PAISAJE y POESÍA
INTRODUCCIÓN
Según Julián Marías los hombres de la Generación del 98 inventaran el paisaje español, correspondiendo sin duda a Antonio Machado el primer lugar en la tarea
de impregnar de sentimiento la impasibilidad material del paisaje.
Azorín dice: “La característica de Machado(...) es la objetivación del poeta en el paisaje
que describe(...) Hace tres siglos un poeta contemplaba el paisaje y lo
describía impersonalmente...Ahora
no, paisaje y sentimientos son una misma cosa; el poeta se traslada al objeto
descripto, y en la manera de describirlo nos da su propio espíritu”.
EL PAISAJE EN LA POESÍA ANDALUZA
Tras Antonio Machado, el
recurso emocionado al paisaje es frecuente, especialmente en Juan Ramón Jiménez
y , desbordadamente, en la Generación del 27.
Intentaremos recorrer el sentimiento y la plástica de esos
paisajes, mágicamente eternizados en sus
poemas en los que en un ejercicio de cosmología lírica logran el reencuentro de
la identidad del hombre con una tierra
hecha a su medida. .
Para aproximarnos a ellos
procuraremos sistematizar nuestro recorrido deteniéndonos en algunas visiones poéticas
del paisaje: desde la que denominaremos
paisaje absoluto a las que, sin
ningún ánimo de fraccionar, podríamos llamar parciales: nocturnos, marinos,
fluviales, urbanos...
EL PAISAJE ABSOLUTO
Incluimos en este concepto aquellas descripciones poéticas que,
independientemente de su extensión, nos trasladan a una visión total,
cosmogónica y absolutamente plástica del paisaje:
“Mas si trepáis a un cerro y veis el campo
desde los picos donde
habita el águila
son tornasoles de carmín
y acero
blancos plomizos, lomas
plateadas,
circuidos por montes de
violeta
con las cumbres de nieve
sonrosada...”
nos dirá Antonio Machado
en sus Campos de Castilla , en
los que el paisaje en torno a Soria será visto así:
“¡ Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas
roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria,
oscuros encinares...!”
aunque a veces su descripción certera y absoluta sólo precise
dos versos:
“Soria de montes azules
y de yermos de violeta”,
de su Canciones de tierras
altas. Verá asimismo con mayor
certeza telúrica, si cabe, el paisaje
andaluz:
“¡ El campo andaluz,
peinado
por el sol canicular
de loma en loma rayado
de olivar, y de olivar
!”
nos describirá en Los
olivos o con toda fuerza en A la manera de Juan de Mairena:
“Sol en los montes de
Baeza.
Mágina y su nube negra.
En el Aznaitín afila
su cuchillo la
tormenta.”
Esta visión de Machado tiene su contraposición en la sencillez
lírica de Juan Ramón Jiménez, cuyas descripciones totales del paisaje trascienden en radiantes triunfos de la
tierra:
“ El sol ungía el mundo
de amarillo
con sus luces caídas;
¡oh por los lirios
áureos,
el agua clara, tibia ! ”
leemos en Primavera
amarilla, mientras en Jardines
galantes nos dirá:
“ Hay un oro dulce y triste
en la malva de la tarde,
que da realeza a la
bella
suntuosidad de los
parques.”
. No es ajeno
Juan Ramón a la pasión por Castilla, así en su poema Octubre , nos dice:
“ Estaba yo enfrente
del infinito campo de
Castilla
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente”.
Es Vicente Aleixandre, fundamentalmente en Sombra del Paraíso, el poeta de la Generación del 27 que con mayor
intensidad amalgama lo telúrico con el
esplendor de la naturaleza, trazándonos en la frondosa exaltación de la vida los paisajes aurorales
del mundo:
“..allí cada día presenciasteis la tierra,
la luz, el calor, el
sondear lentísimo
de los rayos celestes
que adivinaban las formas, que palpaban tiernamente las laderas, los
valles, los ríos con su ya brillante
espada solar..”
leemos en el poema Criaturas
en la aurora, y en El río:
“ Desde esta lisa tierra esteparia veo la
curva
de los dulces naranjos.
