RESEÑAS DE OBRAS
DE NUEVOS POETAS SEVILLANOS
LOS DESPERFECTOS de MARTIN LUCÍA
EN LA SENDA EXACTA
A propósito del poemario LOS
DESPERFECTOS de MARTIN LUCÍA
Ediciones La Huída. Sevilla,
2009
Hace
poco tiempo, en una animada conversación sobre la poesía actual, nos decía el gran maestro de la poesía española Félix Grande,
al Director de este Papel-Literario y a quien esto escribe, que tuviésemos
presente a la generación de jóvenes poetas, en torno a la treintena, que
estaban construyendo un entramado poético de enorme riqueza y sobre todo de
gran futuro. Ya lo habíamos detectado en estas páginas a la que hemos traído
obras, generalmente premiadas, de algunos jóvenes poetas a los que no podemos
dar representatividad de grupo, mas sí de síntomas de promesa ya casi cumplida.
Y en
ese mismo sentido de poesía cumplida, verdaderamente madura, sensatamente
profunda, en la senda exacta de una prometedora fecundidad se encuentra este libro Los desperfectos, de Martín Lucía ( Sevilla, 1976) , opera prima de un poeta que llega con
este libro después de haber investigado todos los matices del discurso poético
en los múltiples medios que la tecnología nos ofrece en estos tiempos y de
haberlo macerado en su propio jugo poético para ofrecer lo que de ningún modo
puede considerarse libro de un primerizo, sino obra entera, madurada, con el
sello mayúsculo de la eterna Poesía.
Consta
el libro de dos partes: Yo y tu, y
Nosotros, y un poema introductorio denominado precisamente Los desperfectos, que premonitoriamente
nos dice que “Simplemente avanzamos en
silencio/ entre multitudes/…/ A lo más, protegemos con disimulo nuestro pecho…”.
Perfectamente construido, trata los temas constantes de la poesía con una exquisita
factura, que se detiene
fundamentalmente en los aspectos íntimos de su propia historia.
En la
primera parte, hay como un círculo formado por la propia intimidad del poeta
que asciende por la memoria desde el núcleo elemental de la familia hasta el
amor. Así dirá sobre sus padres: “Sus
manos/ siempre se adelantaron / al viento,..” , sobre los
abuelos y la carga de historia amarga de esta tierra: “Mi abuela, recién cumplidos los ochenta y
cuatro,/ ha sobrevivido a una guerra/ en la que la luna olía a pólvora…”,
la habitación del hospital del abuelo: “
Tu habitación era muy pequeña,/ pero cabía un crucifijo. Entonces España era
hija de dios. / Y siempre había un crucifijo./ Los médico hicieron lo que
pudieron./ Pero fue poco” ,la tumba
del abuelo: “Escribo sobre el ciprés que ama/ la labor callada de tu nombre.” ,
el hermano, memoria tangible: “ Corríamos de horizonte en horizonte.
/Incansables./Alborotábamos sueños…”
y sobre todo la memoria de la infancia: “ La lluvia leve/ me retrae a mi niñez…” o “
Calles de mi niñez,/ fulgor,/ sol en las manos,/ ¿Dónde quedaron/ sus sombras
frescas…/” , pero llega un momento en que “Es
fácil atender a la nostalgia…/…/ No volveré a ser niño…” , y el tiempo se
hace “ Voraz azote…” , aunque “Todo
sucede de un modo determinado.”y el amor recibe el encargo de recibir
cuánto queda de esperanza: “ Toma cada
uno de estos huesos que te pertenecen/ y hazlos míos, amor, entonces.” ,
sublimación de las horas en el instante: “
No hay ya pues en nosotros más tiempo/ que el de los besos.” Culminando con
la interrogación que cierra los dos
pronombres: “Cómo nombrarte, amor, y no
desangrarme./ Cómo nombrarte , como decir tu nombre…”
En la
segunda parte, Nosotros, el poeta se
expande desde ese núcleo de intimidad y se hace colectivo, social e
históricamente y sublima su experiencia en la poesía, forma de expresión de ese
sentimiento que nace del yo pero que habita entre los hombres.
Recordando
el contexto histórico de un tiempo oscuro, el dolor se hace elegía: “Tardaste cuarenta años/ en decir palabras
como Francia, cuneta o vencido….”/ o el recuerdo de que un 23 de febrero
Blanco White abandona España: “…A su
espalda el puerto de Cádiz. Los demás, restan en España./ A las espaldas de
estos, el Lord Howard./ Y ninguno sabe que./ en ciento setenta y un años,
exactamente/ se secarán gargantas…”· , sugiriendo que el tiempo iguala la
historia, nada ha cambiado en este país. Movido por ese interés colectivo dirá:
“Somos extraños. Unos frente a otros:
extraños.”…mientras observa como “Deambulaban sin ojos mientras gritaban/ más
allá de la conciencia…”, mas “Los
poetas nos dirigimos al centro de la Tierra./ Caminamos
presurosos entre versos labrados./ Y soñamos…/siempre hemos sido sueños antes
que hombres.” y “ Seguimos comenzando./ Nuestros poemas son pequeños/ y
procuran sombra inmediata. No más./…/ Casi nadie conoce nuestros nombres./Y ,
aún menos nuestros sueños,…”.
Un
libro de una profundidad insondable, que sienta las coordenadas de una senda de
búsqueda en los intrincados bosques de la vida
y en los abismos inescrutables de la Poesía.
©F. BASALLOTE
Papel Literario, 9/02/2010
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