RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ESPAÑOLES
LA MALA LETRA de
DOMINGO F.FAÍLDE
POESÍA
LIMINAR
LA MALA
LETRA de DOMINGO F.FAÍLDE
Ediciones
Vitrubio, 2012
Para Domingo F. Faílde, (Linares ,1948) el activismo literario ha sido una
constante desde que en los últimos sesenta participó en la Revista Tragaluz,
de Álvaro Salvador.Fundador
de revistas y otras publicaciones, ha dirigido La Isla,
suplemento cultural del diario Europa Sur, y colaborado en Cuadernos del
Sur (diario Córdoba), Papel Literario (Diario Málaga-Costa
del Sol) y otras publicaciones especializadas. Es miembro de número del
Instituto de Estudios Campogibraltareños, de cuya Sección VI (Literatura y
Periodismo) fue presidente, y socio fundador de la Asociación Andaluza
de Críticos Literarios. Ha sido uno de los componentes más destacados de la
llamada poesía de la Diferencia. En una reciente
entrevista dice: “… del movimiento de la Diferencia fui
miembro activo y aun belicoso hasta que fue diluyéndose en el abigarrado
panorama literario español.”. Este
activismo literario sigue siendo una de sus signos definitorios, tanto por su
participación en actos de manifestación poética, algunos de los cuales se
mantienen con un alto nivel en varios ciclos gestionados y dirigidos por él y
en colaboración con Dolors Alberola que han enriquecido la vida cultural de la
ciudad de Jerez, como en su participación en las redes en las que su presencia
es un deslumbrante referente de ética y pensamiento social lúcido y brillante.
Su
extensa obra poética le ha situado entre
los referentes más claros de la poesía española
actual, perteneciendo cronológicamente a la generación de los novísimos, que
él prefiere denominar del Setenta o del Mayo francés,
generación de la que dice que “…no he compartido, en sentido estricto, la
estética de aquellos, pero sí –como dijo una vez mi amigo Juan José Téllez- una
atmósfera, una intención, una sugestiva voluntad lírica que me fue alejando de
los escarceos sociales de la época para adentrarme en la introspección
sentimental o en una elegante –el adjetivo es suyo- melancolía andalusí.” Entre sus libros
destacan: Materia de amor, Patente de
corso, Rosas desde el Sur, Cuaderno de experiencias, Náufrago de la lluvia,
Manual de afligidos, la cueva del lobo, Amor de mis entrañas o Región de los
hielos perpetuos. Hay poemas suyos
en diversas revistas españolas e hispanoamericanas, algunos de los cuales han
sido traducidos al catalán, inglés, francés, alemán y árabe. Ha obtenido, entre
otros, los premios:Juan Alcaide, Searus, Ciudad de Algeciras, Miguel Hernández,
Antonio González de Lama, Cálamo, Provincia
de Guadalajara y Villa de la Roda
Respecto
a su poética recordemos lo que dijo de
él José Lupiáñez: “… Nunca pierde las formas Faílde, ni le tiembla la mano, ni hace
peligrar el poema con el asomo de alguna ironía o alguna cita que pide complicidad
a las inteligencias...”. El mismo poeta
dice lo siguiente: “… sólo puedo
ofrecer escepticismo,… reflexiones metapoéticas que, como corresponde, más que
ofrecer respuestas convincentes, formulan preguntas, ¿o no es la duda acaso el
combustible que mueve al arte?… Hoy,
escéptico con causa, mi poesía se ha vuelto más directa, más clara acaso y más
desengañada; es mi poesía en fase terminal, como suelo llamarla: abocado a una
muerte, que a mis 64 años, barrunto próxima, y sin otro balance que la
consumación del fracaso de mi existencia, puedo decir lo que me dé la gana; “al
cabo nada os debo”, que diría Machado.” Y se define de la siguiente manera: “ Yo no soy un poeta luminoso, el vate
prometéico de León Felipe, y sí, por el
contrario, un poeta maldito, que da testimonio de la oscuridad, pues en ella
vivimos, tratando en cualquier caso de alumbrarla con la palabra, capaz de
mover mundos, aunque no aspiro a tanto y menos todavía en esta etapa de “poesía
en fase terminal” –así la denomino-, en la que, dando todo por perdido, ajusto
cuentas con el universo, sin tratar ni siquiera de salvarme a mí mismo…”
Con La mala letra, se adentra Domingo
F.Faílde en ese espacio donde el
malditismo, el escepticismo y el
desengaño traman desgarradoramente una
poesía que el mismo define: “La mala letra” es un discurso sobre el fracaso de la vida humana, encarnado en el
libro por la literatura, como opción de fracaso por excelencia. …” . En él da testimonio de la oscuridad,
acusando en sus maldiciones a cuanto agente haya contribuido a ese estado, así
el tiempo: “ …Tarde o temprano, el
tiempo, en su ejercicio,/ acaba descubriendo sus naipes y las trampas/ de la
sucia partida que juegan en pareja/ él y la muerte….” O la presencia oscura
y dolorosa del insomnio en la Mala noche: “…Ya veis, cuanto delirio/ para
decir tan sólo que me duele/ mi dolor, el que clava/ su puñal en mi carne y ese
otro/ que oculta sus señales en las radiografías/ e , inmune a los sedantes,
baila el “twist” en la noche,/ siempre la puta noche, mientras suena el piano
de ana Belén/ y yo/ me voy muriendo entre sus teclas.”
