“TOPACIO DE MEMORIA”
Sobre BRUÑIDAS SOMBRAS de MªªJOSE COLLADO
ED.EN HUIDA, 2013
Mª José Collado,(Jerez de la
Frontera, 1958) ha colaborado en numerosas revistas literarias: Agenda
de la tolerancia, revista Océano, Cuadernos de Roldán, Aldaba, Diálogo, Jirones
de azul, En sentido figurado, Poesía actual, Andalucía liberal, Revista
Tinta china. Revista Grisú. Palabras diversas. En varias
convocatorias de poesía visual. Contra la violencia de género. Ha publicado: Monográfico de La Cuerda del Arco, La luna en el laberinto. Arde la vida bajo
el cobre lunar. Tapiz de agua. Bruñidas sombras. Se encuentran poemas suyos
en las Antologías: Palabras indiscretas,
Casa Eolo, I Encuentro hispano marroquí de poesía Jacinto López Gorgé, Versos
para derribar muros, Especial de poesía andaluza vol.1 En sentido figurado. III
Encuentro hispanomarroquí Trina Mercader. Ha sido finalista de varios certámenes de
poesía, Premio de poesía del IV Certamen Internacional Traspasando Fronteras,
Universidad de Almería 2010.
En el prologo de Bruñidas sombras dice el
poeta Jesús Tortajada: “María José Collado
sabe muy bien emplear la gubia de la palabra, el pincel de la metáfora, con una
especial y certera precisión en la imagen, a veces pretendidamente desnuda,
dejándonos su fineza y su sensibilidad.”
Y es que la poesía de María José
Collado nos llega fundamentalmente como un reposado, suave, musical y hábil trabajo de orfebrería de la palabra
que viste de sencillez y una dulce melancolía la dura cotidianidad, los ásperos
escorpiones de la memoria, el lacerante escozor de las heridas del tiempo y de
la vida, y las profundas, hondas y oscuras entrañas de los laberintos
personales. Cernuda y Machado se encuentran muy cerca de estos versos a los que
en algún momento de intimidad vemos como se asoma la Emily Dickinson más pura.
La poeta nos ofrece su obra y en el pórtico de la misma, en un bello poema
denominado “Atrás el laberinto” se
nos define y abre de par en par las puertas de su poética: “ …Sentarse cerca de la ventana, palpar la luz,/ luego su fundido
irrevocable con el negro./ Ignorar el periódico, negarse al malhumor,/ a la
desconfianza del ébano en los titulares./ Negociar con la ducha estatutos de
calma,/ regresar al origen, la desnudez del mundo./…”y es que en este poemario se concitan los
elementos fundamentales de su poética: cotidianidad, memoria e intimidad, que
junto a aspectos transversales como tiempo, evocación o ausencias urden la
trama de una serena música en la que las palabras trascienden de lo conceptual
al cielo de las imágenes en metáforas lúcidas e intensamente sentidas en un
marco donde la belleza se instala en la soledad emocionada.
Y esa cotidianidad se nos
presenta mientras : “..Cientos de ojos atisban,/ a escala
reducida, la ciudad enredada/ en un fleco de nubes.”, el ritmo de la ciudad
, machadianamente descrito: “ Ver
puntuales a las palomas/ acercarse a la plaza,/ les gusta el sol de julio./ El
reloj de la iglesia/ traza el tizón del mediodía/…” , el estrés colectivo:
“…Chaquetones, bufandas y carteras, /al
ritmo calculado por la prisa,/ estridencia de móviles,…/…” y la ciudad, ese monstruo de sombras que
nos muestra : “En cada ventana, una luz/ distinta, un parpadeo/ de televisores,
soledad/Sin manos o en compañía./…” .Cotidianidad en la que el tiempo penetra con su flor de intimidad, como sucede
en “Pensar Noviembre” que “Trae
espejos de lluvia para ti/ que naciste en el mes del agua….” o “Diciembre
en la retina enmarcado,/ una
conspiración de fuegos, /oscura plata, serpiente de humo,/ un saxofón en la
ventana del segundo.” , y la memoria con su poder de evocación : “…Respiro
en tu piel transparente/ el tiempo evaporado, los números en fuga/ de lo que
fue posible./…” . Unos días felices
que vuelven en alas de “ …la
música de un tiempo, la juventud/ sin máscaras, vibra una armónica, habla/ con
otros instrumentos, restalla luz y alma,/ fuerza donde tu boca es savia y
tormenta…” Pero se hace presente una intimidad sensible que entre versos
aparece como una leve admonición a la eventualidad de la dicha: “Me acerco irreverente a la locura/ de todos
mis abismos, sus labios/ entreabiertos así lo exigen./…” , apareciendo el
dolor en su memoria: “En el tuétano,
plomo,/ hilandera de apósitos/La ciega lavandera, / viejos cuervos insomnes/ en
travesaños del recuerdo.” , aunque hay una manifiesta voluntad de
superarlo: “Rastrear la luz en el
vientre/de todos los naufragios,/alzarla como un cáliz, asistir a su
renacimiento.” . Evocación que como
dice en el poema final “Bruñidas sombras”, completamente definitorio: “Lento
aceite de lámpara, chisporroteo de imágenes/ llegadas de otro tiempo/ Bruñidas
sombras y remos/ cruzan revueltas aguas/…/Topacio de memoria,/ testamento del péndulo y la sangre,/…”
©F.Basallote
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