Allí libre la palma,
el albérchigo, allí la
vid madura,
allí el limonero que
sorbe al sol su jugo agraz en la mañana virgen...”.
La profundidad del campo andaluz, su paisaje total es a veces definido con la
certeza de muy pocos versos, transidos siempre de la personal visión de
Federico García Lorca. En el famoso Romance
sonámbulo del Romancero Gitano
leemos:
“ La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.”
en Espigas :
“ El trigal se ha
entregado a la muerte.
Ya las hoces cortan las
espigas.
Cabecean los chopos
hablando
con el alma sutil de la
brisa.”
El momento posterior a
esta siega , como si fuera una escena inmóvil, casi de muerte, nos lo describe
en Se ha puesto el sol:
“Se ha puesto el sol.
Los árboles
Meditan como estatuas.
Ya está el trigo segado.
¡ Qué tristeza
De las norias paradas !”.
A veces como en el Poema
de la Soleá, unos versos cortos tienen la hondura absoluta del paisaje
andaluz:
“ Sobre el monte pelado
un calvario.Agua clara
y olivos centenarios.”
La luz, el color, la vida en suma, desbordan la poesía de Rafael
Alberti, para quien “Todo es belleza a mi
alrededor”, y esta visión de belleza circundante se plasma en sus poemas,
en los que el paisaje es elemento esencial para esa poesía de eclosión natural.
En el poema “A Federico García Loca, poeta de Granada, 1924” de su Marinero en Tierra dirá:
“ …Vega florida. Alfanges de los ríos
tintos en sangre pura de
las flores
Adelfares. Cabañas. Praderíos…”.
En Geografía política, describirá el paisaje de los
montes de Toledo:
“¡ Los Montes de Toledo,
los ojos con que sueña
el Guadiana,
los sauces abren
paso
velando el frío,
desvelando el miedo…”
Y se impregnará de naturaleza en su Carta a Horacio:
“ Laureles y romeros y
zarzales,
restos de mirtos, la
salvaje higuera,
raquíticos manzanos, viejos robles,
lastimados, agónicos
olivos,
fieros castaños y el avance mudo
de la impasible yedra mordedora…”
El gran poeta del
misterio, como Lorca definió a Luis Cernuda, en su
sensibilidad exacerbada y vulnerable plasma en su voz dolorida el paisaje
andaluz:
“ Algunos chopos secos, llama ardida
Levantan por el campo,
como el humo
Alegre en los tejados de
las casas.
Vuelve el rebaño junto
al arroyo oscuro.”
leemos en Atardecer en la
Catedral,
Y en Urania:
“ Es el bosque de
plátanos, los troncos altos, lisos,
Como columnas blancas
pautando el horizonte
Que el sol de mediodía
asiste y dora,
Al pie del agua clara, a
cuyo margen
Alientan dulcemente
violetas esquivas…”,
En A un muchacho andaluz nos describe en tres versos una preciosa
imagen de Huelva:
“ …al caer de la luz por tu Conquero,
Tras la colina ocre,
entre pinos antiguos de perenne alegría ”.
Finalmente dos poetas sevillanos de la Generación del 27, Rafael
Laffón y Joaquín Romero Murube, nos
describen paisajes de la tierra con la concisa exactitud de sus
versos. En Es una novia Sevilla, Rafael Laffón
dice:
“De una
banda, grana el trigo,
de otra
banda, el olivar;
detrás se empina la sierra
con tocas de madroñal.”,
y en Canción con ella
, Joaquín Romero Murube escribe:
“ Los
olivos, dulcemente,
subían
collados mansos
hacia
invisibles contornos/
de soledades
y pájaros.” .
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