RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ESPAÑOLES
SOBRE LA OSCURIDAD de DOLORS ALBEROLA
SÓLO QUIEN SABE DE LA LUZ PUEDE HABLAR DE OSCURIDADES.
A propósito de SOBRE LA OSCURIDAD
de DOLORS ALBEROLA
Edita Rumorvisual. Cáceres, 2011
Dolors, nacida a la luz
del Mediterráneo, ese ámbito de esplendores ,donde queda para siempre incardinado su primer
paraíso, influye sobre manera en su poesía hasta tal punto que se desarrolla en decenas
de libros galardonados por importantes premios y en una constante presencia de su vitalidad
creadora en múltiples foros donde su palabra se manifiesta en toda su brillantez ,
demostrando como diría Alejandra Pizarnik , que “ …estaba predestinada a nombrar las cosas con nombres especiales.” , y enseñando, en palabras de la citada
poeta argentina, desde esa luz interior, “ La magistral sapiencia de lo oscuro”
Para Dolors
Alberola, la oscuridad “Significa lo mismo que la duda, lo mismo
que el mirar y no ver, lo mismo que el no saber dónde se halla cada cosa en la
existencia. Pero también se trata de convertirla en luz, de hacer que los opuestos
bailen juntos.” Como diría Andrés Sánchez Robayna : “…
Donde la oscuridad/ te dice, / palabra, / aún dices luz”
Y eso es lo que
hace en este poemario, conjugar, confrontar, enfrentar el mundo y todo cuanto
significa de experiencia y fragilidad, y
la palabra,y hacerlos chocar como dos esquirlas de pedernal hasta producir las
chispas del fuego poético.
En ese
enfrentamiento que no es sino la manifestación de la angustia creativa que
subyace en el interior del yo poético tiene un claro protagonismo la memoria,
amoldada en sus parámetros de espacio y tiempo, y especialmente la infancia, un
tiempo de luz que la propia poeta reivindica: "El que no permanece en su primer paraíso, no sabe lo
hermoso que es mantenerlo vivo"
Dice Domingo
Faílde que “ Sobre la oscuridad
es un discurso lírico, monólogo interior en ocasiones y a veces diálogo
cósmico, a través del cual explora la poeta esa zona oscura de la dialéctica
que constituye la contradicción, el ámbito de la antítesis, buscando en él su
cupo de belleza y un rumbo hacia la luz
“.
Hacia ese derrotero de la luz y la verdad Dolors combate contra las grandes tempestades
que surgen en los mares interiores, en una
valiente empresa en la que como
dice Juana Castro en su prólogo:
“…para escribir versos verdaderos hay que
cortar la sangre, quemarse vivo y amasar la noche y entablar diálogos con otros
que emergen de otra oscuridad,…”.
En esta obra hay una voz que viene no del tiempo ni de la sangre,
solamente, viene del ámbito donde no hace sino repetir el eco silencioso de un
ritmo mágico, de una salmodia que se oye en el vacío del corazón del hombre : “ Debajo del sonido, la oscuridad/ el
silencio, la nada…”
Y esa oscuridad se manifiesta para la poeta en una especie de “
juegos de espejos delante de la noche…” para con ellos encontrar la senda
creativa, por ello dirá : “ Quiero la
oscuridad / que ilumina el desierto de lo fértil…”
Hay en este rico mundo interior una latente presencia de un mundo
que la memoria se encarga de reafirmar : “Era la rosa azul del tacto , el imprevisto
toque de la luz…” , mundo en el que es protagonista : “ Ella, la que camina desde fuera de si, salta un rato a la comba de su
memoria…” . Y en ese salto en el tiempo, se ve en el espejo: “una niña se busca/ busca verse a sí misma
ante el espejo…”. Y esa niña desde un oscuro precipicio se manifiesta con su voz poética: Hay una niña/ que me llama…” , mientras
que la memoria la describe : “ …llevaba
en sus muletas dibujados/ campos llenos de sol, cardos abriéndose/ y un muñeco
de trapo colgado de los ojos…”. Aunque tanto recuerdo sea a veces doloroso:
“ …beber de un tajo la cicuta de tanta
sombra espesa en la memoria…”
Pero en el contexto del poemario se distingue sobre todo el reflejo de la lucha entre la
luz y la sombra en la presencia de dos enemigas: la muerte y la palabra: “Van
tan juntas / que no sé distinguir la una de la otra” Una
íntima confrontación en la que pide “ …¿Dónde está la palabra que aniquila la
muerte?” Se preguntará para llegar en la incertidumbre a decir:” No sé cuál de las dos quiere ganarme el
pulso,” . Aunque en esa lucha
logrará : “Coger una
palabra hasta deshilachar eso que nunca dice …” en la noble tarea del
poema, en su profundidad de claros hontanares.
De esa dualidad muerte- palabra, dice Domingo F.Failde “La palabra, en el viaje iniciático que Dolors Alberola emprende en
cada libro, es también la segunda realidad del poeta, una especie de sombra o
imagen en negativo, que la acompaña desde pequeña, como contrario fundamental
de la muerte”.
No podemos eludir
al hablar del poema, la presencia del
símbolo en este poemario.
“En el centro de mí se inauguraba el símbolo” dirá y
utilizándolo:
“En el centro del mundo un capitel, ….Hay un espino seco y violetas
tiradas por el suelo, una losa que pesa encima del deseo y de las alas.”
Consta el
poemario de dos partes, apenas
diferenciadas en el orden numérico, ya que el contenido se mantiene único, sin
matices, consistentemente coherente con las características formales de la
poesía de Dolors: poemas breves, versículos ligeros y poemas
en prosa, aunque si se aproxima uno a su contenido se aprecia que en la segunda
parte existe como una depuración estilística, una aproximación a la síntesis y
una penetración onírica en el mundo, más acentuada que en la primera parte.
Es tan denso este poemario
que su presentación requeriría un descenso más exhaustivo a sus profundidades
en tarea de espeleología y minuciosidad de arqueólogo, porque como un rico
diamante en sus innumerables caras brilla una poesía auténtica y desbordante
que exigirían un tiempo y una tinta inacabables.
©F.Basallote
Publicado en Papel Literario, 13/09/2012
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