Antonio Hernández , “Cante chico
Edita ACE-A, 2013
El Premio de las Letras Andaluzas “Elio Antonio de Nebrija” 2012, de
la Asociación Colegial de Escritores de Andalucia (ACE-A), le fue concedido a
Antonio Hernández. Con tal motivo dicha Asociación editó el poemario “Cante
Chico” en el que se recoge una breve Antología de su obra, en la que
prevalecen los poemas dedicados a su pueblo y a su tierra andaluza.
Antonio Hernández (Arcos de la Frontera ,1943) es poeta, novelista y
ensayista. Tras sus estudios de pedagogía y antropología se dedica a la
creación literaria y al periodista, profesión que ejerce en todos los
periódicos de Madrid, llegando a escribir más de mil artículos y obtenido por
ellos los premios José María Pemán y Manuel Alcántara.
Como poeta, con más de cuarenta obras publicadas , ha recibido , entre
otros, el Premio Adonais,
el Miguel Hernández, el Vicente Aleixandre, el Tiflos y en 1980 fue reconocido con el Premio del Centenario
del Círculo de Bellas Artes de Madrid, que recibió de manos del
rey Juan Carlos I.. Ha recibido también el Premio Nacional de la Crítica (1994) y el Premio Andalucía de
Novela. Algunos de los libros de su vasta producción han sido traducidos a
otros idiomas (árabe, italiano, francés, catalán, portugués, etc.). . Su obra
es objeto de estudio en diversas instituciones internacionales de prestigio,
como la Universidad Athens de Estados Unidos. En 1999 el ayuntamiento de su
localidad natal le otorgó el título de Hijo Predilecto.
Para él su ciudad natal es elemento
primordial de su poética generando el núcleo de su poesía como motor de la
memoria de tal modo que como señala Antonio Garrido : “ Arcos es Andalucía y
el mundo”. José Lupiáñez dice de él: “Otro elemento sustancial de su
obra es la reivindicación permanente de un territorio: la patria natal, Arcos
de la Frontera y, por extensión, el sur, Andalucía. Antonio Hernández no ha
dejado de tener presentes sus orígenes andaluces a lo largo de toda su
producción poética. A ello debió contribuir la belleza de Arcos, su cuna, y
cuna también de Julio Mariscal y de los poetas de Alcaraván. Arcos, un lugar
mágico "entre la realidad y el sueño". Él mismo en su Guía secreta de
Cádiz (1979) decía también que Arcos "es un suspiro para las gargantas y
una absolución para los ojos. Cientos de poetas al contemplarlo, se han
apercibido de la estrechez de su musa. Y cientos de poetas se han perdido para
la poesía en sus calles en desigual competencia con su espectro sonámbulo de
callejas, hornacinas, patios, abismos, empedrados, plazas y pájaros como de
anunciación"... Se comprende que el escritor acuda una y otra vez a éste,
su predio, en el que sus ojos vieron la luz primera.”
Arcos y Andalucía , Andalucía y Arcos, el mundo según Garrido, brillan en
su obra con luz propia.
El poema “Coronarias” que abre el poemario Cante Chico es
definitorio:
Siempre que he visto un trigal
me ha dicho mi corazón
que él se llama Andalucía.
Y hemos temblado los dos.
Siempre que yo he visto un río
ceñir su agua a una peña
he notado por los ojos
mi corazón dando guerra.
Y siempre que he visto un pueblo
encima de una montaña
se me ha ido de la mano
mi corazón a mi casa.
Casa, peña, río, pueblo,
Andalucía lejana...
¡Son los latidos que tengo!
Asimismo en el poema “El nombre de mi patria” define su concepto de
nacionalismo:
Hablo de España
y se me llena la boca
de Moscatel, de Lágrima, de Málaga.
Si su costa me habla
Cádiz emerge sus campanas.
Y si Sevilla me canta
tiembla mi corazón,
se entretriana.
Yo sé bien lo que me pasa
si Córdoba pronuncio:
llego al centro de mis casta.
Porque Huelva es un rumbo que atestigua
sus sílabas en libertad me embarcan.
Si Jaén entretengo por los labios
se me llena en la boca su palabra.
Hablo de España
y el paladar se cuaja
de Almería, bella y áspera,
de Granada meciendo
su figura noctámbula.
Si digo Andalucía
estoy diciendo el nombre de mi patria.
En su libro Indumentaria, (El Observatorio, 1986) están algunos de
los poemas recogidos en esta breve Antología y éste que a nuestro parecer constituye
con los dos anteriores la triada elemental de su poética:
CONTRAMILAGRO
Yo vine desde el Sur una mañana. Ausente
de mí, vine y dejé el caserío blanco
rodando en la memoria que el río traspasaba,
mi novia que tenía ojos tristes sin cuerpo,
la tarde haciendo incendio recordado el crepúsculo.
Flores lució la luz desde el primer instante,
pues nacimos frotados por estrellas. (De pueblo
minúculas señales eran y luz del río
o por las nochez frescas del verano nos daban
noticias del secreto universal, cantando
con los gfrillos y acequias).
Yo dejé aquel abismo
conocido y sin trampa y me infiltré en el vértigo
de lo imantado apenas: la gran ciuddad veloz,
sin alas de caricia.
Y me ocurre en el pulso
que, cuando con su aroma, la primavera tiende
a volver lo perdido, obro en gesto de adiós
en lo que no es mi cuna, desaparezco en vilo
como sombra de agua, vuelo inerme hacia el Sur
de verdes compañías.
Yo vine desde el mar
y mi expresión lo sabe, lo delata en su gesto
mi reserva de alondras, de nubes reposteras,
de árboles mostrando la elección de una patria.
Pues es sabido, y clama, que el hombre que no muere
donde nació no crece, no canta en otra vida,
no juega con el barro al pie de los arroyos,
continuado Adán.
Yo vine desde el Sur
a dividir mis panes y mis peces, un día.
Este “Cante Chico”, que nos ofrece Antonio Hernández es poesía
mayor, una intensa joya de intenso brillo y un acierto de la ACE-A , que
apuntamos en el buen hacer de su presidente saliente, el poeta José García
Pérez.
© Francisco Basallote
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