miércoles, 26 de marzo de 2014

RESEÑAS I.- DESPUES DE LA MÚSICA de JESÚS CÁRDENAS.



DESPUES DE LA MÚSICA de JESÚS CÁRDENAS.
CUADERNOS DEL LABERINTO. MADRID, 2014















JESÚS CÁRDENAS SÁNCHEZ (Alcalá de Guadaíra, 1973), es Licenciado en Filología y profesor de  Literatura. Ha colaborado en distintas publicaciones y revistas literarias  y obtenido algunos premios de poesía. Fruto de sus trabajos de investigación ha sido la publicación de  varios libros: “Espacios urbanos americanos en el “Diario de un poeta recién casado”, de Juan Ramón Jiménez,” y “.El concepto de lo popular en Juan Ramón Jiménez. Orígenes de la poesía neopopularista”. Es autor de los  libros de poesía: Algunos arraigos me vienen” (Diputación provincial de Sevilla,2006); La luz de entre los cipreses”, (Ediciones En Huida, 2011) y Mudanzas de lo azul”,(Vitrubio, 2013).  
Ha recibido entre otros, los siguientes premios: Accésit en el V Certamen de Poesía Florencio Quintero (Sevilla),  Premio del  Concurso Internacional de Poesía “Latin Heritage Foundation” 2011 (Washington, EEUU). Primer Premio del XVI Certamen de Poesía “José María de los Santos” (El Viso del Alcor, Sevilla).

De su obra poética anterior destacamos La luz de entre los cipreses”, (Ediciones En Huida, 2011)  un poemario en el que nos manifiesta su versión del mundo con una voz intimista y personal, cargada de ecos de la poesía de siempre: amor, desamor, memoria, tiempo, cotidianidad, incertidumbre y “Mudanzas de lo azul”,(Vitrubio, 2013)  en la que con una voz plena de madurez, un paso certero en su camino poético, profundiza   en los aspectos ya apuntados en su anterior libro, aunque su palabra nos llega plena de bríos nuevos, matices en la profundización de su búsqueda que simbólicamente  en el título  indica la intención del autor, ya que su “mudanza” no es sino una escala en el proceso  personal de su propia identificación poética, de la autentificación en el sendero sin fin de su propia depuración.  Un proceso que en este “Después de la música”, se manifiesta como una situación liminar, el punto donde se cierra una etapa poética  y en el que el poeta nos presenta todo su bagaje: la vida y el tiempo, la memoria, las pérdidas,  los días del amor y del desamor, la soledad, y  sobre todo el silencio, ese componente esencial de la música  que la hace excelsa  y prepara el corazón para el devenir, como una premonición…
Dice de esta obra su prologuista  Enrique Gracia Trinidad  que este libro “… contiene la  condición exacta de las palabras;…” y el propio poeta nos abre el libro diciendo: “He depurado el cielo con palabras/ a base de desgarros,…”.  Desgarro, emoción transida, tiempo, en la alquimia de las palabras… ¿se necesita más para que surja el poema…?. ¿Se necesita más para que como un torrente  no nos inunde esa emoción., cumpliendo así el fin último de toda poesía…?  No, todo está contenido en este libro que según su autor quiere ser “…un homenaje a la música y una celebración del silencio…”

“Después de la música” está estructurado en cinco partes: “El rescate en otras palabras”, “Vías de escape.”, “Otro infierno puede ser posible”, “Demasiado espacio.” y “Un cielo cegador”  . Comienza la primera parte  con los versos definitorios de su primer poema “Prolegómenos”: “Muy próximos se rozan/ los hilos del silencio. Es cuanto queda./…”  y ubicándose en los labios salvadores : “…como perdido entre la niebla,/ tal vez, tú me consueles/ ahora que me lees, me pronuncias./…”. “Vías de escape” , es un muestrario de senderos recorridos, espacios en los que la memoria erige  instantes con su brillo y dolor a cuestas, en cuya remembranza se oculta el proyecto machadiano de continuar:  “Cuando todo es irreparable/ y ya nada importa/ hay que pensar en seguir el camino./…” , aunque siempre acecha la incertidumbre : “…No sé si te conducirán a la nostalgia/ este frío poco dócil/ y la lluvia que vendrá pálida/…” y  en las “Playas del sur”, dirá :”Siento que vuelvo cada vez que miro,/…” aunque haya “…dejado varado en la orilla mis sueños./…” . En este camino hacia el tiempo surge la mirada fósil de las fotografías  guardadas en cajas de galletas: “…Estoy herido de tanto mirar fotografías,/…/(Todas las fotos siempre me miran con nostalgia)./…”. Concluyendo esta segunda parte con el esperanzador verso: “He llegado al mar y tú existías.” La tercera parte “Otro infierno puede ser posible” nos muestra la rutina de la cotidianidad y sus duros golpes: “…Te han golpeado duro./ La espesura del silencio/ te lanza un gancho.”, concitando al olvido como remedio , “ …aunque no sé si podré borrar esa constelación sobre tus huellas…”. “Demasiado espacio” es la latitud de la soledad: “Pierdes los nervios y te vas quedando / solo, definitivamente solo./…”, ese ámbito en que todo es pérdida  y confusión: “…Me he perdido y de nada me sirven los GPS./ Caigo y caigo en un gran hueco negro./”. La última parte, “Un cielo cegador” comienza con el poema de igual nombre: “A ti también te cegó un cielo en claro,/…/ Y, nuevamente, estuviste ahí/ sumido en una ciénaga callada,/…” y “Hay un libro que quiere ser lo que tú./ El silencio, los miedos, el dilema…”, como réplica de tanta angustia o camino definitivo, entre tantos, para el que  “Es hora de partir sin equipaje./…”


Artífice de las palabras. Sobre ellas construye la materia especular donde verse en la desnudez de la intimidad en la que con los útiles de los sentimientos, la desazón de la incertidumbre, la constancia de la pérdida y la servidumbre existencial, elabora  esta certera panoplia de las perennidades de la poesía, con el cuidado de quien entre sus manos sostiene la fragilidad del mundo, que calla ensimismado después de tan profunda música.
© F.Basallote





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