viernes, 10 de mayo de 2013

RESEÑAS III - POETAS ESPAÑOLES. Domingo F. Faílde, "La mala letra"



RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ESPAÑOLES


LA MALA LETRA  de DOMINGO F.FAÍLDE











POESÍA LIMINAR
LA MALA LETRA  de DOMINGO F.FAÍLDE
Ediciones Vitrubio, 2012


Para Domingo F. Faílde, (Linares ,1948) el activismo literario ha sido una constante desde que en los últimos sesenta participó  en la Revista Tragaluz, de Álvaro Salvador.Fundador de revistas y otras publicaciones, ha dirigido La Isla, suplemento cultural del diario Europa Sur, y colaborado en Cuadernos del Sur (diario Córdoba), Papel Literario (Diario Málaga-Costa del Sol) y otras publicaciones especializadas. Es miembro de número del Instituto de Estudios Campogibraltareños, de cuya Sección VI (Literatura y Periodismo) fue presidente, y socio fundador de la Asociación Andaluza de Críticos Literarios. Ha sido uno de los componentes más destacados de la llamada poesía de la Diferencia. En una reciente entrevista dice: “… del movimiento de la Diferencia fui miembro activo y aun belicoso hasta que fue diluyéndose en el abigarrado panorama literario español.”.  Este activismo literario sigue siendo una de sus signos definitorios, tanto por su participación en actos de manifestación poética, algunos de los cuales se mantienen con un alto nivel en varios ciclos gestionados y dirigidos por él y en colaboración con Dolors Alberola que han enriquecido la vida cultural de la ciudad de Jerez, como en su participación en las redes en las que su presencia es un deslumbrante referente de ética y pensamiento social lúcido y brillante.

Su extensa obra poética  le ha situado entre los referentes más claros de la poesía española  actual, perteneciendo cronológicamente a la generación de los novísimos, que él prefiere denominar del Setenta o del Mayo francés,  generación de la que dice que “…no he compartido, en sentido estricto, la estética de aquellos, pero sí –como dijo una vez mi amigo Juan José Téllez- una atmósfera, una intención, una sugestiva voluntad lírica que me fue alejando de los escarceos sociales de la época para adentrarme en la introspección sentimental o en una elegante –el adjetivo es suyo- melancolía andalusí.”  Entre sus libros destacan: Materia de amor, Patente de corso, Rosas desde el Sur, Cuaderno de experiencias, Náufrago de la lluvia, Manual de afligidos, la cueva del lobo, Amor de mis entrañas o Región de los hielos perpetuos.  Hay poemas suyos en diversas revistas españolas e hispanoamericanas, algunos de los cuales han sido traducidos al catalán, inglés, francés, alemán y árabe. Ha obtenido, entre otros, los premios:Juan Alcaide, Searus, Ciudad de Algeciras, Miguel Hernández, Antonio González de Lama, Cálamo,  Provincia de Guadalajara y Villa de la Roda
Respecto a su poética recordemos  lo que dijo de él José Lupiáñez: … Nunca pierde las formas Faílde, ni le tiembla la mano, ni hace peligrar el poema con el asomo de alguna ironía o alguna cita que pide complicidad a las inteligencias...”. El mismo poeta  dice lo siguiente: “… sólo puedo ofrecer escepticismo,… reflexiones metapoéticas que, como corresponde, más que ofrecer respuestas convincentes, formulan preguntas, ¿o no es la duda acaso el combustible que mueve al arte?Hoy, escéptico con causa, mi poesía se ha vuelto más directa, más clara acaso y más desengañada; es mi poesía en fase terminal, como suelo llamarla: abocado a una muerte, que a mis 64 años, barrunto próxima, y sin otro balance que la consumación del fracaso de mi existencia, puedo decir lo que me dé la gana; “al cabo nada os debo, que diría Machado.”  Y se define de la siguiente manera: “ Yo no soy un poeta luminoso, el vate prometéico de León Felipe, y sí,  por el contrario, un poeta maldito, que da testimonio de la oscuridad, pues en ella vivimos, tratando en cualquier caso de alumbrarla con la palabra, capaz de mover mundos, aunque no aspiro a tanto y menos todavía en esta etapa de “poesía en fase terminal” –así la denomino-, en la que, dando todo por perdido, ajusto cuentas con el universo, sin tratar ni siquiera de salvarme a mí mismo…”
Con La mala letra, se adentra Domingo F.Faílde en ese espacio  donde el malditismo, el escepticismo  y el desengaño  traman desgarradoramente una poesía que el mismo define: “La mala letra” es un discurso sobre el fracaso de la vida humana, encarnado en el libro por la literatura, como opción de fracaso por excelencia. …” .   En él da testimonio de la oscuridad, acusando en sus maldiciones a cuanto agente haya contribuido a ese estado, así el tiempo: “ …Tarde o temprano, el tiempo, en su ejercicio,/ acaba descubriendo sus naipes y las trampas/ de la sucia partida que juegan en pareja/ él y la muerte….” O la presencia oscura y dolorosa del insomnio en la Mala noche: “…Ya veis, cuanto delirio/ para decir tan sólo que me duele/ mi dolor, el que clava/ su puñal en mi carne y ese otro/ que oculta sus señales en las radiografías/ e , inmune a los sedantes, baila el “twist” en la noche,/ siempre la puta noche, mientras suena el piano de ana Belén/ y yo/ me voy muriendo entre sus teclas.”

