MARÍA JOSE COLLADO_ AÚN LA LUMBRE
EDICIONES EN HUIDA. SEVILLA, 2014
Mª José Collado,(Jerez de la
Frontera, 1958) ha colaborado en numerosas revistas literarias: Agenda
de la tolerancia, revista Océano, Cuadernos de Roldán, Aldaba, Diálogo, Jirones
de azul, En sentido figurado, Poesía actual, Andalucía liberal, Revista
Tinta china. Revista Grisú. Palabras diversas. o. Ha publicado: Monográfico de La Cuerda del Arco, La luna en el laberinto. Arde la vida bajo
el cobre lunar. Tapiz de agua. Bruñidas sombras. Se encuentran poemas suyos
en las Antologías: Palabras indiscretas,
Casa Eolo, I Encuentro hispano marroquí de poesía Jacinto López Gorgé, Versos
para derribar muros, Especial de poesía andaluza vol.1 En sentido figurado. III
Encuentro hispanomarroquí Trina Mercader.
Ha sido finalista de varios certámenes de poesía, Premio de poesía del
IV Certamen Internacional Traspasando Fronteras, Universidad de Almería 2010.
De ella dice el poeta Jesús Tortajada: “María José Collado sabe muy bien emplear la
gubia de la palabra, el pincel de la metáfora, con una especial y certera
precisión en la imagen, a veces pretendidamente desnuda, dejándonos su fineza y
su sensibilidad.”
Ella misma define su poética: “El paño del recuerdo lustra las sombras bajo
la luz tornadiza de un candil. Es la memoria esa luz que atraviesa
galerías del tiempo, esquinas dolorosas, sótanos lóbregos, un prado salpicado
de margaritas, sonrisas infantiles, velos de deseo, los nombres borrosos en una
losa. Un olor, un sonido, bastan para recuperar y unir las piezas sueltas,
recrear un escenario, zambullirse en una marea de emociones. Me acerco al
lenguaje de los sueños, abro una caja de música, me interno en el laberinto
humano.”
De ella dijimos en ocasión de su
libro Bruñidas sombras: “los elementos fundamentales de su poética:
cotidianidad, memoria e intimidad, que junto a aspectos transversales como
tiempo, evocación o ausencias urden la trama de una serena música en la que las
palabras trascienden de lo conceptual al cielo de las imágenes en metáforas lúcidas
e intensamente sentidas en un marco donde la belleza se instala en la soledad
emocionada.” Y si en aquella obra se acentuaba esa plasticidad de las imágenes
en Aún la lumbre se consolida convirtiendo la palabra en un
halago sensorial donde música y plástica nos sumergen en un delicioso juego
donde la belleza nos hace vibrar. Así nos dice: “El pan de la palabra me sustenta, / aún la lumbre perdura, acompaña ./”.
Esa palabra que transforma la gris cotidianidad
en deslumbrante descubrimiento que nos acerca al prodigio del instante: “Es la ciudad de julio/ una lámpara antigua/
donde arde un espeso aceite./…”, “…Con paciencia de árbol nos detenemos/ para
ver desde el puente los espejos del río/…”, momentos de cotidianidad que
tienen una enorme similitud con el haiku japonés: “ Cambia la piel de la tarde/ acompañada de gorjeos,/ del empalidecido
cobre/…”, con el misterioso poder de detener el tiempo: “Detengo ese instante hermoso/ de una hebra
de sol en su rostro/…”, y la sagrada función de convertir lo deleznable en
reluciente espejo de la realidad: “ El eco
retumba entre las viejas cosas,/ las pisadas se uncen con polvo de años,/
devana la araña su madeja en rincones./ “
versos que podrían convertirse en un magnífico haiku.
Otra de sus constantes es la
memoria, que devuelve la emoción de otro
tiempo, de otras vivencias: “Envueltos en
membranas retornamos/ prendidas las ruinas calientes del recuerdo,/ a un mapa
extendido en la mirada./” , “En las
cenizas removidas/ la tibia luz de los recuerdos”, “ Perdida por las mesas la
memoria,/ las monedas en pago de un olvido,/ rellenan con falsos rubíes/ el
agrio desconsuelo de los vasos./. ”. A veces la memoria trae las vivencias
de la soledad: “Se acostumbró a apurar el
sonido/ de la lluvia tras la cristalera,/ a leer en voz alta ante la vitrina/
de sus soledades,…/”
Memoria de la intimidad más pura, y exaltada
plasticidad de las imágenes en las ricas metáforas que engalanan este poemario:
“Hay ámbitos poblados / de ropa traslúcida/en
cordeles de bruma/…”, “La esponja de la tarde/ se impregna de oro viejo/…/
sonidos en el tirabuzón / de las callejas…/”, “ Un sonido espiral,/ un latido de
leche,/ un discurso de flecha,/ en las cuerdas del aire./”, “ los dedos de la
luz/…/ la llama cercana y prohibida,/ la turmalina de unos ojos/”… Mª José Collado,
halla en el juego de las metáforas la fórmula secreta de su poética, la música
oculta, el misterio de su acceso a la belleza, la magia de las palabras…
F.Basallote
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