RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ANDALUCES
POESÍA UNIDA de FRANCISCO VÉLEZ
DE LO INTENSAMENTE VIVIDO
SOBRE "POESÍA UNIDA" DE FRANCISCO
VÉLEZ NIETO
NUÑO EDITORIAL
COLECCIÓN "VOCES DE TINTA",
SEVILLA
En esta POESÍA UNIDA, inicia Francisco Vélez Nieto una
labor recopilatoria de su obra dispersa, junto a poemas corregidos y
modificados que el poeta considera inéditos. En verdad, la obra, como la vida,
de un poeta es siempre la misma obra abierta, siempre en constante ejercicio y
reelaboración al contacto con el entorno, tan cambiante, que incide
absolutamente en una receptibilidad tan sensible como la del poeta, que en su
permanente estar al filo de la emoción creativa, está siempre en el taller
único de su único verso, como dijo recientemente Pablo García Baena: “… el
poeta escribe un solo libro” o Caballero Bonald: “El poema no se acaba
nunca”.
En la
Nota Preliminar, dice Francisco Vélez : “Mi poesía está
formada por fragmentos y secuencias de lo vivido y sentido dentro de un espacio
de continuidad donde ha ido evolucionando siempre sustentada por sus
principios, la fuente que le dio la vida, el amor y la palabra junto a una
solidaridad sincera…”. Y son esos conceptos: origen, amor,
solidaridad y conciencia social, los puntos cardinales de esta intensa poesía
reunida que divide en siete capítulos, algunos de ellos perfectamente
delimitados por su contenido, o por su derivación de algunos de los libros
anteriores: Razón de la existencia, Otras secuencias, Fragmentos, Íntimas
cercanías, Gente de oscuro vivir, De Poetas y de luces y Esta tierra que es mía.
Estos capítulos sin ser homogéneos podrían
clasificarse por su contenido conceptual, así Razón de la Existencia, pretende
ser absolutamente definitorio de un sentido vital, baste para ello leer su
primer poema, Sólo Andaluz, que con toda intención subtitula Retrato:
“Nunca me vistieron de luto/ gracia de padre/ jamás disfraz de nazareno /
ciencia de padre/ ni flamenco ni torero/ ¡qué andaluz mi padre!”. En
Otras secuencias, prima una cierta crítica social mezclada con cierto
pesimismo, así en su poema Y todo, dice: “Todo es cero a la
derecha/ cárcel para los que piensan/ y convidados de piedra.” En Fragmentos
encontraremos algunos poemas de Itálica, con su gran carga emotiva y
evocadora, mientras que en Intimas cercanías, incide en un hondo
sentimiento de nostalgia, tanto que le hace decir en su primer poema Aires
de recuerdos, que: “Puedo llenar este espacio con recuerdos, / también
de cantares ya olvidados, / plazas con niñas jugando a la quimera, /abuelas y
madres sentadas a las puertas, / recordando días, partos y dolores...”. Gente
de oscuro vivir tiene un contenido esencialmente de crítica social y
política, como podemos ver en unos versos de Al trote y son que les toque
que para más claridad lleva el subtítulo de Para advenedizos: “Lo jugoso es
escalar/ al son que marca el tambor: / buen pesebre, buen señor”. De Poetas y
de Luces es un capítulo de homenaje a poetas que asimismo definen una
trayectoria: Antonio Machado, Alberti, Pedro Garfias, Ricardo Molina…, mientras
que Esta tierra es mía es profundamente nostálgica, con versos como
éstos de Hinco: “¡Qué orgulloso sabor de esta tierra!/ ¡Qué sueño de niñez
este reencuentro!/ ¡Cuánta melancolía de almazaras!”
Descender a la médula de esta POESÍA UNIDA, es hacerlo a
los elementales materiales que construyen toda poesía: la nostalgia, el amor,
la belleza, el hombre como testigo de la vida y de la historia y la historia
misma , todo ello en manos de la memoria, cumpliendo así lo que decía Gamoneda:
“La poesía es un arte de la memoria”, convirtiendo la historia, personal y
colectiva en lenguaje poético y que Francisco Vélez ratifica: “Me siento
envuelto en el pasado/ por los huecos abiertos de la mente…” Hay en ese
descenso de la memoria una vibrante elegía de una situación social, - Historia
pura de este país- que en poemas como Maleta de madera se erige como
símbolo: “Maleta de madera: / prisión rectangular/ de mi pueblo, / emblema
trágico/ de nuestra pobreza”, o Años triunfales: “¡Niñas al balcón!
que pasa el cura/ con el santo, el alcalde y la tropa/azul de malandrines y
soquetes,../, con recomendaciones para un tiempo difícil, no exentas de
una fina ironía, en Aviso: “…Cuídate bien de los trepas,/ moros,
godos y romanos/ que con su palabrería/ venden hasta sus hermanos”, a
veces de más cuerpo como en Crisis nacional , que culmina con estos
tres versos: “ Si mi abuela levantara la cabeza/ el corte de mangas
empañaría/ la madre patria y todos sus palmeros” o la abierta crítica
a los oportunistas ,en Las camisas prestadas: “…ayer no más mano abierta al
sol del himno/ y hoy cerrado el puño haciendo el indio.”