Esta aproximación al límite, lo que él denomina “poesía en fase terminal”, se manifiesta crudamente en poemas como “Forever”: “Alguna vez, si antes/ locura o desmemoria/ no nos retiran…/ habrá que poner punto/ final, guardar los bártulos/ y dejar para siempre la escritura./ ¿He dicho “para siempre”?/ Para siempre es la muerte/ y eso ya estaba escrito.” Aceptación, conformismo: “ Sé que me iré, algún día, ligero de equipaje/ -para variar-. Ahora,/ en la sala de espera de lo oscuro, me he cortado las venas: perdonadme,/ esta vez fue tan sólo un simulacro.” . Y  revisión, como en “A modo de inventario”, dirá: “He quemado las salvas de mi vida/ en ferias de suburbio, tan oscuras/…/ todo suena a canción de despedida/ y estoy cansado, la certeza a cuestas/ y una vida detrás.”.  Inventario de glorias y derrotas que la memoria se encarga de administrar en ese tiempo liminar:   “ Cuando ya se han perdido las guerras, sin remedio,/ la fama, la fortuna, la esperanza,/ la virtud –desde luego- y el decoro,/ uno vive tranquilo,/ toma de la memoria, como un pájaro,/ su mínima ración de agua y alpiste/ y deja que la vida, sin esfuerzo, escriba los renglones que le quedan…”

Y hay un apartado de cuentas con el mundo: “…(seré sincero y jugaré sin trampas: / reconozco que el mundo, varado en la indigencia, / nada me muestras, nada/ me dice./ Y, contrariado, cierro / el libro que aún no he escrito).” , y sobre todo manifiesto que es todo un testamento lírico: “ Soy un esteta, sin remedio: amo/ las ciudades amuralladas, los viejos torreones,/ las calles empedradas, los jardines umbrosos,/ las casas solariegas, los cisnes, las magnolias,/el rumor de las fuentes, la música, los libros,/ las mujeres desnudas, el vino, los manjares,/ las vajillas antiguas y el amor; / amo todo/ lo que habrá de extinguirse, …/…”, para terminar en el último poema del libro “Lluvia” diciendo: “…Sigue lloviendo, es tarde, tu vida se derrama./ Lo demás, solamente silencio, un paso al frente,/ ser dueño de ti mismo,/ no ser nada tal vez.”
Sin ánimo de contradecir al poeta, creemos que este poemario puede estar incluido en lo que él define como poesía terminal,. mas no es  -de ningún modo- un poemario final, es quizás uno de los peldaños de esa escala liminar con la que de una manera magistral –siempre lo fue su poesía- asciende hacia las cotas de su propia hondura, el feliz hallazgo en el camino de  la eterna búsqueda.  

©F.Basallote
Publicado en Papel Literario, 8/02/2913


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