le hago compañía / cuando atardece” Síntesis
armónica en la descripción de la belleza donde el poeta alcanza una total
nitidez expresiva con un alto sentido de la agudeza en el verso corto,
veamos este desnudo dibujo por medio de los versos y los colores donde se
refleja la llegada del otoño: “Gamas de rojo / en los claros del bosque, /
tarde de octubre” y como un balanceo suave “Muy lentamente / desnuda
el frío / a toda la arboleda”
Y en el mar “Vuelan las nubes, / sobre las aguas del mar /
una goleta” y “sobre el trinquete / el rostro de la luna, / ¡una guirnalda!
Mientras que “Sobre la arena, / hasta que llega la ola, / unas pisadas” y “En
los ramajes / un anzuelo enredado, / carpa en el agua” Con este ritmo armónico
repleto de sencillez va dibujando el poeta ese exacto juego de tonos y versos
con los que engarza este juego de acuarelas y poesía con límpida desnudez de la
palabra poética.
Papel-Literario, 14/11/2008
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