PALABRA ESENCIAL
Existe en la actualidad una poesía no muy mayoritaria, que no
es sino una adecuación y actualización del hermetismo como pose particular, como descubrimiento o
resultado investigador, no como corriente , y cuyos agentes al igual que los poetas herméticos buscaron la
pureza original de la palabra en una aproximación material al símbolo, se mueven en las coordenadas de la imagen, del lenguaje
desprendido de los significados, en el que la autonomía de la palabra logra una aproximación a lo que llamaría Juan
Ramón “lo absoluto”,
constituyendo la estructura medular del mensaje poético en la frontera de su función comunicativa y,
liberada de esa carga, consigue una aproximación a la emoción y la construcción de una poesía ensimismada en
la música implícita en la esencia pura
de las palabras.
Traemos a
estas páginas las obras recientes de
tres poetas, que en su independencia creadora han coincidido en esa búsqueda y
de alguna manera consolidado una poética en la que subyace la consistencia
estructural de la palabra como elemento de pureza emocional.
En Solvencia (Sibilina,
2009), Eduardo
Milán (Rivera,
Uruguay, 1952), apuesta por la concentración semántica y el alejamiento de las
formas sintácticas fáciles alejándose del propio concepto de poema, como él
mismo ha dicho: “A mi me gusta la idea de que un poema sea más que un poema e incluso
que un poema no sea un poema…” Es decir metapoesía. Así , con esa radicalidad, incide en Solvencia
en la esencia formal de la poesía, el verso:
“ sobre la tierra no hay verso/ …/ es el
verso de no haber que/ ensombrece la tierra/ es el verso que no abarca/ donde
cae el confín/ es el verso sin su origen que se suelta cometa/ de mano de niño,
cometa/ es el verso de no haber ya donde había/ para colmo/ cesta de naranjas
con ciruelas rojas/…/” , o la
canción : “ una canción prolonga el
habla/ cuando el habla cesa/ encendida brasa en la noche/ …/” o el silencio
hecho canción: “ …el silencio es una
canción más/ la canción es un silencio más/
es ahí donde la hierba crece…”, para
dejarse ir por la senda de los juegos de
sintagmas, la desestructuración, en la que prevalece la riqueza de las
imágenes.
El Diccionario de la Real
Academia Española
define imaginario como aquello “Que solo tiene existencia en la imaginación”,
ese parece ser el sentido que da Javier Vela (Madrid, 1981), a su obra
Imaginario (Visor. 2009), Premio Loewe Creación Joven. . El propio autor en
declaraciones sobre su obra reciente, dice: “Quizá
en los últimos poemas haya un mayor desnudamiento retórico, centrado en la
conceptualización expresiva de la imagen…” y es ahí en ese campo donde situamos este poemario en el que desde
una perspectiva estética singular mira las cosas, su cotidianeidad,
descubriendo en ellas la imagen de lo existente con un instrumento que las
recrea, su palabra…El primer poema del libro, Las Apariencias, es
definitorio, -así lo subtitula Arte
poética-, En él dice: “Belleza, flor
de plástico, olor de lo real,/ siempre de mano en mano como una prostituta/ de
lujo, te persigo detrás de cada imagen,/ de cada forma pura, sin alcanzarte
nunca./…” . La imagen como
obsesión distorsionadora del mundo, del que se separa para crear esa
versión especular, así en Museo, dirá: “…todo invita/ a desaparecer en las imágenes./
[…]/ Volver a los instantes imposibles./[…]/ …como un testigo en un país
lejano/ que ha de creer su propia/ versión de lo ocurrido.”
Y otra
joven poeta, Sara Castelar, (Hannover,
1975), con su poemario Verso a Tierra,.
(Cedma, 2010), X Premio Ciudad de Ronda, nos manifiesta claramente su posición poética: “El placer estético es
un elemento que considero esencial en mi forma de relacionarme con la poesía,
desde la visualización de los conceptos en el poema hasta el sonido de las
palabras” dirá en
una entrevista. Y en ese camino de aproximación al conocimiento por medio de
los símbolos y la instrumentalización de
la palabra como herramienta para “Dejar
el verso en tierra/ y crecer de tus manos, de tus tímpanos/ hasta el origen
vivo de la escarcha…” manifestando
que en la palabra está el mundo, sus elementos: “El ángel que derrama todo el mar/ ha nombrado la noche…”. Mas en la emoción del poema está
contenido el sentimiento: “Yo te amo en
el vértigo del mundo, con la piel traspasada por los hilos/ donde se amarra el
aire con tu aire…”
En estos
tres casos es manifiesta, desde la diferente ubicación personal de cada uno de
ellos la presencia de un hermetismo, que se abre como revelación, convirtiendo la palabra en el
instante puro, traspasando la sustancia de las palabras para con ellas en un universo
nuevo, de consolidada esencia, de persistente y constante energía elevar con su
alquimia una realidad más pura, en la que sea la palabra esencial hechura de la
emoción, emoción misma.
©F.Basallote
Magnífico, pedagógico y esclarecedor para los menos versados en las artes del uso poético del lenguaje, como vehículo que transporta a la evidencia de la emoción. ¡Palabra!
ResponderEliminarAcercarse a la poesía pura, al verdadero corazón de la palabra.
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