viernes, 28 de febrero de 2014

RESEÑAS I. POETAS ANDALUCES. ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA. "LA TUMBA DEL ARCO IRIS"



LA TUMBA DEL ARCO IRIS DE ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA

TRIFALDI, 2013













ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA (Villanueva del Duque, 1957). Licenciado y Académico de la de Buenas Letras de Córdoba.  Comenzó a escribir muy joven, entre sus poemarios citaremos: “El Valle de los Tristes” (1985), “Códice de la melancolía” (1989), “El rumor de los chopos” (1996), “Los pájaros del frío” (2000), “El vuelo de la bruma” (2005) o “Las voces derrotadas” (2011). Tiene en su haber los principales premios como Nacional San Juan de la Cruz, Rafael Alberti, José Hierro, Ciudad de Badajoz, el Andalucía de la Crítica, el Ciudad de Salamanca o el Ciudad de Córdoba "Ricardo Molina".  En narrativa ha publicado: “La dehesa iluminada” (1990), “La mirada sepia” (1994), “La bóveda de cuarzo” (1996), “Bruma” (1998), “El césped de la luna” (2001), “Los hijos de la mina” (2003), y “El libro de las aguas” (2007), que ha sido adaptado al cine por el director Antonia Giménez-Rico, “La Luz del Verdinal” (2008), y la trilogía sobre la desaparición del mundo rural: “El viento derruido” (2004), “Los años de la niebla”(2005) y “El óxido del cielo” (2009).


En  la obra de Alejandro López Andrada  la   naturaleza, la ecología y los espacios y ambientes rurales próximos a su querida Villanueva del Duque, se manifiestan en todo su esplendor y en toda su pureza, presentando a los lectores la suprema gracia de lo sencillo, la claridad de una luz  que desciende de unos cielos detenidos en el tiempo de su  elemental magia, la emoción del hombre que amasa entre sus manos la arcilla de los días con el esmero y la esperanza  que dan la inocencia.


 De su obra dice Antonio Colinas:“En toda la obra de Alejandro López Andrada, en todos los títulos de sus libros de poesía, de sus novelas, y de sus ensayos, reconocemos la sincera limpieza de su voz y el poder evocador de una poesía que salva al que lo lee. Porque, al fin y al cabo, no podemos exigirle a la Literatura en los tiempos que corren, otra misión que la que nos ofrece con tanta claridad la de López Andrada: rescatar un mundo verdadero y perdido, iluminador, en el que los hombres aún podamos encontrar las palabras, los símbolos que nos salven”  


Y él mismo, dice:“Creo que lo que más mueve a escribir es ese deseo mío de fusión con la Naturaleza y con la sencillez de la vida, con la naturalidad. No obstante, el personaje central de mi poesía es el paso del tiempo y, en consecuencia, las ruinas que éste va dejando en mis ojos y en mi corazón.”


El libro  que tenemos en nuestras manos,  “La tumba del arco iris”, es para el autor:
“Mi mejor poemario, o al menos el que creo más necesario y esencial, es “La tumba del arco iris”, que obtuvo en su día el Premio “San Juan de la Cruz”. Precisamente, ahora se acaba de reeditar… con grabados de Ginés Liébana. Es un libro dedicado a la muerte de mi padre y en ningún otro poemario mío he logrado el lirismo y la intensidad emocional que en éste alcancé.”  De él nos decía que había sido un  libro escrito en situación de trance, escrito en pocos días, poco tiempo después de la muerte de su padre que en este libro “vive y pervive junto a la niñez de mi corazón”. En su prólogo, dice  Raquel Lanseros: “La poesía contenida en “La tumba del arco iris”ha logrado llenar el vacío que existe al final de mi memoria. Hoy, después de tantos años, aupada por la brillante sensibilidad de este cordobés universal, yo también huyo de la orfandad y escapo de la ausencia mientras busco en silencio el nacimiento del arco iris, donde habita la vida.”  


Consta el libro de las siguientes partes: Vestíbulo de la niebla, Estancias del recuerdo, In memoriam y Los ecos del poniente. La primera parte quiere ser la introducción a un mundo en el que la vida se manifiesta, a pesar de la niebla que significa la muerte para el poeta: “…A unos pasos de mí, se alza el umbral/ que habré de traspasar/ para estar vivo./” , la sombra de la muerte permanece: “…Vuelvo a encender la luz:/ sobre el perchero,/ como un sombrero, cuelga / mi memoria. Veo en el corral/ la sombra de mi padre/y un gato triste me habla de la muerte.”, pero hay un consuelo en la esperanza: “…la eternidad / se filtra por las ramas/ de la higuera/ y enhebra un sol de olíbano en mi sangre/…” . En Las estancias del recuerdo,  el dolor recorre los espacios huérfanos de una presencia de la que queda constancia en los jirones de vida del entorno y el poeta , peregrino de la nostalgia, recorre esos ámbitos donde su luz anidó: “.He llegado al dolor , y en él / habito/ como vive el rocío entre las hojas/ del otoño,/…”; “ …Recuerdo la inocencia de la ermita,/ doblada en la colina,/y justo enfrente: la lírica paciencia de las ánimas/ besando los cipreses del amor,/ el hábito morado del otoño,/ la santidad del humo que no vuelve.” Y en el cementerio “ Todo mi ayer viene a hundirse/ en la orfandad/ ocre y humilde  de este camposanto./…”  .In memoriam  es la presencia constante del padre en las cosas, la norias, los barbos plateados, los peces luminosos…, “…Padre, estás tú/ hilando mi nostalgia,/ bordando los momentos que no mueren./”.  La última parte, Los ecos del poniente, es el retorno a los territorios de luz  de los ocasos y al mismo tiempo a la íntima asunción de la soledad: “ …Vuelvo a mi,/ a los escombros de esta soledad/ que crece hacia mi padre,/ hacia la luz de su mirada de humo y muselina.”. Y en medio del paisaje que tanto significa para el poeta : “…brota el arco iris:/ entre las malvasías/ y el misterio/ de las nubes rasgadas por el aire./   Desde el pueblo he venido/ a contemplar/ la muerte luminosa de los trigos./ …” , Para culminar diciendo:  “…Estoy herido,/ y toco en la humildad/ de la lluvia/ el amor de los que un día/ se alejaron de mí serenamente,/ como cometas/ grises de la infancia, deshaciéndose en la luz del arco iris.”


De tan hermoso libro nos queda no solo el regusto de la poesía bien hecha, sino el placer de sentir bullir la vida en medio del campo, la música de los arroyos, la plata de los peces y esa disolución con el mundo que es mucho más que la de cualquier sugerido “beatus ille”, porque no es ni remotamente un retiro ni un remanso de paz encontrada, es la vida intensamente sentida al compás de la respiración de la Naturaleza, al ritmo de las estaciones y de los días y de su elemental magia.

© F.Basallote

2 comentarios:

  1. He disfrutado estos versos del poeta y la crítica excelente de otro gran poeta. Saludos

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    1. Muchas gracias. La verdad es que es el mejor libro de un gran poeta andaluz.Saludos.

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