viernes, 28 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Una poética de la desolación.




UNA POÉTICA DE LA DESOLACIÓN


















Siendo tanto como el amor, su contrario, el desamor  coordenada principal de la poesía,  en cualquiera de sus manifestaciones: Ausencia, aflicción, angustia, desconsuelo, soledad… en cualquiera de las formas de la desolación, existe una numerosa y rica poética de ese estado anímico que tanto ha enriquecido nuestra  literatura , con hitos deslumbrantes como Juan de la Cruz, Becquer, Gabriela Mistral, o Alejandra Pizarnik, nos acercamos  a cuatro poetas que en sus obras recientes manifiestan con desbordada riqueza una poética de la desolación. Hablamos de Inés María Guzmán y su obra, Acto segundo, escena cuarta: Mujer sola;  de María Sanz y su poemario "Hypnos en la ventana";  de Lola Crespo y su obra “Gramática malva” y de Inmaculada Moreno,  en “Igual que lava oscura.

En , Acto segundo, escena cuarta: Mujer sola, Inés María Guzmán va desvelando un proceso personal de transformación que culmina en la aceptación positiva de una enriquecedora soledad: “ …Me decanto/ por esta soledad: soledad llena.” dirá de si misma, llegando a decir : “ Hoy regreso a la ausencia, al mar de soledades/ -todo calla- la casa es un templo vacío…” , preguntándose por un tiempo pasado, por sus parámetros perdidos : “…¿Dónde están escondidos los valores de entonces?” , que se convierten en tristeza: “ Mi tristeza se duerme con el verso que escribo,…”, “Una sombra ceñida a mi cintura…”,  hecha de recuerdos y nostalgia: “¿Quién eres tú, memoria que me acosa/ y me incita a vararme en cada playa?”, “Un halo de nostalgia entre los muebles./ Historias que resuenan todavía/ …”. Siendo patente la desolación que provoca la ausencia.

Maria Sanz a quien J. Antonio Ramírez Lozano define como “como interlocutora única de sus soledades.”nos  plantea en “Hypnos en la ventana” su verdad existencial:  una trayectoria de soledad e introspección que ha ido evolucionando concéntricamente desde un mundo íntimo y cercano a un universo amplio y difuso que le permite ser espejo de sus propias soledades. “Hypnos está cerrando la ventana invisible/ en cuya transparencia no caben realidades./Ahora me pregunto, después de este vacío,/ cómo sobrevivir a tanto sueño inútil.” ¿Escepticismo? Hasta cierto punto si, ya que para la poeta todo es un espejismo, una falacia  “ Nunca será verdad esta alegría/ este rondel de pájaros al alba,…” , para llegar a lamentarse : “ Qué lástima de noche solitaria,/ de lienzos apagados sobre el cuerpo…” “…/…/ Quise coger estrellas/ del pozo de su cuerpo/ pero no me fue dado/ caer en él…” Pero hay un espacio para la serenidad y la meditación, que por breve no deja de ser una isla en la desolación, , aunque venga cargada de designios y trazos de oscuridad : “…Qué difícil/ habitar el amor y darse cuenta/ de que todo es producto del vacío.”

En   Gramática Malva, nos presenta Lola Crespo  un tiempo desolado en el que el amor y el desamor trenzan las horas en el vacío de un espacio inexistente, “Éramos amantes sin espacio…/amantes sin rincón,/ a veces hasta sin labio./…”,  y en el que los colores forman un paisaje de códigos aprehendidos para la interpretación de la nostalgia: “Mientras me enciendes un fósforo/ yo te pienso más allá de los azules,/ justo en el momento malva/ en el que,/ uno tras otro, /todos mis huesos/ fueron vocales de humo.”    tiempo de tinieblas, donde la luz es una lejana referencia de la memoria: “Eras la luz en los ojos…”, tiempo de confusión en el que “Cuando empleo la palabra médula/ yo sé bien de lo que estoy hablando:/De jardines oxidados…”, lejos ya el tiempo de los colores  exaltados llega a decir, con un toque de amargura: “El mundo es un inmenso Ebay/ en una puja permanente,/ un mundo de usar y tirar/…”. En la parte final vuelve a la memoria de su derrotero, encontrando los fallos de sus cartas marinas. “Nuestros portulanos/ desechaban las costas ajenas/ y nuestras cartas de navegación/ estaban llenas de lagunas./…”

Inmaculada Moreno nos muestra en Igual que lava oscura una profunda inmersión en los cráteres de la existencia, en los que la soledad es el magma primigenio que cristaliza en el miedo, el dolor, la angustia del ser .Tan recurrente tema de la soledad en la poesía se manifiesta en este poemario de una forma absoluta, definitoria, irremediablemente presente en todas sus manifestaciones. Ya la autora en cierta ocasión manifestó que “La poesía es un intento desesperado de romper la soledad” y no cabe duda que de esa lucha existencial surge una poética, como de quien se detiene en demostrarse a si mismo que en ese desasimiento está el germen de la propia salvación. Aunque el tiempo escriba en el poema la decepción: “La vida no es tan bella/ como nos auguraban los sueños de la infancia…” y que “Una historia se acaba, / una edad, una casa, una manera/ de contemplar el mundo…”

Asunción de la soledad, el tiempo como cómplice de las aflicciones, rebelión ante la angustia , en suma una poesía desolada en cuatro matices que no hacen sino manifestar la constancia de los parámetros cardinales de la poesía, en suma las coordenadas permanentes de la existencia del hombre.


©F.Basallote





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