RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ESPAÑOLES
MUNDO DENTRO DEL CLARO
de
VICENTE GALLEGO
MUNDO DENTRO DEL
CLARO de VICENTE GALLEGO
TUSQUETS, 2012
Vicente Gallego (Valencia, 1963)
es uno de los principales representantes de la poesía de la experiencia. Es autor de los libros de poemas La luz, de otra
manera (Visor, 1988), Santa deriva (Visor, 2002), Cantar de
ciego (Visor, 2005) y Si temierais morir (Tusquets Editores,
2008). El espíritu vacío (Pre-Textos, 2004) es su obra narrativa más
reciente…Su obra poética ha tenido numerosos galardones, entre otros el Nacional
de la Crítica,
concedido en 2002 a
Santa deriva.
Cuatro
años después de Si temierais morir, donde el poeta se introducía en
los sutiles senderos del espíritu , en éste canta ese mismo espíritu hecho
mundo, alentando en cada piedra y cada alma. . Mundo dentro del claro alude al mundo en
relación con el espíritu. Estructurado con piezas largas intercaladas con poemas
breves, llenos de luz que constituyen una novedad, y no sólo formal,
en la poética del autor. Este libro es una celebración total del universo: una profunda oda a lo natural, a lo
puramente sensorial, dentro de una armonía, sin duda creada por esa sencillez
expresiva en una búsqueda de lo puramente esencial, una alegre compenetración
con la naturaleza, en la que el goce de lo instantáneo se une a ese darse a lo
exterior, emergiendo de dentro de ese espíritu que antes estuvo encerrado y que
ahora se abre a los prodigios de su luz.
Hay dentro de esta poesía una
serie de elementos que la hacen distinta, muy cercana a la forma oriental ya vigente en la frase zen que encabeza el libro: “
El verdadero vacío, la maravilla de las cosas”
y presente en todo el poemario por esa aproximación al haiku, no
solo por la consagración de lo
instantáneo y su imbricación absoluta en la naturaleza, sino por su
sintetización formal: “Se hizo sin
pensar/ me vi partiendo, al borde del camino/ la rama del hinojo/…”, toda
una “iluminación” al más puro estilo zen.
Hay
en todo el poemario un tono celebratorio, una especie de canto al mundo y a sus
elementos: “Suavidad de este aire,/ beso
audaz de la tierra,/ perdón claro del fuego,/abismo de la luz,/ murmullo de las
aguas,/ ¿no ha de alzarse mi estrofa?/…”
y al mismo tiempo una clara intención de depuración poética: “ ¿Se puede con el hueso del poema/ -pelado
del decir, servido en blanco- / convidar su pulpa, darlo pleno?/…”, para
llegar a decir: “descárname, palabra, y
abre mundos.”, como sistema de profundización en este territorio de la
pureza del poema, que se ciñe al misterio de lo sencillo y de lo instantáneo,
para la mejor interpretación del mundo: “En
este eterno instante/ todo está comprendido, lo grueso, lo sutil,/de la cósmica
noche y de su día.”. Y al mismo tiempo una comunión con él: “ Bajo la dejadez del cielo azul,/ a orillas
del mar, cumplido el día,/ arena entre mis dedos, sal de amor/ en esta
intimidad de la ola blanca”, tan hermosamente definida y tan contundente: “ En el pecho sufrido de la noche,/ la plata
del lucero.”, bajo el poderoso
influjo del instante luminoso: “…Antes, antes, entero y vivo, un destello –la avispa-/ prendió fuego a
los mundos.”.
Un
poemario, que sin duda, marca un tiempo en la trayectoria poética de Vicente
Gallego, que trasciende del espacio íntimo a una especie de fervor ascético, y
al mismo tiempo celebratorio, en el que la presencia de los elementos
unificadores de la naturaleza le dan su
más hondo sentido.
©F.Basallote
Publicado en
Papel Literario, 14/01/2013
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