DESPUES DE LA MÚSICA de
JESÚS CÁRDENAS.
CUADERNOS DEL
LABERINTO. MADRID, 2014
JESÚS CÁRDENAS SÁNCHEZ
(Alcalá de Guadaíra, 1973), es Licenciado en Filología y profesor de Literatura. Ha colaborado en distintas
publicaciones y revistas literarias y
obtenido algunos premios de poesía. Fruto de sus trabajos de investigación ha
sido la publicación de varios libros: “Espacios
urbanos americanos en el “Diario de un poeta recién casado”, de Juan Ramón Jiménez,” y “.El
concepto de lo popular en Juan Ramón Jiménez. Orígenes de la poesía
neopopularista”. Es autor de los libros de poesía: “Algunos arraigos me vienen” (Diputación
provincial de Sevilla,2006); “
La luz de entre los cipreses”, (Ediciones En Huida, 2011) y “Mudanzas
de lo azul”,(Vitrubio, 2013).
Ha recibido entre
otros, los siguientes premios: Accésit en
el V Certamen de Poesía Florencio Quintero (Sevilla), Premio del Concurso Internacional de Poesía “Latin Heritage Foundation” 2011
(Washington, EEUU). Primer Premio
del XVI Certamen de Poesía “José María de
los Santos” (El Viso del Alcor, Sevilla).
De su obra poética
anterior destacamos “ La luz de
entre los cipreses”, (Ediciones En Huida, 2011) un poemario en el que nos
manifiesta su versión del mundo con una voz intimista y personal, cargada de
ecos de la poesía de siempre: amor, desamor, memoria, tiempo, cotidianidad,
incertidumbre y “Mudanzas de lo azul”,(Vitrubio,
2013) en la que con una voz plena de
madurez, un paso certero en su camino poético, profundiza en los
aspectos ya apuntados en su anterior libro, aunque su palabra nos llega plena
de bríos nuevos, matices en la profundización de su búsqueda que
simbólicamente en el título indica la intención del autor, ya que su “mudanza” no es sino una escala en el
proceso personal de su propia
identificación poética, de la autentificación en el sendero sin fin de su
propia depuración. Un proceso que en
este “Después de la música”, se
manifiesta como una situación liminar, el punto donde se cierra una etapa
poética y en el que el poeta nos presenta
todo su bagaje: la vida y el tiempo, la memoria, las pérdidas, los días del amor y del desamor, la soledad,
y sobre todo el silencio, ese componente
esencial de la música que la hace
excelsa y prepara el corazón para el
devenir, como una premonición…
Dice de esta obra su
prologuista Enrique Gracia Trinidad que este libro “… contiene la condición exacta
de las palabras;…” y el propio poeta nos abre el libro diciendo: “He depurado el cielo con palabras/ a base
de desgarros,…”. Desgarro, emoción
transida, tiempo, en la alquimia de
las palabras… ¿se necesita más para que surja el poema…?. ¿Se necesita más para
que como un torrente no nos inunde esa
emoción., cumpliendo así el fin último de toda poesía…? No, todo está contenido en este libro que según
su autor quiere ser “…un homenaje a la
música y una celebración del silencio…”
“Después de la
música”
está estructurado en cinco partes: “El rescate en otras palabras”, “Vías de
escape.”, “Otro infierno puede ser posible”, “Demasiado espacio.” y “Un cielo
cegador” . Comienza la primera parte con los versos
definitorios de su primer poema “Prolegómenos”: “Muy próximos se rozan/ los
hilos del silencio. Es cuanto queda./…” y ubicándose en los labios
salvadores : “…como perdido entre la niebla,/ tal vez, tú me consueles/
ahora que me lees, me pronuncias./…”. “Vías de escape” , es un muestrario
de senderos recorridos, espacios en los que la memoria erige instantes
con su brillo y dolor a cuestas, en cuya remembranza se oculta el proyecto
machadiano de continuar: “Cuando todo es irreparable/ y ya nada
importa/ hay que pensar en seguir el camino./…” , aunque siempre acecha la
incertidumbre : “…No sé si te conducirán a la nostalgia/ este frío poco
dócil/ y la lluvia que vendrá pálida/…” y en las “Playas del sur”,
dirá :”Siento que vuelvo cada vez que miro,/…” aunque haya “…dejado
varado en la orilla mis sueños./…” . En este camino hacia el tiempo surge
la mirada fósil de las fotografías guardadas en cajas de galletas:
“…Estoy herido de tanto mirar fotografías,/…/(Todas las fotos siempre me miran
con nostalgia)./…”. Concluyendo esta segunda parte con el esperanzador
verso: “He llegado al mar y tú existías.” La tercera parte “Otro
infierno puede ser posible” nos muestra la rutina de la cotidianidad y sus
duros golpes: “…Te han golpeado duro./ La espesura del silencio/ te lanza un
gancho.”, concitando al olvido como remedio , “ …aunque no sé si podré
borrar esa constelación sobre tus huellas…”. “Demasiado espacio” es la
latitud de la soledad: “Pierdes los nervios y te vas quedando / solo,
definitivamente solo./…”, ese ámbito en que todo es pérdida y
confusión: “…Me he perdido y de nada me sirven los GPS./ Caigo y caigo en un
gran hueco negro./”. La última parte, “Un cielo cegador” comienza
con el poema de igual nombre: “A ti también te cegó un cielo en claro,/…/ Y,
nuevamente, estuviste ahí/ sumido en una ciénaga callada,/…” y “Hay un
libro que quiere ser lo que tú./ El silencio, los miedos, el dilema…”, como
réplica de tanta angustia o camino definitivo, entre tantos, para el que “Es
hora de partir sin equipaje./…”
Artífice de las
palabras. Sobre ellas construye la materia especular donde verse en la desnudez
de la intimidad en la que con los útiles de los sentimientos, la desazón de la
incertidumbre, la constancia de la pérdida y la servidumbre existencial,
elabora esta certera panoplia de las perennidades de la poesía, con el
cuidado de quien entre sus manos sostiene la fragilidad del mundo, que calla
ensimismado después de tan profunda música.
© F.Basallote
Hiciste pura poesía en esta magnífica reseña.
ResponderEliminar