RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ANDALUCES
LOS DESPERFECTOS de MARTÍN LUCÍA
EN LA SENDA EXACTA
9/02/2010
A propósito del poemario LOS DESPERFECTOS de MARTIN LUCÍA
Ediciones La Huída. Sevilla, 2009
Hace poco tiempo, en una animada
conversación sobre la poesía actual, nos decía
el gran maestro de la poesía española Félix Grande, al Director de este
Papel-Literario y a quien esto escribe, que tuviésemos presente a la generación
de jóvenes poetas, en torno a la treintena, que estaban construyendo un
entramado poético de enorme riqueza y sobre todo de gran futuro. Ya lo habíamos
detectado en estas páginas a la que hemos traído obras, generalmente premiadas,
de algunos jóvenes poetas a los que no podemos dar representatividad de grupo,
mas sí de síntomas de promesa ya casi
cumplida.
Y en ese mismo sentido de poesía
cumplida, verdaderamente madura, sensatamente profunda, en la senda exacta de
una prometedora fecundidad se encuentra
este libro Los desperfectos, de
Martín Lucía ( Sevilla, 1976) , opera
prima de un poeta que llega con este libro después de haber investigado
todos los matices del discurso poético en los múltiples medios que la
tecnología nos ofrece en estos tiempos y de haberlo macerado en su propio jugo
poético para ofrecer lo que de ningún modo puede considerarse libro de un
primerizo, sino obra entera, madurada, con el sello mayúsculo de la eterna
Poesía.
Consta el libro de dos partes: Yo y tu, y Nosotros, y un poema
introductorio denominado precisamente Los
desperfectos, que premonitoriamente nos dice que “Simplemente avanzamos en silencio/ entre multitudes/…/ A lo más,
protegemos con disimulo nuestro pecho…”. Perfectamente construido, trata
los temas constantes de la poesía con una exquisita factura, que se detiene fundamentalmente en los aspectos íntimos de su
propia historia.
En la primera parte, hay como un
círculo formado por la propia intimidad del poeta que asciende por la memoria
desde el núcleo elemental de la familia hasta el amor. Así dirá sobre sus
padres: “Sus manos/ siempre se
adelantaron / al viento,..” , sobre
los abuelos y la carga de historia
amarga de esta tierra: “Mi abuela, recién
cumplidos los ochenta y cuatro,/ ha sobrevivido a una guerra/ en la que la luna
olía a pólvora…”, la habitación del hospital del abuelo: “ Tu habitación era muy pequeña,/ pero cabía
un crucifijo. Entonces España era hija de dios. / Y siempre había un
crucifijo./ Los médico hicieron lo que pudieron./ Pero fue poco” ,la tumba del abuelo: “Escribo
sobre el ciprés que ama/ la labor callada de tu nombre.” , el hermano,
memoria tangible: “ Corríamos de horizonte en horizonte. /Incansables./Alborotábamos
sueños…” y sobre todo la memoria de
la infancia: “ La lluvia leve/ me retrae
a mi niñez…” o “ Calles de mi niñez,/ fulgor,/ sol en las manos,/ ¿Dónde quedaron/
sus sombras frescas…/” , pero llega un momento en que “Es
fácil atender a la nostalgia…/…/ No volveré a ser niño…” , y el tiempo se
hace “ Voraz azote…” , aunque “Todo
sucede de un modo determinado.”y el amor recibe el encargo de recibir
cuánto queda de esperanza: “ Toma cada
uno de estos huesos que te pertenecen/ y hazlos míos, amor, entonces.” ,
sublimación de las horas en el instante: “
No hay ya pues en nosotros más tiempo/ que el de los besos.” Culminando con
la interrogación que cierra los dos
pronombres: “Cómo nombrarte, amor, y no
desangrarme./ Cómo nombrarte , como decir tu nombre…”
En la segunda parte, Nosotros, el poeta se expande desde ese
núcleo de intimidad y se hace colectivo, social e históricamente y sublima su
experiencia en la poesía, forma de expresión de ese sentimiento que nace del yo
pero que habita entre los hombres.
Recordando el contexto histórico
de un tiempo oscuro, el dolor se hace elegía: “Tardaste cuarenta años/ en decir palabras como Francia, cuneta o
vencido….”/ o el recuerdo de que un 23 de febrero Blanco White abandona España:
“…A su espalda el puerto de Cádiz. Los
demás, restan en España./ A las espaldas de estos, el Lord Howard./ Y ninguno
sabe que./ en ciento setenta y un años, exactamente/ se secarán gargantas…”·
, sugiriendo que el tiempo iguala la historia, nada ha cambiado en este país. Movido
por ese interés colectivo dirá: “Somos
extraños. Unos frente a otros: extraños.”…mientras observa como “Deambulaban
sin ojos mientras gritaban/ más allá de la conciencia…”, mas “Los poetas nos dirigimos al centro de la Tierra./ Caminamos
presurosos entre versos labrados./ Y soñamos…/siempre hemos sido sueños antes
que hombres.” y “ Seguimos comenzando./ Nuestros poemas son pequeños/ y
procuran sombra inmediata. No más./…/ Casi nadie conoce nuestros nombres./Y ,
aún menos nuestros sueños,…”.
Un libro de una profundidad
insondable, que sienta las coordenadas de una senda de búsqueda en los
intrincados bosques de la vida y en los
abismos inescrutables de la
Poesía.
© F.Basallote
Publicado en Papel-Literario
. 9/02/2010
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