MUSICA Y POESÍA
Poesía y música han ido
indisolublemente unidas a lo largo de los tiempos, al principio tuvieron un carácter litúrgico y sagrado en actividades en las que la palabra cantada era
una unidad del rito y de celebración. Esta unión que en Grecia se hizo vigente
con la presencia de las musas ha estado
presente a lo largo de la
Historia en todos las manifestaciones sagradas y, finalmente,
lúdicas, como el Mester de juglaría. La investigadora almeriense Blasina Cantizano
Márquez ha estudiado el desarrollo en España de la llamada “canción de autor”, que
define como “pequeños homenajes que estos
autores-cantantes hacen a poetas más o menos conocidos…. poniendo música a sus
poemas más famosos. Como ejemplo nada más mencionar a Joan Manuel Serrat…. muy
conocidas son sus versiones de poemas de Antonio Machado (1875-1939) entre los
que destacan “He andado muchos caminos” de Soledades (1899-1907) y también su conocida versión de “La
saeta”, canción que ha contribuido a convertir este pequeño poema en
universal".. Cita también el caso de Enrique Morente y su homenaje a Lorca
en el disco Omega (1996),
diciendo que “ya en la portada del CD se
nos explica que Omega no es
otra cosa que “la visión de Enrique Morente sobre Poeta en Nueva York de Federico García Lorca “.
En el libro De la
música en el verso de Jesús Solano que
es una elegíaca galería de instrumentos musicales a los que a la vez que vibran
en la palabra poética, nos acercan a las caricias del tacto invisible de sus
cuerpos etéreos A veces el verso es un ansia contenida como en Fagot : “ Desecho la tarde que vivo esperando/ tu
amor de paloma…”, o una llamada: “
Acércate, que quiero el centro/ de tu melancolía…”, en el Corno Inglés, a
veces invocación: “ Una noche de mayo/
invoqué voces de mujeres/ y sentí el aroma de la viola de gamba/ entre maderas
frutales…” en el poema dedicado a dicho instrumento. Y otras veces es
amor: “ En cada cuerda/ un beso/ en tu
arco/mil cabellos de doncellas..”, incluso el lamento de la Trompeta: “ Esta noche de templo semioscuro/ de tibia
fiebre/ de temblor de cintura y de muda mortaja/ voy tallando tu grito en mis
labios…”.
En el libro de Manuel
García De bares y de tumbas, cuya
tercera parte, De tumbas, es también un homenaje a la música y,
concretamente, al Tombeau, ese género
elegíaco para laudistas y violinistas de gamba. Algunos de los poemas de esta
parte están escritos escuchando esta música como “La Reveuse”
de Marin Marais en la viola de gamba de Fahmi Alqhai en un recuerdo querido,
escribiendo: “Bajo las altas hierbas
descansas para siempre,/ surcas aguas profundas de rama y mineral./ ¿Qué ocasos
habrá allí donde resides?/ Y el alba, ¿ a qué sabrá?/…”: o el adagio de la suite en fa menor para
viola del “Manuscrito Drexel”, de
Carl Friedrich Abel, en la viola de Paolo Pandolfo, al escribir el Tombeau por Claudio Sánchez Muros: “…ahora que/ la carcoma recorre los rincones
/ ocultos de la carne/ y sigue habiendo arena en el reloj/ y olor en los
rosales;/….”
La unión, pues, de
música y poesía en todas las variaciones posibles se ha dado a lo largo de la
historia, de modo que no es infrecuente la presencia de la música clásica en
casi toda la poesía que leemos, y no escasea en la música textos poéticos de
base. Ahora el “Premio José de Espronceda
2010 “ concedido al libro de Antonio Portela “Dogos”,
incorpora u n hondo homenaje a la música
pop", la obra cuenta con numerosas alusiones a los cantantes David
Bowie y Jim Morrinson, aunque el propio autor reconoció, tras comunicársele el
fallo, que "más que un libro es como
un disco en homenaje a David Bowie"
, tanto es así que el nombre Dogos , es una reducción del de Diamantinos Dogos con que se presentó a certamen
que no es sino la traducción de la canción de David Bowie “Diamond Dogs”, de 1974, que es el título del primer poema
del libro. Inspirado en Space oddity,
canción de David Bowie de 1969 en pleno esplendor de las
aventuras espaciales, escribe Odisea
espacial, en la que leemos estos preciosos versos: “Estoy aquí de paso a las estrellas, oigo/ de cuando en cuando algún
bellísimo galope, /apenas mi recuerdo navega ya por Itaca,…/”.
En Ceniza, basada en Ashes to ashes , muestra su disposición
escéptica: “ Ya no sé cual es el
mensaje./ Si dejarme vencer por el arisco/ tumulto, la comedia/ bárbara en que
se alivia la mañana,/…”; mientras que en
Vendimos el mundo, basada en The man
who sold the World, añora la vida sencilla, la meta de la felicidad: “Nona me cuenta/ que en su huerto vislumbra
ya los frutos/ que arrancará en septiembre con sus manos./ Nos consuela pensar
que no está lejos el día en que por fin/ eso sea lo único que la vida nos
mande:/ una dulce mañana/ cara a cara con la felicidad./…” , deseo que se
hace nostalgia en Cambios , inspirada
en Changes: “ Y de repente lo vivido quiebra/ como un cristal y vierte la
nostalgia…”
No cabe duda que los
seguidores de Erato y Euterpe tienen un
territorio común que en cierto modo nunca dejó de existir desde aquellos
tiempos de la antigüedad en que fueron unidas en los ritos y celebraciones de
los dioses.
F.Basallote
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