LA NOCHE EN LA
POESIA
Desde el origen de su existencia
el hombre ha sentido la llamada misteriosa de la noche que ha sido fértil campo
para la sensibilidad de los artistas y, especialmente, los poetas que han
sentido una irresistible atracción por el simbolismo y los misterios de la
noche. La luna y las estrellas
ejercieron y siguen ejerciendo su
influjo sobre todos los seres, y no sólo los humanos, del planeta. La noche se convirtió pronto en el escenario
para comunicarse con lo irreal, con los dioses, con el Absoluto; de manera que
se la asocia desde nuestros orígenes con el mejor espacio posible para la
creación y como fuente inagotable de inspiración artística. En la mitologia
griega Nix era la diosa primordial de la noche.
La poesía universal está repleta de su misterio : Desde el misticismo de
la Noche oscura de San Juan de la Cruz : “En una noche oscura,/con ansias en amores inflamada,/(¡oh dichosa ventura!)/salí
sin ser notada,/estando ya mi casa sosegada.”, al realismo de Goethe: “La noche es la mitad de la vida,/y la mitad
mejor.”, pasando por la sensualidad de Breton: “¡Obscena noche,
noche de flores, noche de estertores, noche embriagadora, noche apagada cuya
mano es una cometa abyecta sujeta por todos los lados con hilos negros, hilos vergonzosos!”,
los
poetas han utilizado sus mejores versos para cantar el misterioso y mágico
ámbito de su oscura visión. Traemos algunas muestras de la presencia de la
noche en la obra de algunos poetas actuales.
Guillermo Carnero
(Valencia 1947), escribe Cuatro noches romanas (Tusquets,2009) que es
invocación y ofrenda a la ciudad eterna y versión especial de sus noches. Para
quien la Poesía “es una difícil fusión de emoción, intuición y pensamiento” y es
autor de libros en los que la maestría
verbal del lenguaje y el rico bagaje culturalista elabora piezas singulares en
las que la belleza y la magnificencia de las ciudades europeas se manifiesta en libros como Verano
inglés y Fuente de Médicis. Pero Cuatro
noches romanas no es un libro elegíaco al uso, es algo más, es una
especie de meditación final, una recapitulación de lo vivido, el amor, la
belleza, el arte, y el hallazgo del vacío tras el tiempo en un diálogo en cuatro fases con la Muerte
en la Noche de Roma:En la Noche primera, Campo de´Fiori, dice la Dama :” –
Después de tantos años escribiéndome/ hoy has venido a verme.” y
responde el poeta “ –Siempre supe/ que hacia ti me llevaba mi
destino ,..” , terminando el
poeta con la siguiente petición: “…Sé que no te merezco/ todavía; te pido/ sólo
una señal: llueve/ sobre todas las flores, y deshójalas./ Arrastra todos mis
recuerdos, que son manchas de sangre.” La Noche segunda se
desarrolla en el Jardín de Villa Aldobrandini, donde “-
Nadie, hace siglos, viene por la noche/ a este lugar oscuro y solitario”,
dice la Parca y le contesta el poeta: “–Lo sé; pero me atrae su rüina/…/ la fuente muda
cuya taza cubre/ un amasijo de raíces muertas. / Hoy no quería verte/ entre las
luces y el bullicio…” Y en un magnífico diálogo sobre la belleza
del mundo y su efímera duración,, dirá la Dama: “- De qué te serviría. La
belleza/ no será nunca en ti; no la tendrás / por mucho que la estreches…”.
En el Cementerio Acátolico se desarrolla la tercera noche romana. Dice el
poeta: “- Un día me dijiste: tu peor enemigo/ es la memoria; aprende de los
pájaros…” y la Dama dice: “-Mira a tu alrededor; no te complazcas/ sólo en
la destrucción y la rüina. /No hay lugar en el mundo donde brille/ más alta/ la
belleza de la muerte.” La cuarta noche romana y su albada es un
perfecto juego de atracción y repulsa, “-Ya no me ves hermosa en la luz griega.”
dirá la Muerte y el poeta contestará: “ –Nunca lo fuiste; yo no te busqué / por
hermosura…” , “ –Me encontraste/ cuando eras casi niño, y desde entonces/
siempre he estado contigo…” terminando el poeta y el libro con la
siguiente petición : “ En medio de mi noche/ envuélveme en el manto
de la tuya,/ y sabré que por fin no duermo solo.”
