LA INMARCESIBLE EDAD DEL MAR GOZANTE
Desde que la presencia
inalcanzable del horizonte ofreció al
hombre la ocasión del misterio del mar su magia no cesó de tocar su
incertidumbre y habitar en su corazón y desde sus estratégicas cuevas en las
que el signo dejaba constancia sobre la roca de las incidencias diarias,
llegaron a percibir su infinitud en la sorpresa de los grandes navíos fueran de
Melkart o de Tarsis. .Misterio que cuajó
en el corazón de los poetas. Y si el famoso Conde Olinos: “Madrugaba el conde Olinos,/mañanita de San Juan,/a dar agua a su
caballo/a las orillas del mar.”, nunca pudo compararse en tal fiesta a la dicha de Arnaldos: “¡Quién
hubiera tal ventura/ sobre las aguas del mar/ hubo el infante Arnaldos /la
mañana de San Juan!”,sí es cierto que sus olas fueron sendas de aventureros
y testigos de grandes amores:
Espronceda, por boca de su pirata dirá que “mi única patria, la mar.”
,mientras que Rubén cantará a Margarita Debayle: “Margarita está linda la mar, /y el viento,
/lleva esencia sutil de azahar” y Juan Ramón llegará a decir “ El mar otra vez, el mar/ conmigo…”, es
decir el mar como imprescindible compañero de la humanidad…
El paisaje marino
recobra en la poesía los caracteres de origen y hábitat. Juan Ramón en Amanecer de Agosto, se referirá a ese
mar dócil y encerrado de las marismas: “¡
Marismas que reflejan hasta un fin imposible/el carmín del naciente/ en cauces
medio secos! ”y en Soledad describe un mar libre: “Los
nubarrones tristes/le dan sombras al mar./El agua, férrea/ parece un duro campo
llano…”.El mar de Aleixandre en Sombra
del Paraíso, es un mar auroral, primigenio, así en Casi me amabas describe cómo “
Un fondo marino te rodeaba./Una concha de nácar intacta bajo tu pié, te
ofrece/a tí como la última gota de una espuma marina.”,y en Primavera en la tierra nos enseña “ La gran playa marina, no abanico, no
rosa, no vara de nardo, pero concha de un nácar irisado de ardores…” y en Mar del Paraíso: “Las barcas que a lo
lejos/confundían sus velas con las crujientes alas/de las gaviotas o dejaban
espuma como suspiros leves,…”.
Para Alberti el mar es
algo vivencial e iniciático; en Marinero
en tierra dirá: “Ya está flotando el
cuerpo de la aurora/en la bandeja azul del océano/y la cara del cielo se
colora”, y en Salinero nos enseña cómo
“…ya estarán los esteros/ rezumando azul de mar…”aunque su pasión cromática le hará desear en A la
pintura que “¡ Si un día se
pudiera/en ciertos momentáneos/verdes que alumbra el mar/hundir por la mañanas los pinceles! .Joaquín Romero
Murube, en Las playas de Hércules escribe
:“Montes de sal, pinares sobre el oro
/del roquedal batido por las olas”, dibujando el paisaje luminoso de la
costa gaditana..El esplendor del
mediodía será pintado por Emilio Prados
en su poema Agosto en el mar:“
Arde el sol sobre las playas./Como una navaja abierta,/su verde cuchilla el mar
/tiende brillante en la arena.”
.
En el poemario Acercando orillas, (Fundación Dos
Orillas. Diputación de Cádiz, 2008) Paloma
Fernández Gomá. (Madrid ,1953), ubica como protagonista de su poética el Estrecho, el
agua que separa y que une: “hasta dejar
cuencas de efluvio/ sobre las dos orillas arcanas y en cercanía…”, el agua
que es rito “que yace en silencio en el seno de nuestros días” y “Un
talismán tardío de mirada acuciantes/…/en la añoranza de años excluidos por la
sombra…”. Desde Otra orilla, (Ediciones: Baile del Sol. Tenerife, 2008), Coriolano González (Santa Cruz de Tenerife, 1965) , la orilla inmensa del archipiélago besado por el Atlántico, incide con una poesía de gran plasticidad y colorido en el paisaje de
cuya contemplación emergen sentimientos encontrados: “ Un amanecer azul cuajado de
nubes rosas…// Un mar estival turquesa y tibio...// Un atardecer rojo de
tormenta…// Un mar gris invernal…/” es el
decorado pictórico del poema Cuadros
I, sobre el que el poeta reincide en su
búsqueda a la par que se detiene en el
paisaje, tan íntimamente unido a su existencia: “…Las orillas en calma reflejan la
luz blanca”.
Y ese Atlántico, cuyos latidos suenan en las
piedras milenarias de su Cádiz, está en La Bañera de
Ulises (EH. Editores. Jerez, 2008,) de Mercedes Escolano
(Cádiz, 1964),
en un profundo poema de amor, en el que “El mar late despacio sin rumbo/…/
Flexible, tibio, rumoroso es/ su vientre…/../ Baten sus olas en mis piernas,
frenándose. /Viene hacia mí, animal lascivo y sediento/…/ agua eres y en agua
te disuelves./.../ ¡qué serena el agua en tu cintura! / ../ El mar: melena al
viento suelta, /caderas ondulantes, un cimbrear de muslos,/...piernas atropelladas
que levantan espuma, /una corriente de besos, humedad, saliva./…/ Un crujir de
mástiles y jarcias llega hasta nosotros/ haciendo mas potente el deseo…/…/ y he
sabido que el amor tenía tres vocales/ y que el ruido del mar cabe en tu
lengua…/../”Contundente identificación de los tiempos del amor con
las secuenciales etapas del mar.
