Ricardo Hernández Bravo. Los posos de la sed.
Ed. Baile del sol.Tenerife, 2014.
Ricardo Hernández Bravo (El Paso (La Palma),1966). Licenciado en Filología Hispánica , ejerce la docencia en su
localidad. Ese mismo año resulta premiado con un Accésit de Narrativa en los
Premios de Creación Literaria de su Facultad y obtiene el Premio Félix
Francisco Casanova en las modalidades de poesía y narrativa, al que se suman el
año siguiente los de Creación Literaria de la Facultad de Filología (poesía y
narrativa) y Tomás de Iriarte (cuentos).
Sus primeras colaboraciones literarias aparecen en las revistas Azul
(Santa Cruz de La Palma, 1991 y 1992), Escuela de Noche (Madrid, 1994) y
La fábrica (Santa Cruz de La Palma, 1995).
En 1996 aparece su primer poemario, El ojo entornado, publicado en
la colección “Ministerio del Aire” de Ediciones La Palma, y la plaquette
El día sin ti, en edición personal numerada y firmada. Ese mismo año
obtiene el Premio Julio Tovar de poesía por su libro En el idioma de los
delfines (Ediciones Nuestro Arte, Santa Cruz de Tenerife, 1997).
En 1997, Ediciones La Palma recoge en el libro Siete cuentos todos
sus relatos premiados en diferentes certámenes.
Su primera antología, El aire del origen, poemas 1990-2002
(Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2003) forma parte de la colección “Más que
el mar”, dirigida por Coriolano González Montañez, que recoge en doce volúmenes
la obra de otros tantos poetas canarios de su generación.
Fruto de un doble proyecto de diálogo entre pintura y poesía es La tierra
desigual (Ediciones Turquesa, Tenerife, 2005), un poemario que incluye
ilustraciones del pintor tinerfeño Hugo Pitti. Esta propuesta culmina en
octubre de 2008 con la publicación de su libro Alas de metal con dibujos
de la pintora palmera Graciela Janet Hernández Rodríguez (Tenerife, Ediciones
Baile del Sol-Cabildo Insular de La Palma, 2008).
Premiado con un Accésit de Narrativa en los Premios de Creación Literaria
de su Facultad y obtiene el Premio Félix Francisco Casanova en las modalidades
de poesía y narrativa, al que se suman el año siguiente los de Creación
Literaria de la Facultad de Filología (poesía y narrativa) y Tomás de Iriarte
(cuentos).
En 2012 resulta ganador del IX Concurso de
Microrrelatos de Arona, Tenerife. En su obra destacan, los siguientes poemarios:El ojo entornado, 1996.El día sin ti, 1996.En el idioma de los delfines,
1997.El aire del origen, 2003.Los posos de la sed, 2014. En
colaboración con pintores:La tierra desigual, 2005.Alas de metal,
2008.
Figura en las siguientes antologías poéticas: De Canarias a Marsella,
edición bilingüe (español-francés) de los Cuadernos del Ateneo de La Laguna
y la revista Autre Sud de Marsella (2002); Poetas canarios en Buenos
Aires (Ediciones La Máquina del Tiempo, Buenos Aires, 2009); Poesía
canaria actual (A partir de 1980) (Ediciones Idea, 2010); Poetas
de una sola isla. El grupo de La Palma (1990-2011) (Ediciones Aguere-Idea,
2012). Selecciones de sus poemas y cuentos han aparecido asimismo en
suplementos de periódicos insulares (Ítaca, El vuelo de Ícaro, Borrador)
y en revistas literarias de Canarias y la Península (Azul, La fábrica,
Perenquén, Cuadernos del Ateneo, Ruido, Escuela de
Noche, Casatomada, Paralelo Sur, El rapto de Europa, Ágora).
Ha sido incluido en una antología de poetas canarios publicada en la revista
digital Círculo de poesía de Méjico.
De su poesía dice Antonio Jiménez
Paz:“Si se hiciera un recuento de la poesía de Ricardo Hernández
Bravo, pronto llamaría la atención que no hay verso sin adjetivaciones y
sugerencias pictóricas, todos envueltos en un aire diáfano y cristalino, además
de íntimamente relacionados con la elección de palabras precisas y en nada
suntuosas, como si buscara una forma de decir y de demostrar que todas las
cosas, sea por encima o sea por debajo de las apariencias, son la misma cosa, y
que sólo a través de la realidad, en la que se reflejan o, pudiera ser, se
conjuntan, nos es posible alcanzarlas. Tal orientalismo al que Ricardo
Hernández Bravo se inclina, escriturísticamente hablando -puesto que nunca ha
ejercido de poeta verborréico, y también por la alta carga simbólica que
despliegan sus parcas palabras y muy pacientemente elegidas-, ha encontrado una
vez más dónde y cómo zambullirse, no quedándole más remedio que reincidir,
apostar de nuevo, porque se siente cómodo, porque el color y la configuración
no estorban a su decir.”
En cuanto a su última
obra “Los posos de la sed”, en ella prevalece lo que ya
podemos definir como su estilo, especialmente su plasticidad y presencia
pictórica, con la esclarecedora ambientación de la luz: “En la fascinación /la tersura absoluta, el enrase del ojo/ diezmado por
la luz.” O “ Luz/ en la alta
crestería…”. También destaca la ansiedad,
esa sed que nomina al poemario: “
Sobrenado/ el rebalse de mis vidas a cuestas,/ el agua malograda por la sed.”, con
una sensación palpable de la pérdida: “De
mi descarte hago querencia,/ de cada pérdida misterio.” Y la exacerbación
de la sed: “La del crío es mi sed, la que
agita los posos…”. Todo ello en
un contexto en el que en un excelente tratamiento formal con poemas cortos,
cuya brevedad incide en el hermetismo con que se rodea creando un ambiente
musical callado, perfectamente rítmico que ceñido a su sintetismo profundiza en
el meollo del poema.
Destacar asimismo el
interesante aporte de un vocabulario fluyente, con aires atlánticos e
innovadores que enriquece el texto con un aporte rico y original, cumpliendo
así la función creadora del lenguaje: palabras como deslengüe, beberaje,
pícora, ensalivo, enriquecen los poemas creando una atmósfera nueva, joven y
abierta a los confines de su música y de su contexto infinito.
F.Basallote
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