SOBRE “AURA DE LUZ Y DE AGUA” DE PACO VÉLEZ
Guadalturia. Sevilla, 2014
En esta edición de Guadalturia nos presenta Paco Vélez una deliciosa e
intensa colección de poemas dedicados al agua y a la luz o
mejor dicho al “aura de luz y agua”, aura
que según una de las acepciones más usuales de la Real
Academia de la Lengua es : “. Hálito,
aliento, soplo.”, que, pienso, es la que el poeta ha querido impregnar a
este poemario distinto a otros suyos, dándonos su aliento poético en estos
tiempos difíciles, aunque en algunos pasajes brille en su esplendor su personal
, íntima y característica poética construida sobre poemas cortos,
canciones, soleares y coplillas ,. Dijo Francisco
Vélez en cierta ocasión que : “Mi
poesía está formada por fragmentos y secuencias de lo vivido y sentido dentro
de un espacio de continuidad donde ha ido evolucionando siempre sustentada por
sus principios, la fuente que le dio la vida, el amor y la palabra junto a una
solidaridad sincera…”. Y sin renunciar a sus
parámetros, hay un aspecto formal que introduce una variante digna de tener en
cuenta: su fina ironía sube de matiz y se acerca al escepticismo y en algunos
momentos en el que se delata el cansancio en la lucha, una cierta amargura.
A modo de justificación, en el texto que abre el poemario titulado Manantial que no cesa dice lo siguiente
de este libro:” “Aura de luz y agua” es
una meditación sobre esta civilización cada día más embrutecida por su propia
inconsciencia y codicia. El agua, fuente y razón de ser, nacimiento y vida.
Mitos, leyendas palpitaciones de luces. Su frescor de cada día sufre maltrato y
desatino.”, y aunque no necesita presentación en el poema El ser se define: “¿Mi identidad?, la de un creador/ que en el barro del arroyo nada/
carente de rencores y desatinos/ sin escrúpulo a mancharse el traje/ del diario
vivir callejero. Es el camino,/modelador de versos, sencilla gloria./…”
Nacido a orillas del gran río de Andalucía, Paco Vélez, se
ha ido antes que a ningún sitio a su propio corazón donde ha rebuscado:”Palpo, huelo el húmedo sentir/ nacido bajo
la caricia del agua/ y eternidades con deseos/nadador de sueños entre sus
aguas./…”, en cuyos arcanos la antigua sabiduría de una tierra se
manifiesta con toda claridad en el “Río grande del sur”.: “Aquí el Betis, navegar de mi niñez/ cuanta
añoranza al verlo ahora correr/…” porque
el agua se va y con ella la dicha,
quedando una enorme nostalgia, como a Almotamid. Y esa profunda nostalgia se
hace hermosos poemas: “¡Cómo añora mi memoria la lejana fuente!/
donde mi padre me llevaba caminando/ al paso que desgranaba historias
cotidianas/ de esas que alivian al andar,/…”, antiguas tradiciones que retornan en la
memoria : “ La lluvia deseada que esperan los campos/ y los hombres que labran y siembran./ Sonará
la campana de Santa Ana/ el más viejo heleno de la Roda Arriba/ será por clamor
elegido mensajero/…”;el tiempo de la trilla y el agua apaciguadora: “El
botijo en la era su agua fresca sosiega/ el trillo trillando la parva que vuela…”
o el yantar bajo el olivo : “…chispea
buen rescoldo/se doran mil sardinas./ A migas y ajo huele/ el mosto corre, se
miran/ hombres y mujeres./….” . Volviendo dulcemente en este retorno de la
memoria las palabras de amor: “Siempre
sobre el peso de los días/ flotará la embriaguez de tu sonrisa/ esa mirada de
ondulada ternura,…”porque “ Mientras
alumbra esa luz/ que emana tu azul mirar,/ vivo momentos de calma/…”
Volvemos a encontrar en este libro al poeta andalusí que es Paco
Vélez con sus “Coplillas del camino”: “Siento tu voz y me suena/Como el cántaro en la
fuente, en la fuente de mis venas.” , o en el hondo lirismo de “Cristal y gotas de agua”: “Como una gota de agua/ mi corazón se
desliza/ por el cristal de tu alma./ Y si el cristal se rompiera/ yo te
buscaría en el río/ corriendo por la ribera/…” que a veces se le torna
deseo juvenil en “A ti agua: te debo”:
“ Y quisiera ser capitán de un barquito
velero/ y llevar de timonero con olas de acordeones,/ este amor de azul…”, intentando
siempre en este lirismo ir : “Remando
por la ribera,/ buscando un rinconcito/ donde la copla no muera/….”, como
dice en “Remar por la vida”.
Hay, como hemos dicho, un nuevo parámetro en este poemario,
que sin ser el bucólico
lirismo en la añoranza de su Itálica o aquella elegía al mirlo en su anterior
libro “Poesía Unida” : “El mirlo cada mañana/ y tu sonrisa
del alba/ son las ganas de existir/que aspiro cada mañana….”, llega impregnado de amor a la vida
aunque profundamente dolorido por la acción del hombre, como en “Arroyos de tristeza” : “Arroyos nutridos de inmundicia lloran/
añorando la corriente límpida de antaño.”; o “Ventana al Mediterráneo”: Dejé mi
ventana abierta/ y entró el Mediterráneo/ el de la belleza ajada/ y sus aguas
enturbiadas./…” y sobre todo el intenso y descarnado poema “Esperando el
regreso del mar/En memoria del Mar Aral”:
“La arrugas de su rostro suman los años/ que llevan esperando el regreso
de su mar,/ un mundo triste, desterrado por la demencia del lucro./ Solidarias,
arrugas fieles cuelgan de las quillas/ de barcas, despintados tatuajes de ninfas
junto a las / viejas redes…”
El “Epílogo” es totalmente esclarecedor : “Si Dios fuera justo, decidido, provocaría de nuevo un
bíblico Diluvio Universal …Mas antes de abrir los grifos del cielo a los
torrentes benignos del agua, ordenaría la construcción de una enorme arca que
bien podría bautizar con el nombre de Arca de la Justicia Divina …a fin de
guarecer en ella una selección de los
seres humillados, explotados y ofendidos….” , deseo en el que se manifiesta
esclarecedoramente su afán de justicia social, deseo que se ve afianzado con el
ruego final: “ ¡Oh Dios
todopoderoso no encargues el arca a quienes atesoran Don dinero!”
Un libro en el que Francisco Vélez se nos muestra como es:
un poeta andalusí hasta la médula , a quien los versos se les hacen soleares y
coplas, un poeta profundamente arraigado a su tierra que encuentra en la
memoria el asidero para verse a sí mismo, en el espejo más exacto, en su más
justa medida, y un poeta de profunda raigambre social, que busca en el agua y
la luz la metáfora de este mundo caduco, en su contaminación por la estulticia
humana el símil con la corrupta política, que él, viejo luchador soñó siempre
tan prístina y destellante como el agua de la fuente más pura.
F.Basallote
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