RESEÑAS DE OBRAS
DE NUEVOS POETAS SEVILLANOS
MUDANZAS DE LO AZUL de JESÚS CÁRDENAS
MUDANZAS
DE LO AZUL de JESÚS CÁRDENAS
VITRUBIO,
Madrid, 2013.
JESÚS
CÁRDENAS SÁNCHEZ (Alcalá de Guadaíra, 1973), es Licenciado en Lingüística y
profesor de Literatura. Ha colaborado en
distintas publicaciones y revistas literarias
y obtenido algunos premios de poesía. Fruto de sus trabajos de
investigación ha sido la publicación de varios libros en soporte digital: Espacios
urbanos americanos en el “Diario de un poeta recién casado”, de Juan Ramón Jiménez,” y “.El
concepto de lo popular en Juan Ramón Jiménez. Orígenes de la poesía
neopopularista”. Es autor del libro
La luz de entre los cipreses, (Ediciones En
Huida, 2011), un poemario en el que
nos manifiesta su versión del mundo con una voz intimista y personal, cargada
de ecos de la poesía de siempre: amor, desamor, memoria, tiempo, cotidianidad,
incertidumbre…Ahora nos trae una nueva obra Mudanzas
de lo azul, en la que nos ofrece con una voz plena de madurez, un paso
certero en su camino poético, profundizando en esos aspectos ya apuntados en su
anterior libro, aunque su palabra nos llega plena de bríos nuevos, matices en
la profundización de su búsqueda que simbólicamente en el título indica la intención del autor, ya que su “mudanza” no es sino una escala en el
proceso personal de su propia identificación
poética, de la autentificación en el sendero sin fin de su propia depuración.
En Mudanzas de lo azul hay un lugar
privilegiado a la palabra, “La búsqueda
inagotable y permanente de las palabras” se titula el primer poema de la
primera parte del libro, y en él dice el poeta:” En sueños buscas adueñarte de ella:/ una palabra hermosa, nunca
dicha./…/ Relámpago en la noche, verso esquivo,/ mezcla de amor y necesidad/
palabra que se esconde para nunca/ ser pronunciada, tras lunas de párpados./ En
vano buscas adueñarte de ella.”. Y en esa búsqueda encontrará “Palabras como hojas de otoño llenas de melancolía/ Palabras como
drogas….”, en el “oficio” de “Ajustar las palabras como sortijas…”, para
la fina orfebrería del poema. En él encontraremos la presencia de la memoria,
no como recurso sino como sementera que aflora las oscuridades del tiempo: “El tiempo oculta y vuelca/ nuestras
barcas…/…/ los recuerdos sin rostro,/…”,
para concluir que “…el olvido no es más que una simple
corrección que ejerce la memoria./”. La cotidianidad se hace presente en
este poemario como una sombra del paso de los días, con sus heridas manifiestas
como esquirlas de tiempo: “ La vida así,
a ratos retorcida,/ perversa y maniática…”
o fracasados intentos de vencer sus secuelas: “Hoy he querido verte tras el cristal,/ y a eso me vengo
acostumbrando/…” ; inexorable en sus designios: “Estas deben ser las primeras lluvias,/ las
que anuncian/ que al fin he de partir, /…” , y pese a que “Hoy la
tristeza/ viene ofreciéndose/ disimulada.”,
el poeta en su batalla diaria apostará “…por
la vida en resistencia,/…” descubriendo “…que
en las cosas predecibles/ el miedo y el dolor/ se hacen más soportables./…”
y observando desde la ventana ese
suceder del mundo y de las cosas: “ Una
vez más te ves/ nostálgico apoyado en la ventana/ …/ Desde tu soledad
incomprendida/ rostros que caminan con la rutina,/…”.
Es,
sin embargo, el amor el núcleo fundamental de este poemario, tiempo y espacio
se confabulan para construir las coordenadas
imprescindibles para su milagro, para el deslumbramiento de ese fuego,
de esa ineludible predestinación. Quizás
una llamada, un grito del destino, puedan
ser determinantes: “Oí tu voz en llamas/
aquella noche invernal de domingo/…”, y aunque “ La niebla se ha tragado los sarmientos/ y me has cogido aquí
desprevenido/…” , “ Abrirme a tus confines/ fue como recobrar aliento/ y mis
alas perdidas.” . Y el amor se hace entrega, sublimación del canto y
emoción poética: “…Y me pierdo./ Ante el
espejo todo tu soborno./ Francamente, tu atrevimiento prende,/ como el rojo de
tus uñas y labios/…”, ya que no hay :
“…luz más hermosa que la de la
luna/sobre un cuerpo sin cubrir, taciturno, a punto de agitarse ,/ por
soledades oscuras…” para un cuerpo
hecho música , materia excelsa del tacto: “Mis
manos midiéndote palmo a palmo, sensación victimista tan cerca de la dicha” .
Y
en esta espiral intimista, con nítidos
reflejos andalusíes, se instala una forma de visión del mundo entregada a veces
a un buscado hermetismo que, sin embargo, no deja perder la traslucidez de una
poesía clara, aunque necesite a veces,
como diría Julio Mariscal :“ los
arrebozos de lo oscuro” , que no bastan para que la palabra esclarecedora emerja,
con una fuerza nueva, en una trayectoria prometedora hacia un tiempo de
plenitudes. La verdadera mudanza.
©F.Basallote
Publicado
en Papel-Literario, 12/06/2013
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