sábado, 8 de junio de 2013

RESEÑAS IV - NUEVA POESÍA SEVILLANA. Lola Crespo, "Las palabras acostumbradas"



RESEÑAS DE OBRAS
DE NUEVOS POETAS SEVILLANOS

LAS PALABRAS ACOSTUMBRADAS  de LOLA CRESPO














LA VOZ QUE CLAMA EN EL DESIERTO
LAS PALABRAS ACOSTUMBRADAS  de LOLA CRESPO
Guadalturia. Sevilla, 2012.



Doctora en Historia del Arte y Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla, Sus poemas aparecen en antologías como Homenaje a la Generación del 27, Homenaje a Ramón Jiménez, Versos para derribar un muro y Enredando. Su primer libro íntegramente escrito por ella fue Gramática malva (Voces de Tinta, 2010),  (Ver Papel-Literario, 10/12/2010).  Ha publicado  recientemente   Las palabras acostumbradas (Guadalturia), un poemario donde reflexiona sobre la lengua y sus límites. Con prólogo de Mario Barranco, a lo largo del poemario Las palabras acostumbradas, se insertan, a través de códigos QR, varios vídeos de creación propia, fotografías de la autora y varias composiciones musicales de David Postigo, en un intento globalizador del acto creativo.


Para Lola Crespo: “Hay palabras que se acostumbran: se vuelven disimuladas, se desorientan, se deshabitan. Y al nombrarlas, curiosamente, nos definen su extravío, nos sitúan en la esquina de los días, en un punto de referencia poco específico entre tiempo y espacio, en un lugar impreciso de convergencia, de cruce, de encuentro y también de tropiezo. En un lugar alejado del siempre necesario asombro.” Dice Mario Barranco, prologuista de la obra, que en sus versos “Hay una concesión inmensa a la vida. En cada palabra. En cada pausa. Existe una escritura de la experiencia que se dobla sobre sí misma sin dejar de ser experiencia…”


En total coincidencia con Neruda: “… son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema…”, Lola  Crespo eleva una estructura en la que las palabras constituyen un orbe de magia infinita, con la autonomía de su propia belleza, un trasmundo en el envés de las maravillas sucesivas  de su pronunciamiento, especialmente en la primera parte del poemario  Policromías espontáneas, en la que dirá  : “Te doy lo que tengo/ estoy hecha de de palabra/ hilo a hilo/ gota a gota/ sed a sed.”,  palabra ensimismada  “…con la firma reversible de un vuelo…” . Palabra acostumbrada al retorno.


De acuerdo con  Benedetti cuando dice en su poema “La Palabra” : “…la palabra es un callejón de suertes/y el registro de ausencias no queridas/puede sobrevivir al horizonte/y al que la armó cuando era pensamiento/…”, Lola Crespo dirá en la segunda parte del libro encabezada por un poema visual llamado precisamente “Las palabras acostumbradas” que “Hay palabras claras,/ tan brillantes, / que son capaces de doblegar al tiempo,/…” .  Por eso dirá que  “ La naturaleza de mi lengua es fugitiva/ por eso, / la palabra agua/busca el río/…” y por eso  pide “…que la voz hecha tierra/ sea el centro de todas las geografías./…” . Una nueva construcción del mundo.


Y hay una tercera parte, “En la esquina de los días”, en la que la poesía se hace desgarradamente cotidiana, como un inventario de catástrofes, en el que la palabra yace y emerge en grito, en espejo de desolación., tiempo del Apocalipsis en el que “Tras unos ojos enjaulados/ sólo te observan tus miedos.” , aunque la palabra es aquí no solo lamento, sino denuncia como en el poema “Hora de cristales, tiempo de vidrio” en el que los desalojados del sistema, los desarraigados, tienen su representación  : “En esta hora de cristales,/ una mujer duerme/ en el cajero de un banco,/ en el centro de la ciudad./…”   Un bellísimo poema- acusación a esta sociedad mercantilizada y materialista en este tiempo, en el que a pesar de todo, “…no hay climalit posible que aísle de la nostalgia/…”  que representa el grito unánime, las palabras cuchillo para esta sociedad  en la que “un presentador de TV traduce el sonido de la muerte.”


Un poemario que, a  la vez de ser profundamente lírico, lleno de la eterna música de Érato, vive la desolación cotidiana de nuestro mundo con la palabra acerada de los profetas, con el látigo en que la flor de la palabra se convierte ante la continua destrucción del hombre por un sistema incorde.   


©F.Basallote

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