lunes, 1 de julio de 2013

ARTÍCULOS. Palabra esencial.




PALABRA ESENCIAL











Existe en la actualidad una poesía no muy mayoritaria,  que  no es sino una adecuación  y actualización  del hermetismo  como pose particular, como descubrimiento o resultado investigador, no como corriente , y cuyos agentes  al igual que los poetas herméticos buscaron la pureza original de la palabra en una aproximación  material al símbolo,  se mueven en las coordenadas de  la imagen, del lenguaje desprendido de los significados, en el que la autonomía de la palabra  logra una aproximación a lo que llamaría Juan Ramón “lo absoluto”, constituyendo  la estructura medular del  mensaje poético  en la frontera de su función comunicativa y, liberada de esa carga, consigue una aproximación a la emoción  y la construcción de una poesía ensimismada en la música implícita en  la esencia pura de las palabras. 

Traemos a estas páginas  las obras recientes de tres poetas, que en su independencia creadora han coincidido en esa búsqueda y de alguna manera consolidado una poética en la que subyace la consistencia estructural de la palabra como elemento de pureza emocional. 
En Solvencia (Sibilina, 2009), Eduardo Milán (Rivera, Uruguay, 1952), apuesta por la concentración semántica y el alejamiento de las formas sintácticas fáciles alejándose del propio concepto de poema, como él mismo ha dicho:  “A mi me gusta la idea de que un poema sea más que un poema e incluso que un poema no sea un poema…” Es decir metapoesía.  Así , con esa radicalidad,  incide en Solvencia en la esencia  formal de la poesía, el verso: “ sobre la tierra no hay verso/ …/ es el verso de no haber que/ ensombrece la tierra/ es el verso que no abarca/ donde cae el confín/ es el verso sin su origen que se suelta cometa/ de mano de niño, cometa/ es el verso de no haber ya donde había/ para colmo/ cesta de naranjas con ciruelas rojas/…/” ,  o la canción : “ una canción prolonga el habla/ cuando el habla cesa/ encendida brasa en la noche/ …/” o el silencio hecho canción: “ …el silencio es una canción más/ la canción es un silencio más/  es ahí donde la hierba crece…”,  para  dejarse ir por la senda de los juegos de sintagmas, la desestructuración, en la que prevalece la riqueza de las imágenes.
El Diccionario de la Real Academia  Española define imaginario como aquello “Que solo tiene existencia en la imaginación”, ese parece ser el sentido que da Javier Vela (Madrid, 1981),  a su obra Imaginario (Visor. 2009), Premio Loewe Creación Joven. . El propio autor en declaraciones sobre su obra reciente, dice: “Quizá en los últimos poemas haya un mayor desnudamiento retórico, centrado en la conceptualización expresiva de la imagen…” y es ahí en ese campo  donde situamos este poemario en el que desde una perspectiva estética singular mira las cosas, su cotidianeidad, descubriendo en ellas la imagen de lo existente con un instrumento que las recrea, su palabra…El primer poema del libro, Las Apariencias,  es definitorio, -así lo subtitula Arte poética-, En él dice: “Belleza, flor de plástico, olor de lo real,/ siempre de mano en mano como una prostituta/ de lujo, te persigo detrás de cada imagen,/ de cada forma pura, sin alcanzarte nunca./…” .  La imagen como obsesión  distorsionadora  del mundo, del que se separa para crear esa versión especular, así en Museo, dirá: “…todo invita/ a desaparecer en las imágenes./ […]/ Volver a los instantes imposibles./[…]/ …como un testigo en un país lejano/ que ha de creer su propia/ versión de lo ocurrido.”  

Y otra joven poeta, Sara Castelar,  (Hannover, 1975), con su poemario Verso a Tierra,.
(Cedma, 2010), X Premio Ciudad de Ronda,  nos manifiesta  claramente su posición poética: El placer estético es un elemento que considero esencial en mi forma de relacionarme con la poesía, desde la visualización de los conceptos en el poema hasta el sonido de las palabras” dirá en una entrevista. Y en ese camino de aproximación al conocimiento por medio de los símbolos  y la instrumentalización de la palabra como herramienta para “Dejar el verso en tierra/ y crecer de tus manos, de tus tímpanos/ hasta el origen vivo de la escarcha…”  manifestando que en la palabra está el mundo, sus elementos: “El ángel que derrama todo el mar/ ha nombrado la noche…”.  Mas en la emoción del poema está contenido el sentimiento: “Yo te amo en el vértigo del mundo, con la piel traspasada por los hilos/ donde se amarra el aire con tu aire…”

En estos tres casos es manifiesta, desde la diferente ubicación personal de cada uno de ellos la presencia de un hermetismo, que se abre como  revelación, convirtiendo la palabra en el instante puro, traspasando la sustancia de las palabras para con ellas en un universo nuevo, de consolidada esencia, de persistente y constante energía elevar con su alquimia una realidad más pura, en la que sea la palabra esencial hechura de la emoción, emoción misma.  


©F.Basallote

2 comentarios:

  1. Magnífico, pedagógico y esclarecedor para los menos versados en las artes del uso poético del lenguaje, como vehículo que transporta a la evidencia de la emoción. ¡Palabra!

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    1. Acercarse a la poesía pura, al verdadero corazón de la palabra.

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