RESEÑAS
DE OBRAS
DE
POETAS ANDALUCES
JOSEFA PARRA ,MATERIA COMBUSTIBLE
MEMORIA DEL FUEGO
JOSEFA PARRA _ MATERIA COMBUSTIBLE
Ediciones En Huida. Sevilla, 2013.
Josefa
Parra ( Jerez
de la Frontera,1965), es una voz
preeminente de la poesía femenina española , licenciada en Filología Hispánica , trabaja en la Fundación Caballero
Bonald, donde es subdirectora de la revista de literatura Campo de Agramante.
Ha publicado los siguientes libros de poemas: Elogio
a la mala yerba (Visor, 1996), Geografía Carnal (Diputación de
Cádiz, 1997), Alcoba del agua (Quórum, 2002), Caleidoscopio de Venus
(César Sastre, 2005), Tratado de cicatrices (Calambur, 2006) y La
hora azul (Visor, 2007), el álbum ilustrado Oficios imposibles junto
al pintor Carlos C. Laínez (AE, 2007) y Habitación de hotel, con
Mercedes Escolano (La
Compañía de Versos, 2010). Ha sido galardonada con el Premio
Internacional de Poesía Loewe a la Creación Joven 1995 y con el Premio de Poesía
Unicaja 2006. Sus poemas
han sido traducidos al portugués, al francés y al árabe.
Su
poesía ha evolucionado hasta un estadio
de madurez y solidez poética. Según la autora: “Entonces hablaba más de mi misma y ahora hablo más de los demás. Quiero
que haya simbiosis con el lector, una dinámica de comunicación…La poesía tiene
que hablar de todos, no de uno mismo. Es materia comunitaria”. En su
evolución literaria, ‘Materia
combustible’ ha supuesto para ella
una nueva experiencia ya que “tenía el planteamiento muy estructurado,
tenía la trama, los hilos del poemario. Es la primera vez que lo tenía tan
claro”, asegura. Y define este
poemario con las siguientes palabras: “Nos consumimos y renacemos. Ese es mi poema.
Tiene tres partes: fuego, ceniza, fuego. Todos mis poemas son una narración. El
hombre y la sociedad se iluminan, se apagan y vuelven a renacer..” . El libro lleva un mensaje optimista que
juega con la metáfora del Ave Fénix y del resurgimiento de las cenizas.
Dividido
en tres partes: Fuego, Cenizas y Fuego,
quiere la autora en esta estructura
cerrada, circular, reincidir en su poética del amor; mas no desde el incendio
incontrolado de la pasión sino desde el fuego latente que perdura en las brasas
ocultas en sus cenizas, con un recurso al paso del tiempo y a la nostalgia y
una voz que clama por el retorno de los esplendores perdidos como emergente Ave
Fénix. En su primera parte dirá: “…El
amor me ha señalado/ un camino sin vuelta,/ ha guiado mis pies hasta tu casa./
Aquí me tienes. Sin opción./ Ahora,/ hiéreme de huracanes o de besos.” . Y
en rica y adornada joyería de metáforas
se refiere al futuro y al goce del instante: “La carne vegetal y aromada del pétalo/ mañana mudará su apariencia, y
el tallo/ que hoy yergue sobre el agua finísima cintura/ se doblará ante el
peso del tiempo y su vergüenza./ Eso será mañana. /Pero queda esta noche.”. Hay en su segunda parte, Cenizas, una búsqueda en la memoria que se hace nostalgia en los lugares
que un día fueron escenario de llamaradas perdidas del amor: “…Te hallaré en la tristeza de esta ciudad
sin suerte/ que tanto se parece, en cuerpo y alma,/ a ti / y a mí/…”, y que
construye el deseo inalcanzable:
“Volvería otra vez sobre mis pasos/ para alcanzar la dicha que se escapa,…”, pidiendo al tiempo: “ Dame
un sorbo de ayer, una mirada,/ los restos de un naufragio/ a los que
sujetarme…” Y, desesperadamente, al amor: “ Una
vez que te viera,/ una sola,/ una vez que volvieran las aguas a su cauce,…” . Amor
que aletargado, aguarda su emergente vuelta, en una esperanzada cuestión: “…¿Quién te dice / que no ha de amanecer,
que tras la noche/No burlaré a la muerte,….”, mas en el fondo sabe que “ …lo inalcanzable es lo más dulce,/ me conformo al silencio/ y al
vacío y al destierro, / y entono la plegaria/ de la melancolía/ como quien
canta un salmo/ gozoso en la penumbra. / Pues sé que lo imposible es para
siempre.”. Y todo se hace memoria: “…Apenas
un momento: /rozar con las pupilas el milagro/ de tu belleza huidiza/ y esbozar
la palabra que te nombra./ Colibrí./ Mi memoria/ te regala el futuro.” . Y
consciente de la fugacidad del amor
escribirá: “Sé que el amor es un
lugar de paso,/ una pausa de lumbre en medio de la nieve,/ un segundo de
gloria./…/ Aunque es tan breve el ascua de los cuerpos,/ si alguna vez la
huella dura más que el camino,/ aún merece la pena.”. Aún merece la pena ese fuego residual con
que cierra el ciclo de este poemario, en ningún modo celebratorio de los
incendios sagrados, sino solamente
vindicativo de sus cenizas, de las que más que un resurgido Ave Fénix, surgen
el dulce éxtasis del recuerdo y una leve esperanza.
Su forma característica de verso libre se enriquece con unos
heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos, que dan un ritmo y una musicalidad
a los poemas, cortos y profundos, como
es norma de su estilo, que hacen de esta Materia
combustible, un eslabón significativo en la brillante cadena poética de Josefa
Parra, si no un importante punto de inflexión en la misma, marcando quizás las
líneas de un futuro derrotero.
F.Basallote
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