EN MANOS DE MORFEO.
ALEJANDRO PEREZ GUILLÉN
RENACIMIENTO. SEVILLA, 2014.
ALEJANDRO PÉREZ GUILLÉN (Benalup-Casas Viejas, 1973), es Licenciado en Filología
Hispánica . Ha publicado los poemarios:
:Entrevista con la
palabra (Ayuntamiento de Benalup, 1997), Sueños de hadas sin hada madrina
(Salobreña, Granada, Alhulia, 2003) Monedas
de papel (Cádiz, Diputación, 2006) y Matar a Narciso (Alfar.
Sevilla, 2012) . También el libro de relatos La otra realidad, (Aladena, 2009). Ha escrito en revistas de
carácter cultural, como columnista y crítico literario y es un excelente
dinamizador y difusor cultural, con numerosos recitales y lecturas poéticas en
la zona de la Janda.
Si en Matar a Narciso, Alejandro Perez Guillén
en su camino de superación poética
consigue eliminar las reminiscencias del mito de la liviandad, volviendo
la vista al mundo abierto de lo cotidiano, como una especie de descubrimiento
en la otredad, el sentido verdadero y trascendente de su poética, en este En manos de Orfeo, como si quisiera cerrar una etapa de su
poética con este libro que según Pedro Sevilla en su hermoso prólogo es: “instrumento reflexivo donde un hombre narra
su ineludible periplo: el paraíso perdido, el amor siempre en vilo y la certeza
azul del mar, que es el morir.”
En esa narración, en la que describe sus incidencias vitales
tamizadas por el cedazo de tiempo y la
memoria, dirá :” He visto cara a cara/
mil fantasmas de niebla/…” y en la búsqueda de su paraíso perdido “No
encuentro entre la niebla del pasado/ un pequeño tren de madera/ con el sol
descompuesto de la infancia, /…”’ , pero que cuando aparece: “…me viene de súbito la ternura/ de mi
infancia acostada en el olvido./…” .
La presencia del entorno de otro tiempo
trae una hondura sentimental: “Hoy
os convoco, retamas de mi infancia./…/ ¿Habéis agitado en el interior / del
bosque las alas de la memoria?”. Y el viento de esa memoria trae nuevos celajes de sombra: “Me sentaba entristecido en el patio/ de
palmeras para llenar de versos/ la memoria inocente de unos tiempos…”, mas
en la constancia de esta sombra, esfinge muda, se hará la pregunta: “¿Qué abismo bajo el puente/ esconden tus silencios?”, pregunta a
la que con lucidez se responderá: “Me
duelen los silencios de tus huellas, /& el amor que se queda/ en el interminable/
pasillo del recuerdo….” Y “Antes
de que amanezca/ quisiera retener en la retina/ cómo mi vida descansa en tus
ojos/ y de enfrente me miras un instante./…” para concluir que “Quizás
la muerte/ tan sólo sea/ la tierna mano de la brisa/deshaciendo la soledad./…”
Un libro que encierra
una concepción vital, la agriculce ambrosia de la vida con sus gozos y sus sombras en esclarecedora
expresión de cuanto fue, memoria lustral que limpia de oscuridades un tiempo,
en preparación de un nuevo periplo que se adivina, lleno de madurez y de
luminosos horizontes.
F.Basallote
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