martes, 14 de mayo de 2013

RESEÑAS IV - NUEVA POESÍA SEVILLANA. Martín Lucía, "Los desperfectos"



RESEÑAS DE OBRAS
DE NUEVOS POETAS SEVILLANOS

LOS DESPERFECTOS de MARTIN LUCÍA









EN LA SENDA EXACTA
A propósito del poemario LOS DESPERFECTOS de MARTIN LUCÍA
Ediciones La Huída. Sevilla, 2009


Hace poco tiempo, en una animada conversación sobre la poesía actual, nos decía  el gran maestro de la poesía española Félix Grande, al Director de este Papel-Literario y a quien esto escribe, que tuviésemos presente a la generación de jóvenes poetas, en torno a la treintena, que estaban construyendo un entramado poético de enorme riqueza y sobre todo de gran futuro. Ya lo habíamos detectado en estas páginas a la que hemos traído obras, generalmente premiadas, de algunos jóvenes poetas a los que no podemos dar representatividad de grupo, mas sí de síntomas de  promesa ya casi cumplida.

Y en ese mismo sentido de poesía cumplida, verdaderamente madura, sensatamente profunda, en la senda exacta de una prometedora fecundidad se encuentra  este libro Los desperfectos, de Martín Lucía ( Sevilla, 1976) , opera prima de un poeta que llega con este libro después de haber investigado todos los matices del discurso poético en los múltiples medios que la tecnología nos ofrece en estos tiempos y de haberlo macerado en su propio jugo poético para ofrecer lo que de ningún modo puede considerarse libro de un primerizo, sino obra entera, madurada, con el sello mayúsculo de la eterna Poesía. 

Consta el libro de dos partes: Yo y tu, y Nosotros, y un poema introductorio denominado precisamente Los desperfectos, que premonitoriamente nos dice que “Simplemente avanzamos en silencio/ entre multitudes/…/ A lo más, protegemos con disimulo nuestro pecho…”. Perfectamente construido, trata los temas constantes de la poesía con una exquisita factura, que se detiene fundamentalmente en los aspectos íntimos de su propia historia.

En la primera parte, hay como un círculo formado por la propia intimidad del poeta que asciende por la memoria desde el núcleo elemental de la familia hasta el amor. Así dirá sobre sus padres: “Sus manos/ siempre se adelantaron / al viento,..”  , sobre los  abuelos y la carga de historia amarga de esta tierra: “Mi abuela, recién cumplidos los ochenta y cuatro,/ ha sobrevivido a una guerra/ en la que la luna olía a pólvora…”, la habitación del hospital del abuelo: “ Tu habitación era muy pequeña,/ pero cabía un crucifijo. Entonces España era hija de dios. / Y siempre había un crucifijo./ Los médico hicieron lo que pudieron./ Pero fue poco”   ,la tumba del abuelo:  “Escribo sobre el ciprés que ama/ la labor callada de tu nombre.” , el hermano, memoria  tangible: “ Corríamos de horizonte en horizonte. /Incansables./Alborotábamos sueños…”  y sobre todo la memoria de la infancia: “ La lluvia leve/ me retrae a mi niñez…”  o “ Calles de mi niñez,/ fulgor,/ sol en las manos,/ ¿Dónde quedaron/ sus sombras frescas…/” , pero llega un momento en que  “Es fácil atender a la nostalgia…/…/ No volveré a ser niño…” , y el tiempo se hace “ Voraz azote…” , aunque  “Todo sucede de un modo determinado.”y el amor recibe el encargo de recibir cuánto queda de esperanza: “ Toma cada uno de estos huesos que te pertenecen/ y hazlos míos, amor, entonces.” , sublimación de las horas en el instante: “ No hay ya pues en nosotros más tiempo/ que el de los besos.” Culminando con la interrogación  que cierra los dos pronombres: “Cómo nombrarte, amor, y no desangrarme./ Cómo nombrarte , como decir tu nombre…”

En la segunda parte, Nosotros, el poeta se expande desde ese núcleo de intimidad y se hace colectivo, social e históricamente y sublima su experiencia en la poesía, forma de expresión de ese sentimiento que nace del yo pero que habita entre los hombres. 
Recordando el contexto histórico de un tiempo oscuro, el dolor se hace elegía: “Tardaste cuarenta años/ en decir palabras como Francia, cuneta o vencido….”/ o el recuerdo de que un 23 de febrero Blanco White abandona España: “…A su espalda el puerto de Cádiz. Los demás, restan en España./ A las espaldas de estos, el Lord Howard./ Y ninguno sabe que./ en ciento setenta y un años, exactamente/ se secarán gargantas…”· , sugiriendo que el tiempo iguala la historia, nada ha cambiado en este país. Movido por ese interés colectivo dirá: “Somos extraños. Unos frente a otros: extraños.”…mientras observa  como “Deambulaban sin ojos mientras gritaban/ más allá de la conciencia…”, mas “Los poetas nos dirigimos al centro de la Tierra./ Caminamos presurosos entre versos labrados./ Y soñamos…/siempre hemos sido sueños antes que hombres.” y “ Seguimos comenzando./ Nuestros poemas son pequeños/ y procuran sombra inmediata. No más./…/ Casi nadie conoce nuestros nombres./Y , aún menos nuestros sueños,…”.


Un libro de una profundidad insondable, que sienta las coordenadas de una senda de búsqueda en los intrincados bosques de la vida  y en los abismos inescrutables de la Poesía.

©F. BASALLOTE
Papel Literario, 9/02/2010

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