Pero hay, además, con toda su carga de evocación un doble
descenso nostálgico: Uno , más remoto, es como un intento de aproximación a las
raíces históricas de su tierra, la romana Baetica, “ Sólo el hombre perdura
sobre piedra/ anónimo artesano de su maestría”, dice en la Ruina del hombre y
en los poemas de Fragmentos , se trasluce además de ese sentido de
permanente didáctica de la historia, un profundo y emocionante trance poético,
como Tarde deseada, en la que adivinamos al poeta en esas largas y
lentas candelas crepusculares de su Itálica: “ ¡Tengo una tarde púrpura y
mía/ en las palmas de las nudosas manos/ poesía, acariciada, en mi pecho,/” Itálica
querida, cuyos cipreses que tanto cuidó vibran en La Música del viento
: “Son las cuerdas que el viento pulsa/ flexibles, bamboleándose/ hacia el
espacio alargadas/ los cipreses de esta huella de Roma…” y deja que los
pájaros vuelen en torno a La estatua: “ Enhiesta en su recóndita hermosura/
la tallada figura se alza esbelta,/vuelan los pájaros con trinos fieles”.
Y hay otro descenso a la nostalgia, el descenso a la
raíz, a los únicos paraísos perdidos, al pueblo y al calor de la familia: “Mi
cuarto de muchacho/ miraba al campo por dos lados/…/ La hora del almuerzo, dos
por plato. /Y mi madre trajinando en la cocina, /…/Esto fue un trozo de aquella
niñez/ que saboreo,…”, dirá en Un cuarto con vistas y
evocará sus primeras lecturas en Caracol marino: “Mi padre me
trajo una vez/ un caracol de un mar lejano/con un Capitán de quince años/ que
traía consigo la Isla
del Tesoro/”. Y el campo, sus Olivares: “Olivar, olivar/
quién pudiera ordeñar/ el verdear de tus ramas…”, y su paisaje en
Primavera en el campo: “Vengo de la gran ciudad/ a bañarme de olivares/ de
amapolas en los trigos, tomillo en los peñascales...”, la Vieja Torre: Desde
el tren la veo erguida/ mientras los olivos giran. ¿Por qué me mira la torre/
que miro cuando me mira?.../ o el viejo Puente de hierro: “Colgado
sobre su olvido/ sin edad lo voy mirando/ tan huesudo y desolado/ mi viejo
puente de hierro.”, terminando ese retorno al paraíso en la vieja casa, No
queda nadie en casa: “Anclado estoy en la calle, / contemplo la casa donde
nací…/…/ Nadie queda de aquel sueño…/”.
No podemos dejar atrás la elegía a los maestros. En Coplillas
de las Dueñas, serán memoria Antonio y Manuel: “Manolo nos dio la
copla, Antonio mostró el camino./ ¡Camino qué largo eres…!” mientras que
Alberti es recordado en Esperando el regreso: “ Cuando vuelvas Rafael/
quizá no te pueda ver/ por el llanto que provoca/ las chispas que suelta el
tren./ y en Adiós a Rafael Alberti : “Ya se nos fue el marinero/blanca
gracia salinera,/la mar se llena de coplas/ de luto la tierra queda”.
Y hay en todo este denso hacer poesía, la vena más pura,
el profundo lirismo decantado en el gozo sencillo de las cosas más naturales de
la vida, como ese afán de vivir que vemos en El mirlo: “El mirlo cada
mañana/ y tu sonrisa del alba/ son las ganas de existir/que aspiro cada
mañana….” y en la musicalidad de esas canciones como La Herencia:”Pintó una curva
en el aire/y se la llevó el viento,/ se quedó sólo su sombra/ repasando los
adentros.” o Divagaciones: “Me envuelve la soledad/ al borde de la
ribera/ el agua cantando va/ el tiempo vuela que vuela”
Poco más queda decir de este libro, salvo que podría ser
una vertebración si no completa de la obra de Francisco Vélez, si lo
suficientemente definitoria de su trayectoria poética y humana ya que todo está relacionado puesto que ¿Cómo separar
poesía y vida?
© F.Basallote
Publcado
en Papel-Literario 16/01/2009