jueves, 20 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Sobre una poesía del retorno.




SOBRE UNA POESÍA DEL RETORNO











Toda la poesía es memoria
 José Emilio Pacheco



Toda obra poética está relacionada con lo vivido, - ya dijo Borges que “solo es nuestro lo que perdimos”- y en esas perdiciones cada poeta  construye y elabora, modificando la realidad vivida en la virtualidad recordada. La importancia de la memoria para el escritor es vital en la poesía en el sentido que dice Antonio Colinas: “toda la literatura es literatura de la memoria.”.Por eso el tiempo, ese gran espectador, que diría el ya citado Borges  se convierte en nuestra propia materia y ese tiempo incesante es fuente de experiencias que permanecen para elaborar sobre los cimientos de los recuerdos,  fijados en el poema en una íntima arquitectura de elegías. 

Ricardo Bellveser (Valencia, 1948), en Las cenizas del nido habla de la desolación de la casa paterna, tras su muerte, y al reencuentro con un tiempo en la memoria: “Esto ya no es una casa, sino el almacén del desengaño, aquí nada vale nada, nada vale para nada, no se preserva el recuerdo de vida alguna” dirá “… mientras hago inventario de la destrucción…me he deshecho de tanto recuerdo…” 

Este retorno a la casa no es tan doloroso para Juan Cobos Wilkins (Riotinto, 1957),que en Biografía impura  a través de  la distancia, descubre y sueña con su casa,  “Como los sefardíes,/ que siglos después de la expulsión/ aún conservan la llave de su hogar, así/ Inmarcesible./ Así, este joven.”

Aunque para Víctor Jiménez (Sevilla, 1957): en El tiempo entre los labios se hace  nostalgia la imposibilidad de retornar al gozo de aquella casa primera en la que: “… está mi infancia dentro./ Y he perdido la llave./ Y no hay ninguna puerta.” Casa y barrio, que para el mismo autor se hace memoria presente en el “Puente aquel de San Bernardo,/todavía pasa el tren/ de mi infancia por debajo.”

Para Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945),en Cartas de enero,(incluida en su reciente antología La heredad), los recuerdos se hacen retorno sepia, nostalgia con su esquina de dolor.   “Sola ella y el dedo/ de azúcar de miel de bambalinas…”,  “Han tapado / la boca del horno con ladrillos./ Solo quedan/ las vigas, las paredes, los pedazos del tiempo.”

 Mientras que para  Manuel Jurado ( Sevilla, 1942) en  Los huesos de los pájaros el tiempo se hace memoria : “ Observa como tiemblan/ las ramas de los días/ antiguos con su piel/ de cretona y gramófono..” , y retorno a las emociones : “ A través de los ojos/ de un pájaro olvidado/ vuelvo a tener la edad/ de los pasos perdidos/ en un palacio ignoto.”

Y hay quien desciende a la historia misma, como Paco Vélez en  Poesía unida, de manos de la memoria, cumpliendo así lo que decía Gamoneda: “La poesía es un arte de la memoria”, convirtiendo la historia, personal y colectiva en lenguaje poético y que el poeta ratifica: “Me siento envuelto en el pasado/ por los huecos abiertos de la mente…” Y desciende de nuevo a la nostalgia, al pueblo y al calor de la familia: “Mi cuarto de muchacho/ miraba al campo por dos lados/…/ La hora del almuerzo, dos por plato. /Y mi madre trajinando en la cocina, /…/Esto fue un trozo de aquella niñez/ que saboreo,…”.

Y en el goce de la luz, se deshace el tiempo para Miguel Martinón (Tenerife, 1945), desde la madrugada a la noche, el camino del día, lento y gozante: “ …Viene ese aliento largo y húmedo/ y llena el pecho de la madrugada/ y deja que la piel recuerde/ aquel primer escalofrío…”, “...En el patio amanece el sauce/ que se obstina en su ser…”, “ Se afila ya la luz y penetra callada”

Para Eloy Sánchez Rosillo, (Murcia, 1948), en Oír la luz, ésta ascenderá en el sentido del retorno. Dice el poeta: este “deseo, esta necesidad/ de retornar mil veces a donde está la luz…”  pues retornar, es reencontrarse con la luz primera: “He vuelto a este lugar del corazón, y hay/ una luz semejante a la que había aquí /en mis años primeros.

Siempre ese retorno es la fuerza del poeta, que en la delectación del gozo recobrado   llegará a decir con Eloy Sánchez Rosillo: “Mi patrimonio fue la luz del mundo”.

F.Basallote

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