Mientras, Blanca
Andréu (La Coruña, 1959), con su libro
Los archivos griegos
(Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2010), entra en el antiguo mar de Grecia,
en los registros de la luz y de la historia : “…y era el mar griego un gran libro de plata escrito en húmedos
hexámetros/…/ Era el mar como otro libro/ de mi memoria…”, y en la
plasticidad de su poesía, como acuarelas en las que el blanco y azul, el verde
agua de turmalina se abre con la riqueza cromática y sensorial:
“ …a qué rosal/ de agua profunda/ a qué
prado/ donde pacen sirenas…”, “Gacela
blanca/ vuelas/ sobre el arco de la ola/
como un inacabable lirio blanco…”
Para quien ha nacido en
Málaga, y además sentir los ecos profundos del Mediterráneo en su corazón junto
al voluble carácter del mar , constante en la periodicidad de sus mareas;
hablar del mar, de su enigmático secreto, sólo es como abrir el corazón. Un poeta de la esencialidad que en la luz realiza su visión poética, en un cierto
parecido juanramoniano en el camino de
la totalidad, y eso es lo que hace Juan Manuel Vázquez Sentí en El libro de la sal, ( Excmo.Ayunt. de Ronda,
2011), un hermoso libro abierto al viento de los recuerdos y las emociones
junto al mar. Combina sabiamente en este delicado poemario el tiempo pasado y
el instante presente, elegía y gozo, memoria
e introspección.. La memoria se
hace a veces doloroso instante: “A mi
padre, / mi viejito encantador,/ se lo llevaron las olas…”, evocación
que en el endecasílabo del soneto se hace más solemne: “ …Exiliado en la ola arrebatada/ lloviste tu palabra marinera/ surcando
una tristeza azul y entera/ con tu quilla de frente atormentada.”, elegía de una vida al borde del mar: “ Pasaron todas las nubes/ y volaron sesenta
veranos/ en una gaviota/ -casi página en blanco-/Seguía ardiendo/ el mar de
siempre…”. El tiempo preciso de la emoción del mar, el instante justo es sabiamente recogido en imágenes luminosas
que parecen querer desterrar cualquier atisbo de tristeza: “Verde bronce del mar; / soledad de las olas/ en las sienes. / Un
arcángel rebelde/ levanta tempestades/ entes sienes…”, y esa figura
angelical vuelve enriquecida en las metáforas: “Ángeles azules /del mar; / caracolas de bruma/ en su oscura melena/
de algas saladas…”. Una constante marea de metáforas inunda el poemario: “Un encaje de agua/ se enlaza / en los
tobillos/ para fijarte/ en la arena…”, “Lecho
inmenso/ del mar. / Sábanas de sal; olas envolventes/ de amor azul…”, “Susurros
hondos/ como caballos/ blancos y / azules/ que caracolean/ larguísimas/ siestas
de faunos…”. Y el tiempo de la
despedida: “¡Qué amargura/ de mar/ tan
cerca/ y tan lejos!”, hecha de esperanza
en La balada del viejo marinero: “Seré el viejo marinero que te espera: /
arrecife o mascarón de proa/ buscando tus huellas/ por las vidrieras del mar, /
donde las estrellas/ se hacen brillantes/ para adornar la cascada de tu pelo…/
Seré el viejo marinero que te espera…”. El tiempo de un mar que en palabras
de Vicente Aleixandre “… canta la
inmarcesible edad del mar gozante”
Andrés Sánchez Robayna
está considerado como uno de los más destacados poetas canarios. En su obra La
sombra y la apariencia, se
manifiesta como poeta de la esencialidad de la luz, realizando su visión poética, en un cierto
parecido juanramoniano. .Dentro de La sombra y la apariencia en su tercera
parte, Sobre una confidencia del mar
griego , habla del mar, los dioses
griegos y la luz mediterránea : “ Los
dioses sonreían en las aguas brillantes./ No mueran esos dioses .Que sonrían, /
en lo eterno, y el mar sea su sonrisa.”-, “ ¿Cuál es el dios, entonces,/ di,/ del salitre en las sienes,/ del
deseo del ser?...”, “ …Mira las islas /
del espino y la higuera/ incendiada, míralas perdurar como una ofrenda al
sol…”. En el centro de un círculo de islas, fue publicado
en 2007, es asimismo una evocación de las islas griegas y de su luz: “ …Donde la oscuridad /te dice,/ palabra,
aun dices luz./Donde / el cuerpo está,/ dices convocación, sol absoluto.”,
“…Delos, fúlgida y leve, la belleza que cifras/ y nos cifra, hace mucho que
viajamos/ hacia ti desde un fondo de oscuridad …”.
Sea esta pequeña muestra
de poesía sobre el mar un reluciente espejo de lo inmutable, de la eterna y
sutil materia de la poesía, apoyada siempre en la belleza y en algunos
elementos fundamentales de su propia constancia, como el mar…
©F.Basallote
Existe un mar para cada marinero. Saludos
ResponderEliminarCada uno se pierde en sus propias olas... Saludos cordiales
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