ALGUNAS VOCES DE MUJER
A estas alturas del siglo, hablar de poesía femenina parece ser
que es entrar en un terreno no sólo anacrónico sino de firme inestable y
resbaladizo ya que las políticas de
igualdad, desigualmente apreciadas,
podían dar lugar a algún que otro malentendido. Como nosotros partimos
de una concepción igualitaria de la
creación y no admitimos, por principios, discriminaciones el hecho de agrupar
estas poetas no pretende diferenciar sino solamente mostrar aleatoriamente la
poesía que últimamente hacen algunas de las poetas andaluzas y para ello
elegimos aquellas cuya última obra está latente aún. Hemos elegido cuatro
poetas andaluzas que forman parte de una generación nacida al calor de esa
primavera literaria que supusieron los años ochenta .Hablamos de Mercedes
Escolano, María Sanz, María Rosal y Celia Bautista .
Mercedes Escolano (Cádiz, 1964),
aparece en el panorama lírico en pleno boom de las mujeres poetas, en la famosa
Antología Diosas Blancas
(1985), cuando sólo tenía publicado Marejada
(1982); pero fue suficiente para ser incluida así como para demostrar con su obra posterior que no fue
capricho de antólogo. Para quien ha nacido en Cádiz sentir el latido de la Atlántida, hablar del mar, de su enigmático secreto,
sólo es como abrir el corazón al viento o mirar desde la balaustrada de la Alameda, como dice Pilar
Paz Pasamar en el prólogo de su último libro La Bañera de Ulises: ¿A dónde mira, cuando una mujer se asoma al mar y qué ve en él…?.La Bañera de Ulises es un profundo poema de amor, en
el que “El mar late despacio sin rumbo/…/
Flexible, tibio, rumoroso es/ su vientre…/../ Baten sus olas en mis piernas,
frenándose./Viene hacia mí, animal lascivo y sediento/.../ ¡qué serena el agua
en tu cintura! /… /caderas ondulantes, un cimbrear de muslos,/..,/una corriente
de besos, humedad, saliva./…/ Un crujir de mástiles y jarcias llega hasta
nosotros/ haciendo mas potente el deseo…/” .Contundente
identificación de los tiempos del amor con las secuenciales etapas del mar.
Con Espeleología humana,
María Rosal (Fernán Núñez, 1961) penetra en las más profundas simas del alma,
con el afán diseccionador del científico, capaz de analizar los últimos
secretos del corazón humano. Es para la autora este libro “una bajada al infierno personal” que “refleja un momento de la vida contemporánea
llevado a la infancia y a la adolescencia” y para Pablo García
Baena, presidente del jurado del premio Aljabibe, concedido a esta obra: “una bajada a los infiernos…un libro duro y
amargo”. María Rosal, desciende al pozo de los interiores del alma,
que “En lo profundo acecha/ el más leve
vaivén de nuestros movimientos.”, y que “…solo yo sé que devora sin pausa/ que sus fauces aguardan el bocado
salobre,/la carne desmedida.”.”y al mismo tiempo constituye una
enorme metáfora: “El pozo es el envés del
universo./ En su sima está dios casi ahogado.”
La poética de María Sanz, (Sevilla, 1956) es una trayectoria de
soledad e introspección que ha ido evolucionando desde un mundo íntimo y
cercano a un universo amplio, creando una atmósfera de aislamiento premeditado
para poder interpretar los signos y el misterio de las cosas; pero con una
interrelación, casi compenetración, con los fenómenos que le rodean que le
permite ser espejo de sus propias soledades. Hypnos en la ventana obtuvo el Premio Ciudad de Badajoz y en él .
“…Ha abierto la ventana del tiempo que precede/ a la errática luz de la
naturaleza,/ un ensalmo distinto a lo que ve su anhelo/ de buscar esa sombra donde estuvo la vida/…/...¿Escepticismo? Hasta cierto
punto si, ya que para la poeta todo es un espejismo, una falacia: “Nunca será verdad esta alegría/ este rondel de
pájaros al alba,…”, o “Nunca
habría soñado/ que la verdad podía/ diluirse en el tiempo…” para
llegar a lamentarse: “Qué lástima de noche
solitaria,/ de lienzos apagados sobre el cuerpo…” “…/…/ Quise coger estrellas/
del pozo de su cuerpo/ pero no me fue dado/ caer en él…”
Celia Bautista (Ríotinto, 1953) con A orillas de la Carne ,obtuvo
el Premio Andaluz Villa de Peligros. En este poemario la memoria se
hace elegía hasta el punto que poesía erótica y poesía de la memoria se
entrelazan tramando finamente la urdimbre de un sugerente y apasionado
poemario, enriquecido de espléndidas imágenes en las que la luz y los sentidos
juegan un delicado papel de escenario intemporal. Y ese habitar el instante es
un revivirlo, así “Entrar en la memoria
es como entrar/ en un sueño lejano…” nos dice , intentando apresar
de nuevo “Esa rosa instantánea/ que
quedó/ entre las hojas vivas de las horas./” y la furia de la
sangre ,metáfora del espejo de la mar crispada por el levante que se alza como “Manadas de alazanes/ con sus crines al viento…”,
que habita una carne que el tiempo no logra abatir, pues su fulgor es tan
intenso como su elegía, que viene cargada de esperanzas: “Si yo supiera, amor, conformar mis deseos/ a esa
caricia tenue que vuela de tus manos/ y esa mirada verde que se crece con la
duda,/ seríamos la luz que tamiza la tarde.”
F.Basallote
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