EN EL JARDÍN MÍSTICO
La Poesía
Mística tiene hoy día bastante vitalidad, aunque a decir verdad
limitada a poetas que sin estar anquilosados en el pasado; trasladan
las vías de acercamiento a la divinidad
a la literatura actual,
conservando, con savia y
vitalidad propias una poesía que no desmerece de su larga tradición. El término
mística procede del verbo griego, "muein", que significa
"cerrar"; hace referencia a algo oculto, secreto. Mística, pues, etimológicamente, sugiere la vida
espiritual secreta, íntima, no ordinaria.
La pervivencia de este género, en
el espacio particular de la literatura de signo espiritual, se hace realidad
hoy en la producción de varios autores.
Existe en el ámbito de la literatura española
un Certamen que ha cumplido tres decenas de convocatorias y que a su calor ha
consolidado un destacado número de poetas que han escrito con verdadero acierto
una poesía mística de nuestro tiempo. Se trata del Premio Mundial de Poesía
Fernando Rielo, convocado anualmente en Madrid y fallado en Roma y del que
mencionaremos a un ganador, Francisco
Mena Cantero, que lo fue del XX Certamen con su obra Esta fe que nos lleva y a
Estrella Bello, que obtuvo Mención de Honor en la
XXVII edición por Atormentada
luz. Hay además, muchos poetas que se acercan a esta poesía con las mejores
armas de su poética, y en general, utilizando la estructura poética por
antonomasia, el soneto, tal cual hiciera en los años cincuenta del pasado siglo
Julio Mariscal, con aquel hondo poemario en sonetos, Quinta
Palabra, en el que el poeta dirá: “Así es como te quiero. Así, Dios mío:/
con el dogal de “Hombre” a la garganta./...” .Entre estos poetas destacamos a Enrique
Barrero, hábil sonetista que con una concepción muy particular de esta poesía
logra un bello poemario en Liturgia de la voz abandonada.
En Esta fe que nos lleva, Francisco Mena Cantero ,(Ciudad Real, 1934),
nos sumerge en una obra , de profundidad y de luz, de musicalidad y ritmo, de
pureza formal y limpieza absoluta del fondo, donde nítida luce la razón de su
aventura y la búsqueda de esa verdad tras la que a lo largo de su intensa obra
ha sido su vocación y designio, no sólo manifestación
sino invocación, no sólo cotidianeidad sino transparencia, no sólo rito sino
trascendencia: “…Tu conoces, Señor. Sabes
que es mío/ este río de gozo y de tristeza./ Es alma que en silencio escucha y
reza/ porque yo soy de Ti un escalofrío./…”y acentúa su voz para definir su
clave personal: “Darle nombre a una cosa/ es crearla otra vez, una manera/ de otorgarle
la vida/…/ ..somos/ hijos del Dios de la palabra/ y de su misma estirpe,/…”. Todo
ello con el cuidado uso de las formas clásicas, con su recurso a la
elementalidad de las cosas, con diversidad de fuentes de las que siempre mana
agua clara, urde en su sencillez la trama de un emocionante universo de
riquezas múltiples, luminosamente decidido a esa trascendencia que si bien ha
sido patente en toda su obra, aquí es claramente manifiesta. Como sucede en otro libro reciente del mismo
autor, que pone de relieve que en su poética hay una constante de misticismo.
Nos referimos a El pájaro y su vuelo, humilde y callada avecilla que emprende
un alto vuelo y nos abre de un modo sutil el complejo mundo de
su poética. Y en el vuelo de ese pájaro
que se abre en “claridad
que apenas nos incendia/en rescoldo de tiempo, no de fuego/..” y
que permanece ya que “Nada
se extingue y nada se destruye,/…/ La eternidad …Es algo/ que con su mano toca
/ el lento atardecer, …”.
Por eso “…las
cosas/…/ llevan en su trasluz/ la infinita belleza/ que las encela a un Dios/
cuyo oficio es la vida y no la muerte.”
Con Atormentada luz, Estrella Bello pasa a
engrosar esa lista de la Fundación Rielo
que contiene lo mejor de la poesía mística escrita en nuestra lengua en los
últimos decenios. Constante mística del
abandono que en la segunda parte se hace realidad en el jardín de la noche, que
“ sabe a musgo enamorado / y a concha
matutina de lucero…”, donde encuentra al amado: “Estás aquí, Señor,/ latiendo entre la arena…”, manifestándose en la belleza del mundo: “ Sembrado está mi huerto de amapolas,/
tulipanes, claveles, nomeolvides,/ y rosas…”, “…Espigas y racimos
consagrados…”, “,,,Hay alas golpeando
entre las nubes/ guirnaldas de alhelíes…” , un mundo que es el espejo del
jardín místico : “ como un nuevo jardín
de las Hespérides…” en el que la música pone el colofón de lo excelso: “ La música de Bach en las alturas/ y tu
nombre, Señor, entre las bóvedas…” .Sin salir de este esquema, antes bien
redondeándolo poéticamente, demuestra Estrella Bello su alta calidad de
sonetista: “ Y otra vez esta cruz que se
levanta/ como lirio morado de la tarde,/ como rosa doliente donde aguarde,/ el
dolor que te asfixia y se agiganta…”,
En Liturgia de la voz abandonada, Enrique Barrero (Sevilla, 1969), a diferencia de tantos sonetistas
místicos desde Góngora a Unamuno en los que hay una especie de verticalidad de
relación de hombre a Dios, se nos manifiesta humanamente horizontal en el
diálogo con ese Dios cercano, al estilo profundamente humano: “…porque me asola/ como al mar el
murmullo de una ola/ este viejo cansancio de ser hombre.” . Y hay
en estos sonetos un diálogo del poeta con su Dios, cuyo nombre deletrea “…lentamente/ como el agua escondida
de una fuente/..” y en su busca “…
Nado en pos de la luz, contracorriente/..” y se pregunta: “¿Cuándo solos Tu y yo?...” Hay
también una conformidad en los designios : “
Tu quisiste que fuera quien he sido..”, que es abandono de sí, y
para el que pide ayuda:
“De entre todas las dádivas te pido/ la callada virtud de la paciencia/…”.
Y hay una hermosa invitación: “Vente
conmigo aquí, al Sur que habito/ -Señor de los sedientos olivares-/…” que
una vez más nos trae a la memoria los versos del Julio Mariscal de “Quinta Palabra” : “La artesa y el
olivo; el hormiguero/ de afanes por la yunta o el verano..”
En este espacio silencioso,
como una especie de jardín místico, se escribe una poesía tan
sincera y tan pretendidamente
trascendente que no cabe duda que en el
callado diálogo del poeta místico, se establece una honda liturgia íntima, una
celebración misteriosa que sólo el puede comprender y nosotros acatar.
F.Basallote
TEXTOS
Francisco Mena. Esta fe que nos lleva . Fundación
Fernando Rielo. Madrid, 2002
Francisco Mena. El pájaro y su vuelo. Los Cuadernos de
Sandua. Córdoba,2008
Estrella Bello . Atormentada luz. Fundación Fernando
Rielo. Madrid, 2009
Enrique Barrero. Liturgia de la voz abandonada. Los Cuadernos de Sandua. Córdoba,2009
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