POESIA DE LA AUSENCIA II
El amor y el desamor han llenado desde siempre los versos de los
poetas, es por su causa donde se han vertido los mejores y más sentidos versos y es por él donde se
hace más fina la sensibilidad poética de
acuerdo sin duda con el estado emocional que los origina. Si el amor en si,
tanto desde la pureza de su abstracción mística como desde el sensual y humano
goce en la reafirmación de los cuerpos, ha llenado las librerías de bellísimos
poemarios, no lo es menos, a pesar de su desgarrador motivo, que la ausencia
del ser querido, la separación por el desamor o cualquier otra causa han
completado con su emotividad y belleza de completarlas. Hemos hablado en estas
páginas recientemente de la Poesía de la ausencia, y en estas líneas continuamos el tema con
algunas referencias a poetas actuales, que dentro de la versión parcial y, por
eso, cargada de subjetividad de quien esto escribe, pueden dar un sesgo de lo
que algunos poetas actuales escriben del tema.
Pedro Lastra es un poeta chileno que por su ausencia de su país
durante mucho tiempo y por la
dedicación a la docencia “en tierra
extranjera”, como a él le gusta decir, ha sido un poeta de minorías. Una
selección de su obra a cargo de Irene Mardones y de Miguel Gomes ha visto la
luz en Pre-textos, bajo el nombre de Baladas
de la memoria. Y el amor, el tiempo del amor, ocupan un lugar primordial en los versos de Lastra; mas de una forma
singular, dotando al poema de una honda perspectiva en la que espacios y tiempos
se entrecruzan en una labor que huye del vacío. En ellos está presente en hermosa
elaboración de la ausencia, no como
dolorosa ruptura, sino comno incntivo para su profundización : “…nunca eres más bella que cuando sé que
eres/ la que no está conmigo…”, “ Tu nombre es
tan hermoso como el vuelo de un pájaro/ que abandonando el dulce refugio
de sus árboles/ se perdiera en el mar llenos de alas/ que le inventó la noche
por amor.” , “…cuando el viento derrama/ tu cabellera sobre mi memoria.” y
la enjoyada espera : “Mientras espero tu
llegada/ las aves sobrevuelan el jardín silencioso/ ellas también te esperan/…/
y te veo venir por un claro del bosque/ junto al agua real…”
En El tiempo entre los
labios, nos ofrece Víctor Jiménez (Sevilla, 1957) una Antología de su obra
publicada entre 1984 y 2008, en la que el
lacerante desgarro del amor se hace presente en la memoria: “Del recuerdo volvía malherido/ y en
silencio…”, “Por no decirte amor,/ dolor, ¿te digo olvido?...” y esa separación a veces llega a cuajar momentos en los que el sentimiento de
la pérdida refluye hacia laberintos de
conformidad: “ Ahora que me estaba
acostumbrando/ a ese sabor sombrío de la ausencia…”,
Antonia Toscano es una poeta de Ronda en cuya poesía se presiente un mundo en el
que la naturaleza es parte importante. En una Antología de su obra reciente esta presencia de la naturaleza se manifiesta
en todos los poemas, incluso en aquellos que intentan trasladarnos una cierta
emoción de tristeza, y cuando llega el tiempo de la sombra es la
ausencia protagonista en medio de este universo tan cercano, tan palpable
naturaleza: “ …Y exploro/ lo insondable
del océano, devorando a dentelladas el aire/ de tu brisa.” y esta
ausencia se hace a veces palpable realidad , luminosa presencia de tal modo que
“ Quiero verter en la forma de mi piel/
el agua de tu aliento/que los torrentes que te fluyen / colmen mis aguas
subterráneas.” hasta que “Las
cerezas en flor han estallado/ al roce clandestino de mi mano/ esculpiendo la
tierra del camino.”
Sobre la poesía amorosa
de María Sanz, (Sevilla, 1956) dice Manuel Gahete que “ la autora indaga en su corazón para
explicar la paradoja absoluta: amor y desamor al mismo tiempo”, y esta
doble cara de una misma pasión, este Jano bifronte del sentimiento , tan
frecuente en la obra de la poeta, emerge con fuerza en “Los cielos tardíos” , obra con la
que ganó el Premio Nicolás del Hierro . En ella dirá:“Ahora sólo tengo tus tardes en presente,/
la realidad sin fecha que a solas atesoro…” , tarea
en la que el recuerdo incide “ Sólo tú me has mostrado un paraíso…”; pero
se hace el silencio, ese oscuro triunfo del desamor , la ausencia más sutil y
dolorosa , donde “
Cuántos latidos saben del silencio…” llegando a ser “…el silencio / de cada
madrugada lo que orienta mi brújula.”
En “Viento de cuchillos, Rocío
Hernández, (Sevilla, 1976) ,nos muestra los polos opuestos de la pasión, el
amor y el desamor; la presencia y la ausencia, el haz y el envés “En una misma cama, dos orillas distintas,/
soportan el silencio los amantes./…/ Pero ninguno duerme,/ pero ninguno besa/ o
llama/ o roza; …” . Y es tan presente el polo negativo, la ausencia, que se eleva el lamento: “Porque voy a estar sola/ porque estaremos solos/ y ciegos y desnudos/
como todos los muertos…”. La muerte del amor tras la que en un poema las
palabras adquieren un valor iconográfico más potente, imágenes riquísimas que
alzan en su plástica el fulgor doloroso de la pérdida: “Carcoma./ Helada mariposa./Cien pájaros de escarcha/ contra un cielo
de ceniza./ Negro pez de las sombras./ Araña/ que enhebra tenebrosa/ con sus
hilos de muerte/ la malherida fe de los amantes…” .En Penumbra, se manifiesta el látigo doloroso de la memoria: “…Te recuerdo, aún caliente, ” para
llegar a decir: “…el recuerdo es una
fiera pestilente/que habita en su guarida de alimaña.”como forma de
fustigar la ausencia. El recuerdo como lacerante e incesante látigo de la
memoria en la herida de la ausencia.
Sin dudas , el lector tendrá a mano otros, siempre numerosos
ejemplos de poesía en la que la ausencia protagoniza el lamento poético, esos poemas del dolor que
tan bien denominó Julio Mariscal en su obra “Poemas
de Ausencia” y que bajo su advocación
escribimos este artículo.
F.Basallote
Textos citados:
Pedro Lastra. Baladas de
la memoria. Antología. Pretextos. Valencia, 2010
Víctor Jiménez .El tiempo
entre los labios. Renacimiento. Sevilla, 2009
Antonia Toscano. Antología poética
.Colectivo
Giner de los Ríos. Ronda.2009
María Sanz. Los cielos
tardíos. Ayuntamiento de Piedrabuena, 2009
Rocío Hernández. Viento de
cuchillos. Ed. En Huida Sevilla, 2010
Abrí el cajón del recuerdo,
ResponderEliminarlágrimas se rebosaron
al ver mis ojos tus besos.