RESEÑAS
DE OBRAS DE POETAS ANDALUCES
LOCO AFÁN de MANUEL GUERRERO
UN POETA EN EL CAMINO.
LOCO AFáN de MANUEL GUERRERO
Ediciones En Huida. Sevilla,
2011.
Manuel Guerrero Cabrera, (Lucena,
1980), es Licenciado en Filología y trabaja como profesor de lengua y literatura .Entre
sus publicaciones destacan las relacionadas con estudios y artículos de
investigación literaria, como Estudios
críticos de literatura del Siglo de Oro y Tango.
Bailando con la literatura . Como poeta, ha escrito anteriormente El desnudo y la
tormenta, además de colaborar en diversas revistas digitales. Escribe
columnas de opinión en los diarios digitales Sur de Córdoba y Lucena
Hoy. Confiesa ser un
apasionado del tango argentino del que dice:
“mi atracción por el tango argentino ayuda a la musicalidad de mi verso e
imprime un tono nostálgico y, en ocasiones, amargo a mi poesía”, tanto es
así que el título de la presente obra, Loco
afán, viene del tango Por la vuelta de Enrique Cadímano.
En cuanto a su poética dice: “Mi
poesía está marcada por la transición, la inquietud y la lectura (y relectura)
persistentes. Las tres se complementan, en resumen, para explicar el por qué
del verso e implicar el desencanto de lo existente (o recreado): como una
continua duda en elegir lo cotidiano (en especial, el amor) o en ahondar en lo
sugerido por otras voces (me gusta partir de citas de otros autores)…”. No
niega sus influencias, en particular las
de Luis Alberto de Cuenca, Javier
Lostalé, Rubén Darío o, como hemos citado
antes, la del tango.
Loco
afán se trata de un libro dividido en cuatro partes, la primera , Loco afán ,dedicada a la poesía en sí
misma; la segunda, El mismo amor, a dicho sentimiento; la tercera, La misma lluvia, a la vida (con poemas de diversa temática) y la
última ,innominada, a la muerte, con un verso corto de carácter funerario.
“Explicar el por qué” misterio y
esencia del verso, en Loco afán. La
vigilia estéril del poeta en la espera
de la luz: “Hoy, que líneas frías/ tornan
mi verso ausente,/ la noche solitaria/b me entrega muchas bocas de silencio/ y
un papel que semeja una nevada.”. Aunque, una vez logrado, “el verso se conserva / al final del
poeta…” y da la respuesta a tanta búsqueda: “Primero tu respuesta,/ después la mía/ y luego la de todos los poetas/
que la han confiado…” . “Elegir lo cotidiano” en El mismo amor, porque “ …soy
un dios/ porque la beso/ porque la gozo,/ tendida en nuestra cama,/ juntos los
pechos/ y pegados los labios/ en sus nalgas de rosa…” , “…y tu boca me ofrece/
el alba roja,/ tu cintura, el deseo/ de una inquieta paloma/ y tu pecho,
azahares.”. En La misma lluvia , incide
en lo “sugerido por otras voces”, usando
las palabras trasvestidas en un verso conceptualmente coincidente “
Viva fotografía de lo lejano…”, para pedir, apoyado en un versículo de
Lostalé: “Acuérdate de mí cuando la aurora/
me vista con la sílaba desnuda…” . En la cuarta parte, la intensidad de la
síntesis, la breve emoción de la palabra es apenas intuición, una leve brisa en
un mar de oscuridades, el cárdeno esplendor del rayo, el instante… “Debió quedarse en tierra, donde la vida es
larga;/ pues la plata del mar nunca acaba en la sien.”, “ No le quites la
máscara, caminante, pues sombra de la vida su risa , es ya fingida gloria.” . Ni aforismos, epitafios puros en el mármol del verso.
Un poemario denso, pese a su
levedad física, una muestra de los
fractales de la luz de un poeta que busca en los senderos de la pureza la
última razón de su poesía en un ejercicio
duro en el temple de su musculatura lingüística, en la música del
concepto ajustadamente afinado, en la sombra precisa para que el verso luzca
con su brillo exacto.
Un poeta en el camino.
©F.Basallote
Publicado en Papel-Literario
, 28/11/2011
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