MARIA DEL VALLE RUBIO, DONADÍO
ED.EN HUÍDA. SEVILLA. SEVILLA, 2014
María del Valle Rubio, Chucena, (Huelva). Ha publicado libros de Poesía con
Premios como el Rafael Alberti, San Juan de la Cruz, Rosalía de Castro, Antonio
Machado, Ciudad de Jaén, Ángaro, Florentino Pérez-Embid, Antonio González de
Lama... En Noviembre de 2002, se da el nombre de María del Valle Rubio a una
calle de su pueblo natal. Su nombre
aparece en numerosas antologías y estudios y algunos de sus poemas han sido
traducidos a varios idiomas. Cuenta con numerosas publicaciones, entre la
cuales se encuentran: Residencia de olvido, Clamor
de travesía, Derrota
de una reflexión ,El
tiempo insobornable ,Museo
interior ,, La hoguera
infinita , Para
una despedida , Sin
palabras, Acuérdate
de vivir, Media
vida, A cuerpo
limpio, Donde
nace el desvelo).
Inusitada luz, Cibernáculo.
Poeta de la memoria, inc ide en su nueva obra, Donadío,
en dicha temática que engloba en
su poética la rememoranza de un tiempo pasado en ese territorio idílico de la
infancia vivida en las tierras
familiares cuyo nombre da lugar al de la obra . “Deja que el tiempo pase/ como entonces/…” dice la autora en su afán de aprehender en el
recuerdo aquellas emociones y vivencias.
Consta la obra de cuatro partes: Memoria,
Variaciones, Desvarío y Perdurable. La primera, con ese título lo
suficientemente definitorio del contenido, se nos abre a ese tiempo pasado y al
mismo tiempo a ese “locus amoenus”, donde
la dicha tenía la cara de la infancia, tiempo y espacio, coordenadas
perdurables en la memoria: “Esta es la
herencia/ de los cuatro pilares/ que sustentan mi vida: / junto al pozo, mi
madre./…”. Dirá en el poema que abre el libro. “…Detrás
queda lo habitual y estable./ Mis juegos infantiles, mis muñecas/ y aquel
huerto sembrado de ilusiones./…” . Y el recuerdo surge: “Era ancha la casa y los pesares/ y el frío
la tomaba./ El abuelo encendía la lumbre
con un soplo.!...”En la segunda parte, Variaciones,
la poeta incide en aspectos de su
íntimo descubrimiento: “· Los lirios
blancos/ preñados de rocío/ abrieron sus colas/ y nacieron tus ojos./…”. Intimidad que se manifiesta igualmente en Desvarío: “ Ay, el ojo invisible que me
mira, ese ojo invisible que me crea. Porque doy cuando alguien me mira…”, “Me
visto, me acicalo, me compongo/ para llegar a ser lo que no soy./ Y no logro encontrarme en el
espejo./”, intimidad y autoidentificación . En la cuarta parte, Perdurable, emerge otra constante de la
poética de Maria del Valle Rubio, el amor, el desamor, la ausencia, la transparencia
del sentimiento que surge en sus poemas como el agua cristalina de la clara
fuente. El deslumbramiento del amado: “
Él llega hasta mi altura/ y me dedica un flash inesperado/…”, “Tú y yo,/ más o
menos sonámbulos,/ en medio de la noche/…”. El peso de la ausencia: “ Cuando te vas y cierras la ventana, el
verdor de los campos palidece/ y yo me siento a oscuras/…”, “…recuento
los barrotes/ de mi cama, uno a uno, y me convenzo/ del vértigo infinito del
vacío.”
Un poemario en el que
la autobiografía, el retrato efímero del espejo de la memoria, intenta retener
los instantes que se fugaron con la dicha volátil y que el recuerdo se esfuerza
por asir con desesperación: “...en qué
pliegue del tiempo se refugia el olvido?”. Un poemario en el que la poeta nos
ofrece una perspectiva completa de su poética desde el ángulo de la intimidad
más profunda, la que se arraiga en la materia indisoluble de la memoria.
F.Basallote
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