En Centinelas
del sueño,(E.D.A.,2008), Francisco Acuyo (Granada, 1960) nos
introduce en el ritmo de la eternidad que se transparenta en los velos
insinuados de la Vía Láctea y en el canto de la inmensa oscuridad
sin fin donde prevalecen los portadores del fuego primero, las constelaciones y
las estrellas que vigilan eternamente desde los jardines estelares
de nuestra noche, esa fracción de tiempo que el autor sublima en una
música tan profunda como tan enorme sima : “ La noche nutre fraterna/
a la sombra semejante,/ y el astro, a su abrigo, eterna/ sueña la luz del
instante”, “La velocidad del tiempo/ en esta noche se para/ para beber la
corriente/ que eternamente repasa.” Lugar aparte dedicamos al
epílogo, La nebulosa de Orión, que es un derroche desbordado
de hermosas y escogidas palabras, léxico embriagador que nos eleva a los altos
círculos de una música astral: “Se derrama orificia y pedrería, cohorte de
diamantes, de zafiros, de rubíes, de gemas bien guardadas en hórreos engastados
de brillantes. Sobre el eco encarnado de la noche, paño de rica púrpura se cala
todavía en rosas, círculos, losanges el furor remoto de los astros…”
En Hypnos en la ventana,(Algaida,2009), plantea María Sanz (Sevilla, 1956) su verdad existencial.
El hijo de la noche no descansa, se asoma a la ventana, para descender a los
paisajes más oscuros, a los espacios descarnados del dolor y el amor, a
indescriptible trama de soledades que urde la noche, a la más pura desolación.
Y lo hace con unos versos en los que la medida es síntoma del ánimo, con una
música suspendida en las bóvedas de cristal de las palabras, que hablan
delicadamente de los senderos ocultos del alma, de los temporales de sus mares
de una manera contenida, como de quien sabe donde está el cantil que inicia el
precipicio:. “Hypnos
está cerrando la ventana invisible/ en cuya transparencia no caben realidades./Ahora
me pregunto, después de este vacío,/ cómo sobrevivir a tanto sueño inútil.” ¿Escepticismo?
Hasta cierto punto si, ya que para la poeta todo es un espejismo, una falacia “ Nunca será verdad esta alegría/ este rondel de
pájaros al alba,…” , o “ Nunca habría soñado/ que la verdad podía/
diluirse en el tiempo…” para llegar a lamentarse : “ Qué
lástima de noche solitaria,/ de lienzos apagados sobre el cuerpo…” “…/…/ Quise
coger estrellas/ del pozo de su cuerpo/ pero no me fue dado/ caer en él…” .En
la defraudación del sueño, en la impostura de sus señuelos se abre un hermoso
lenguaje: “Cuánta belleza, cuántos frutos, cuántos / reflejos de la noche/
atraviesan mi muerte/ sin la policromía que supone/ darse a la luz por afán de
la nostalgia…” en el que la poeta expresa su desolación: “Ha
caído la noche y no encuentra refugio/ más que en esta orfandad que le brindan
mis ojos/…”
En La mala letra ( Vitrubio,2012),
se adentra Domingo F.Faílde (Linares, 1947) en ese espacio de la noche donde el malditismo, el escepticismo y el desengaño traman desgarradoramente una poesía que el
mismo define: “La mala letra” es un
discurso sobre el fracaso de la vida humana, encarnado en el libro por la
literatura, como opción de fracaso por excelencia. …” . En él da testimonio de la oscuridad,
acusando en sus maldiciones a cuanto agente haya contribuido a ese estado, así
el tiempo: “ …Tarde o temprano, el
tiempo, en su ejercicio,/ acaba descubriendo sus naipes y las trampas/ de la
sucia partida que juegan en pareja/ él y la muerte….” O la presencia oscura
y dolorosa del insomnio en la Mala noche: “…Ya veis, cuanto delirio/ para
decir tan sólo que me duele/ mi dolor, el que clava/ su puñal en mi carne y ese
otro/ que oculta sus señales en las radiografías/ e, inmune a los sedantes,
baila el “twist” en la noche,/ siempre la puta noche, mientras suena el piano
de Ana Belén/ y yo/ me voy muriendo entre sus teclas.”
Es Materia combustible (Ed.En Huida,2013) un
eslabón significativo en la brillante cadena poética de Josefa Parra, si no un
importante punto de inflexión en la misma, marcando quizás las líneas de un
futuro derrotero. en rica y adornada joyería de metáforas se refiere al futuro y al goce del instante,
en el que la noche ofrece su manto más carnal : “La carne vegetal y aromada del pétalo/ mañana mudará su apariencia, y
el tallo/ que hoy yergue sobre el agua finísima cintura/ se doblará ante el
peso del tiempo y su vergüenza./ Eso será mañana. /Pero queda esta noche.”,
Amor que aletargado, aguarda su emergente vuelta, en una esperanzada cuestión: “…¿Quién te dice / que no ha de amanecer,
que tras la noche/No burlaré a la muerte,….”.Vencer a la noche es vencer a
la muerte.
La noche, misterio
y ámbito de las profundidades del corazón humano, lugar donde las pasiones
reflotan al amparo de las tinieblas, buscando en su intimidad ese resplandor
hondo y vital del amor.
©F.Basallote
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