Esta
aproximación al límite, lo que él denomina
“poesía en fase terminal”, se manifiesta crudamente en poemas como “Forever”: “Alguna vez, si antes/ locura o
desmemoria/ no nos retiran…/ habrá que poner punto/ final, guardar los
bártulos/ y dejar para siempre la escritura./ ¿He dicho “para siempre”?/ Para
siempre es la muerte/ y eso ya estaba escrito.” Aceptación, conformismo: “ Sé que me iré, algún día, ligero de
equipaje/ -para variar-. Ahora,/ en la sala de espera de lo oscuro, me he
cortado las venas: perdonadme,/ esta vez fue tan sólo un simulacro.” . Y revisión, como en “A modo de inventario”, dirá: “He
quemado las salvas de mi vida/ en ferias de suburbio, tan oscuras/…/ todo suena
a canción de despedida/ y estoy cansado, la certeza a cuestas/ y una vida
detrás.”. Inventario de glorias y
derrotas que la memoria se encarga de administrar en ese tiempo liminar: “
Cuando ya se han perdido las guerras, sin remedio,/ la fama, la fortuna, la esperanza,/
la virtud –desde luego- y el decoro,/ uno vive tranquilo,/ toma de la memoria,
como un pájaro,/ su mínima ración de agua y alpiste/ y deja que la vida, sin
esfuerzo, escriba los renglones que le quedan…”
Y hay un apartado de cuentas con el mundo: “…(seré sincero y jugaré sin trampas: /
reconozco que el mundo, varado en la indigencia, / nada me muestras, nada/ me
dice./ Y, contrariado, cierro / el libro que aún no he escrito).” , y sobre
todo manifiesto que es todo un testamento lírico: “ Soy un esteta, sin remedio: amo/ las ciudades amuralladas, los viejos
torreones,/ las calles empedradas, los jardines umbrosos,/ las casas
solariegas, los cisnes, las magnolias,/el rumor de las fuentes, la música, los
libros,/ las mujeres desnudas, el vino, los manjares,/ las vajillas antiguas y
el amor; / amo todo/ lo que habrá de extinguirse, …/…”, para terminar en el
último poema del libro “Lluvia”
diciendo: “…Sigue lloviendo, es tarde, tu
vida se derrama./ Lo demás, solamente silencio, un paso al frente,/ ser dueño
de ti mismo,/ no ser nada tal vez.”
Sin ánimo de contradecir al poeta, creemos que este
poemario puede estar incluido en lo que él define como poesía terminal,. mas no es
-de ningún modo- un poemario final, es quizás uno de los peldaños de esa
escala liminar con la que de una manera magistral –siempre lo fue su poesía-
asciende hacia las cotas de su propia hondura, el feliz hallazgo en el camino
de la eterna búsqueda.
©F.Basallote
Publicado
en Papel Literario, 8/02/2913
Una gran pérdida. Descanse en paz.
ResponderEliminarSe nos ha ido un gran poeta y un gran hombre.
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